La bajante
extraordinaria del rÃo Paraná se extenderá durante los próximos meses al no avizorarse una
normalización de las lluvias sobre su
cuenca, por lo que las complicaciones logÃsticas para la exportación de granos
y la afectación de las actividades agropecuarias ligadas al rÃo continuarán
hasta avanzado el invierno.
Según un informe del Instituto
Nacional del Agua (INA) respecto a la
bajante del Paraná, "la perspectiva al 31 de mayo de 2022
no permite esperar un rápido retorno a la normalidad, con probabilidad de
extenderse durante todo el otoño".
"Los niveles en el rÃo Paraná en territorio
argentino, incluyendo el Delta, se mantendrán en aguas bajas
durante el trimestre de interés (marzo, abril y mayo), con eventuales recuperaciones de corto plazo,
pero en continuidad con el escenario iniciado en marzo de 2020", acotó el
INA.
Para mensurar la magnitud de la bajante, solo
basta con observar la altura medida por la Prefectura Naval
Argentina (PNA) en los puertos de Rosario:
los registros al 1° de abril mostraban una altura de 0,89 metros, mientras el promedio histórico para dicho mes es de
3,61 metros.
Incluso se verificó un agravamiento en la
situación respecto al año pasado, ya que el 1° de abril de 2021, con la bajante
extraordinaria en pleno desarrollo, la altura era de 1,86 metros en la ciudad
santafesina.
En diálogo con Télam, el director
del Centro de Investigación de Recursos Naturales del Instituto Nacional de
TecnologÃa Agropecuaria (INTA), Pablo Mercuri,
consideró imposible disociar la sequÃa persistente que atraviesa el litoral y
noreste argentino, el sur de Brasil y Paraguay con la bajante extraordinaria
del Paraná.
"Todo lo que ocurrió con la sequia
histórica en Chaco, Corrientes y Formosa, por ejemplo, está en relación directa
con lo que le sucede al Paraná", ya que estas regiones integran parte de
la cuenca del rÃo.
Mercuri detalló que "la sequia está
ocurriendo en los diferentes territorios de la cuenca. Hay cinco estados de
Brasil que llevan más de dos años de emergencia por sequÃa, mientras que
Paraguay también tuvo una sequÃa extrema. Todas esas lluvias en territorio
escurren por arroyos y riachos hacia el Paraná y como la situación de falta de
precipitaciones todavÃa no se revirtió en esos territorios, tampoco sucedió con
la situación del rÃo".
La acción de La Niña
A pesar del tiempo transcurrido no se prevé una
mejora de la situación en el corto plazo, ya que "por el
momento el efecto del evento La Niña continúa vigente, generando en toda la
cuenca menores precipitaciones a las normales", por lo que "esto hace que no se prevea una recuperación en el
caudal", indicó el especialista.
Los bajos niveles del rÃo tienen dos impactos en
lo económico. En lo que se refiere al agro: en primer lugar, en las actividades
agropecuarias que están directamente ligadas y dependen del caudal del rÃo, y
por el otro, los inconvenientes logÃsticos que generan a la exportación de
productos a través de la hidrovÃa, en especial de granos y derivados.
En el primer punto, Mercuri señaló que "la
sequÃa afecto a todas las actividades de la región", pero que la bajante del Paraná en particular
"profundizo en muchas zonas el nivel de las napas asociadas",
afectando, por ejemplo, a la producción de arroz, que parte de
su irrigación se hace a través de la toma de agua a profundidad, mientras que el 10% o 15% de las arroceras lo
hacen del propio Paraná.
Otras de las actividades que se vio condicionada
fue la ganaderÃa de islas por
la falta de pasturas, la pesca tanto artesanal como comercial, producciones
regionales en la zona del Delta y, hasta inclusive, la producción de frutillas,
entre tantas otras.
Por el lado de la logÃstica, la baja en el
caudal fluvial lleva a que se generen severas complicaciones y
mayores costos en las exportaciones del sector agropecuario, en especial del
granario, ya que por la hidrovÃa se despacha el 80% de la producción nacional.
"Nos preocupa mucho la bajante, que ahora
esta dando señales de profundizarse en los próximos meses", indicó a Télam
el presidente de la Cámara de la Industria Aceitera y del Centro de
Exportadores de Cereales (Ciara-CEC), Gustavo IdÃgoras.
IdÃgoras subrayó que "esa profundización
tiene impactos importantes en el ritmo de la logÃstica y en los costos
incrementales, que van desde el tipo de barcos que pueden ingresar al Paraná al
aumento de costos para contratar esos buques, porque al ser los únicos son más
caros".
Hace ya varios meses que los
navÃos de carga que ingresan a los puertos rosarinos, por citar un ejemplo, o
son más pequeños a los habituales o, se cargan con un menor volumen por cuestiones de calado.
"Estamos en un promedio de carga 30% menor
a lo normal y eso genera necesidad de envÃos a los puertos de BahÃa Blanca y
Quequén, con más de 800 kilómetros de logÃstica terrestre cuyo costo tiene que
soportar el exportador. O también está la posibilidad de la pérdida directa de
exportaciones, ya que se terminan haciendo en Brasil", explicó.
A esto hay que sumarle una mayor estadÃa de los
barcos en los puertos, ya que su egreso e ingreso de las terminales lleva más
tiempo.
Por último, IdÃgoras marcó que al sector le
"preocupa mucho la precariedad que tiene hoy el dragado y balizado de la
hidrovÃa, porque si bien la Administración General de Puertos (AGP) está
haciendo los mayores esfuerzo técnicos, no le están dando las autorizaciones
polÃticas para seguir avanzando en las licitaciones, por lo menos en las
cortas". (Télam)
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