"Las y los
miembros de la Comisión Ejecutiva de la Red Interuniversitaria de Derechos
Humanos del CIN, compartimos con la comunidad universitaria y la sociedad la
reflexión que nos suscita la pandemia del coronavirus, preocupado/as
por el impacto socio-sanitario, en el mundo, en nuestro país y la región.
Argentina, comparte con la región latinoamericana la condición
estructural de la desigualdad social, lo que afecta sistemáticamente la
dignidad de sectores mayoritarios de población en la región. Entendemos que
ello debe llamarnos a encontrar estrategias de acción conjunta que, de manera
prioritaria, cuiden la salud y la integridad física de esas mayorías.
La crisis que estamos padeciendo debe significar una oportunidad para
de-construir lógicas que naturalizan la
marginación y la exclusión, y avanzar definitivamente hacia sociedades más
igualitarias, inclusivas y de mejor vigencia de los derechos económicos,
sociales, culturales y ambientales, modificando procesos de acumulación
de capitales concentrados en pocos, los que reducen la economía a especulación
financiera.
Ningún valor está por encima de la vida humana, cabe recordarlo. Así lo
establecen los sistemas de protección de derecho internacional a partir de la
segunda guerra mundial.
Es en el horizonte de comprensión que enfatiza el carácter interdependiente de
los derechos humanos donde se desnuda la fragilidad de los enfoques
tradicionales de derechos. Los que garantizan la propiedad de individuos
con capacidad de acceso al mercado de consumo, y le aseguran en
exclusividad el pertenecer al sistema de derechos. Precisamente, son los
estados los que deben promover políticas preventivas que pongan en el foco
principal de su acción el salvaguardar la vida humana, trascendiendo la falsa
dicotomía salud o economía.
Es así que, la pandemia que nos interpela como sociedad, nos exige a la
comunidad universitaria en particular, fortalecer el esfuerzo solidario que
realizamos junto a otras y otros actores sociales y estatales, para poder
mitigar los efectos de esta crisis.
En las Universidades públicas venimos desplegando estrategias y propuestas en
esta dirección, procurando potenciar las respuestas gubernamentales y
particularmente de las autoridades sanitarias, en pos de cuidar -de manera
prioritaria- la salud y la integridad física de las mayorías de nuestro pueblo.
Recurrimos a los saberes aprendidos, a lo heredado, sedimentado y los que
construimos demandados por este contexto. Es así que nos abrimos a pensar,
imaginar, crear y producir, ensayar en modos otros. Explicarnos la naturaleza
de lo que ocurre.
Lo que hoy afecta a millones de personas encuentra en algunas políticas
públicas implementadas por el estado nacional medidas de prevención sanitaria;
en particular cuando afecta a grupos en situación de especial vulnerabilidad.
En simultáneo, las sociedades se ven interpeladas a repensar los modos de ser y
estar durante este período de aislamiento preventivo obligatorio acerca de
aquellas problemáticas que aún esperan respuestas integrales, por violencias especialmente
por razones de género y etnias, por políticas carcelarias, sistema
donde se desnudan problemas que se arrastran en el tiempo, que abarcan por
igual a todo el sistema jurídico-penal. La privación de libertad sin contar con
sentencia firme se ha impuesto como un hábito naturalizado que afecta a más del
60% de la población carcelaria. Encarar una solución de fondo pide una política
comprometida, producto de un debate serio y responsable. Hoy en una
situación de aislamiento social, ese sistema que pone en riesgo de vida a
toda la población carcelaria resulta insostenible.
Las universidades ofrecen propuestas educativas de inclusión para el sistema
penitenciario, con que abrir puertas a otros mundos vivibles a sectores
sociales sometidos por un sistema judicial que selecciona el perfil y el color
de quien termina en las instituciones de encierro.
Nuestra atención está puesta en ponderar el impacto desigual que esta pandemia
tiene sobre los sectores más vulnerables, y en señalar aquellas medidas de
cuidado que profundizan las desigualdades.
Por ello la necesidad de multiplicar esfuerzos en atender la situación
alimentaria y sanitaria de los barrios populares de Argentina, de la población
carcelaria hacinada, de las personas internadas por motivos de salud mental,
así como de las personas en situación de calle, de la situación de vida de
niños/niñas/adolescentes en riesgo, de las personas en situación de violencia
y de control cercano al accionar de las fuerzas policiales.
La universidad pública, está dando respuesta a las demandas sociales y
políticas desde su capacidad técnico-científica hasta edilicia: son numerosas
las universidades que han puesto sus infraestructuras al servicio social de sus
comunidades de referencia. Aporta su capacidad científica, tecnológica,
educativa, e informativa.
Resulta prioritario en esta etapa de aislamiento, velar porque el derecho a la
comunicación se garantice con información confiable, responsable, que permita
construir en el conjunto de los ciudadanos y ciudadanas conciencia y buen
sentido respecto del presente de cuidado y el futuro. Haciendo frente a
contenidos de maliciosa intención que exacerban el individualismo.
Y sostener el derecho a la educación. La universidad, quien garantiza la
continuidad pedagógica a través de los entornos virtuales, las bibliotecas
digitales, sosteniendo lazos pedagógicos y culturales y nuevas formas de
comunicación entre docentes-estudiantes, está comprometida a poner atención
en revisar los mecanismos de exclusión que en esta situación emerjan.
Consideramos que en el centro de la relación entre el covid19 y universidad se
encuentra la observación, el ejercicio y la apuesta por derechos humanos
integrales.
La vida humana tiene centralidad en la perspectiva de los derechos humanos y
buen vivir que piensa en transitar este presente construyéndolo democrático."
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