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24-12-2019 | Entrevista | |||
Alejandro Villar, diserta acerca de la historia, del presente y todo lo que estar por venir la Universidad de Quilmes | |||
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De manera reciente, la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) celebró su cumpleaños número 30. Alejandro Villar, su actual rector, ha estado presente en 27 de ellos, con lo cual, si algún dÃa fuera necesario, con total justicia, podrÃa ser escogido como el mejor biógrafo. Cuando ingresó, la UNQ era solo una promesa, un potencial, una ilusión a conquistar. Hoy, con tres décadas en la espalda, a pesar de su juventud hace gala de su madurez y de sus horizontes claros. Será la experiencia que convierte a este escenario en un lugar habitable. Una segunda casa, un sitio con una comunidad que desborda de ganas. Ganas de transformar una realidad compleja con la mejor herramienta disponible: el conocimiento. En esta entrevista, reflexiona sobre el pasado y el presente de una institución que en los próximos años profundizará "su espÃritu dinámico e innovador".
-Usted ingresó a la UNQ en 1992, ¿qué encontró en ese momento? -HabÃa un puñado de estudiantes y un grupo de
profesores que le daban vida a un nuevo proyecto educativo en Quilmes. Ya se
habÃan empezado a reciclar algunos galpones para dictar clases. En ese momento,
la UNQ era tan solo una promesa. -Una promesa que luego se cumplió… -Por supuesto. Afortunadamente, me tocó ver
este crecimiento de cerca y puedo asegurar que fue una experiencia riquÃsima,
tanto en lo académico como en la gestión. La UNQ creció no solo en lo edilicio
sino que también se fueron consolidando sus matrices básicas: la investigación,
la polÃtica de becas, la innovación, la universidad virtual y la educación a
distancia. Se veÃa un desarrollo sostenido donde lo más importante que tenÃa -y
tiene- era la posibilidad de que aquellos que tienen ideas y proyectos los
pueden llevar adelante. -Qué interesante, no todas las instituciones brindan esta posibilidad. ¿Qué otras caracterÃsticas nos distinguen? -Pienso que un rasgo a subrayar es nuestra
preocupación constante por la calidad y la inclusión. La relación profesor-alumno
que procuramos generar representa una de las definiciones más relevantes del
tipo de Universidad que queremos. El tamaño de las aulas habla de eso: la más
grande alberga 70 personas, pero el resto tiene una capacidad máxima de 50.
Este dato muestra nuestro interés en fomentar un proyecto educativo con
proximidad. La lógica de "área" en lugar de "cátedra" es uno de los elementos
que nos distinguen. Otra caracterÃstica se vincula con la polÃtica de
investigación, el financiamiento de programas y proyectos. El área ha tenido un
crecimiento sostenido hasta avanzar con la creación de centros e institutos.
Con respecto a la innovación, promovemos proyectos disruptivos como la
educación virtual (donde hemos sido pioneros), la Planta de Alimentos Sociales y
la Editorial UNQ, que ocupa un lugar importante en el espacio del debate
académico y polÃtico nacional e internacional. También hemos tenido una
polÃtica de becas consistente para que nuestros estudiantes puedan realizar y
finalizar sus estudios. -¿Qué hay de la extensión? Si algo nos diferencia es el anclaje territorial… -Los proyectos y programas de extensión
generaron un vÃnculo muy aceitado entre la Universidad y sus alrededores. Es
una institución que se imbrica con los actores de su territorio; de hecho,
programas como "Cronistas barriales", por ejemplo, han ayudado a visibilizar
una perspectiva distinta, fresca, renovada respecto de voces en el pasado
silenciadas. Hoy podemos estar orgullosos de habernos convertido en un actor de
referencia para el desarrollo local. -¿Cuál cree que fue el desafÃo principal de su gestión? -Sin dudas, sostener los elementos centrales
de la Universidad en un contexto tan hostil como el que hemos tenido durante
los primeros tres años de nuestro mandato. Nuestra preocupación era conservar
lo que tenÃamos y seguir creciendo en algunos aspectos. Aunque tuvimos una
situación presupuestaria muy compleja, la enfrentamos trabajando en conjunto
con todos los actores. Trabajamos conscientemente con la meta de que la UNQ siguiera
trabajando y produciendo con menos recursos. Hemos logrado que la crisis brutal
impuesta por el gobierno de Mauricio Macri a la sociedad argentina haya estado
un poco atemperada aquÃ. -¿Y las cuentas pendientes? -Hay nuevos desafÃos relacionados con la
irrupción del mundo digital. Uno de ellos es la integración de la educación
virtual con la modalidad presencial en un modelo más hÃbrido y bimodal, con el
propósito de ofrecer mayores opciones a los estudiantes para que finalicen sus
estudios. Otro es la necesidad de incorporar el mundo digital dentro de los
procesos de gestión y comunicación de la Universidad. Esto significa no solo un
cambio de herramientas sino también de cultura del trabajo. También
concentraremos los esfuerzos en profundizar los vÃnculos con el sector
empresarial de la región para fortalecer nuestra polÃtica de vinculación
tecnológica y de desarrollo de nuevos emprendimientos relacionados con la
producción de conocimientos. Estamos convencidos de que la función que tiene la
Universidad junto al sistema cientÃfico-tecnológico es proveer investigadores y
profesionales adecuados a un mundo basado en el conocimiento. Y estamos
convencidos de que hay proveemos un escenario amable para trabajar en esta
lÃnea. -Por último, ya conversamos sobre el pasado y el presente, aunque resta lo más importante: el futuro. La UNQ cumplió 30 años, ¿qué realidad le gustarÃa narrar si tuviéramos esta charla en 2049? -Es cierto, me gustarÃa que la UNQ conservara su espÃritu dinámico e innovador. Tiene una personalidad que es reconocida entre sus pares universitarios y eso, seguramente, se profundizará. Será una Universidad gobernada por sus propios graduados y se convertirá en una referencia en el ámbito de la educación superior. Tenemos la mirada puesta en ese horizonte, seguro lo lograremos. |