Hace un año, la vicepresidenta Kamala Harris, la elegida por Joe Biden para pelear por la presidencia en noviembre, visitó la disquería HR Records, en Washington DC, y cuando salía algunas personas le preguntaron que había comprado y ella exhibió tres vinilos que sintetizan sus gustos musicales.

Apenas unas horas antes, Charvis Campbell había recibido una llamada de alguien diciendo que un alto miembro del personal de Harris podría aparecer y que, por razones de seguridad, no podía decírselo a nadie. Poco después, el Servicio Secreto apareció e hizo un barrido del edificio. Luego, mientras los clientes exploraban la extensa colección de vinilos de R&B, soul y jazz de Campbell, apareció la vicepresidenta y se puso a revisar las bateas.

Harris se llevó algunas selecciones de jazz: Let My Children Hear Music de Charles Mingus; Everybody Loves the Sunshine de Roy Ayers, que Harris calificó como “uno de sus álbumes favoritos de todos los tiempos”; y el disco de 1959 de Ella Fitzgerald y Louis Armstrong, Porgy & Bess, que incluía clásicos como Summertime.