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"La representación en la aldea local" | |||
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Desde el 10 de diciembre de 1983, el Concejo Deliberante de La Plata mantuvo una práctica ininterrumpida de sesiones semanales. Ninguna de sus distintas conformaciones polÃticas intentó modificarla. Hasta el 19 de septiembre de 2018, dÃa en que 22 de los 24 concejales que lo conforman decidieron que las sesiones pasen a ser quincenales. Sólo dos concejalas se opusieron: Florencia Rollié (Cambiemos) y Victoria Tolosa Paz (Unidad Ciudadana). Y es esta decisión polÃtica de la gran mayorÃa de los legisladores platenses una buena "excusa" para analizar su funcionamiento. TeorÃas En el Concejo Deliberante, como en cualquier ámbito legislativo nacional o provincial, existen comisiones temáticas de trabajo, todas ellas conducidas por el oficialismo, por el simple hecho de ser mayorÃa (por número propio o por alianzas "tácticas"), más allá de quién ocupe la presidencia de cada una. Este trabajo en comisión es, o deberÃa ser, el más importante del parlamento municipal, porque es en cada comisión temática donde los concejales se reúnen a discutir los problemas, a plantear propuestas normativas y a tomar decisiones polÃticas que tiendan a resolver los primeros y a materializar las segundas. Se debe decir también que la tarea no sólo incumbe a concejales, dado que las reuniones de comisión son públicas, lo que significa que cualquiera del pueblo puede asistir a ellas y hacerse oÃr, sobre todo cuando está afectado por la problemática que se pone sobre la mesa o cuando es protagonista de una propuesta normativa. Claro que esto ocurre muy poco, casi nada, y no por una desafección colectiva por la cosa pública, sino por una histórica "escasez de energÃa" en la convocatoria. Asà las cosas, la sesión del Concejo Deliberante vendrÃa a ser, simplemente, el punto final, el "broche polÃtico", de este trabajo, que, si es potente, necesita una periodicidad semanal. Pero como no lo es, resulta lógica su flexibilización. Y si estamos diciendo que ese trabajo no es potente, debemos explicar por qué. Prácticas Cada expediente ingresa formalmente por mesa de entradas y desde allà es derivado a la comisión pertinente. Se debe decir también que cualquiera del pueblo puede presentar anteproyectos por esta vÃa y que, aunque aquella "escasez de energÃa" también es fácilmente comprobable, esta práctica es bastante utilizada. Una vez ingresado a comisión, la práctica de los nuevos tiempos, por aquella conducción mayoritaria que apuntamos lÃneas arriba, ha establecido que cada expediente sea remitido al área pertinente del Departamento Ejecutivo, a la manera de un pedido de informes, para que se la analice y se responda su factibilidad o para que se diga si esa problemática ya está siendo abordada. Lo que sucede, en casi todos los casos, es que esos pedidos de informes casi nunca son respondidos y las respuestas que llegan tardan meses. Cierto es que hay concejales que plantean sus quejas por este procedimiento e intentan un cambio, pero son minorÃa. La mayorÃa oficialista y sus "aliados tácticos" han aceptado convertir al Concejo Deliberante en una ventanilla de propuestas y reclamos del Departamento Ejecutivo, que, por supuesto, sólo atiende lo que le conviene atender. Sueños SerÃa mucho más expeditivo que los concejales hicieran el trabajo para el que fueron elegidos por el pueblo, esto es, legislar lo que crean conveniente legislar y controlar lo que crean conveniente controlar. Y para ello, cada expediente deberÃa ser abordado en comisión para darle su cauce "natural": el debate, primero, y su remisión a la sesión del cuerpo, luego, para que se vote. Después de todo, el reclamo que no sea pertinente (una Resolución, por ejemplo) será archivado por el Ejecutivo, que, a su vez, tendrá que explicar el por qué del archivo. Y la propuesta que no se acomode polÃticamente a las necesidades y expectativas de la intendencia (una Ordenanza, por ejemplo), simplemente no se activará. Se ganarÃa de este modo en agilidad y transparencia, que es lo que discursivamente propone el gobierno municipal. Esta descripción práctica es una de las derivaciones del concepto teórico de representación polÃtica que venimos sosteniendo desde hace mucho tiempo: la representación polÃtica se comprende hoy, mayoritariamente, como un sistema de principios y prácticas de designación de autoridades ejecutivas y legislativas, como una delegación del poder y la responsabilidad del pueblo en unos cuantos actores (ver nuestro artÃculo "Nadie está pensando en la inclusión polÃtica"). Y toda delegación de poder en unos cuantos representantes lleva inevitablemente a la creación de una élite que lo ejerce frente a la mayorÃa de los ciudadanos: el representante (incluso, si es honesto) se apropia de las necesidades y expectativas del representado y en esa apropiación decide qué hacer con ellas, cómo y cuándo (ver nuestro artÃculo "Socializar la PolÃtica"). (*) Carlos Sortino exclusivo para Cadena BA. 15/10/2018 Periodista, ex docente de la UNLP. Referente de la Agrupación Municipal Compromiso y Participación (COMPA): https://www.facebook.com/COMPALaPlata/
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