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10-07-2019 | Los resultados del Segundo Censo Popular de Personas en Situación de Calle | |||
La PolicÃa impidió armar una carpa para personas que viven en la calle | |||
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El II Censo Popular de Personas en Situación de Calle arrojó que 7.251 personas viven en la vÃa pública de la Ciudad. El 9 de julio, desde el mediodÃa, varias filas de mesas estaban colmadas de mujeres y hombres jóvenes, niños y niñas, ancianos y ancianas, y familias enteras. Todos comÃan. Un paisaje patrio, con una carpa azul en construcción y banderas de organizaciones sociales como fondo que terminó con represión policial.
La Confederación de Trabajadores de la EconomÃa Popular (CTEP), el Frente Popular DarÃo Santillán, La Dignidad, el Frente Social Peronista y el Movimiento de Trabajadores Excluidos eran las agrupaciones que se destacaban con sus banderas al viento. El Obelisco de fondo y dos hileras de policÃas alineadas a cada lado de la avenida terminaban de dar forma a una postal clara de la situación de crisis social y polÃtica actual, en un dÃa en el que se conmemoraban 202 años de la Declaración de la Independencia.
MarÃa Alba, militante del Frente Popular DarÃo Santillán era una de las que estaba allÃ. "El gobierno tiene que hacerse cargo de la gente que está viviendo en situación de calle -expresó-, porque hoy cualquiera puede terminar en esa realidad. Vos podés tener un trabajo y no te alcanza para pagar un alquiler y darle de comer a tu familia. Vos podés tener un tÃtulo universitario, pero si tenés que pagar el alquiler, el alimento diario, las tarifas de agua, luz y gas y tenés que viajar en colectivo a 21 pesos, no hay forma que te alcance".
Ariel Villagra, coordinador del Hogar Monteagudo de Proyecto 7, de Parque Patricios, contó que ya son ocho las personas fallecidas por hipotermia. También reveló que él habÃa vivido en situación de calle y que era algo muy duro, "porque se está las 24 horas del dÃa a la intemperie, con lluvia y frÃo. Armamos esta movida porque la gente está muriéndose de frÃo".
El Gobierno de la Ciudad aceptó que se instale una olla popular pero no un refugio para personas en situación de calle. Desde el primer piso del McDonald, colmado de personas disfrutando de un feriado, entre amigos o en familia, se podÃa observar lo que sucedÃa en el Obelisco, el ventanal ofrecÃa una mirada panorámica que nadie advertÃa, como si fuera un televisor de pantalla gigante, entre hamburguesas y papas. Pero en el pasillo hacia el baño se cruzaban policÃas y manifestantes, como una zona franca.
A las 15 estaba planificado tener instalada la carpa refugio. Eran las 16.20 y se armó una asamblea. No se habÃa logrado el permiso para su instalación y la decisión fue armarla igual. El referente Rafael Klejzer pidió que se organizaran los cordones, es decir, dos hileras de personas que cruzaban entre sà brazo con brazo.
Las fuerzas de seguridad hicieron una barrera, pero no se entrelazaron unos con otros, ocupaban sus manos con los escudos, el gas pimienta y bastones represivos. Del lado de la avenida que va al norte, estaba la policÃa motorizada.
La situación se complicó cuando los manifestantes intentaron bajar la carpa y los colchones de los vehÃculos. La policÃa intentó evitarlo y empezaron los manotazos y el gas pimienta. Entonces, la gente comenzó a retroceder.
Ante la tensión en ese tire y afloje, un muchacho cargado de impotencia, amagó enfrentarse a las fuerzas de seguridad con gestos bravÃos, mientras varios manifestantes intentaron detenerlo. Sin embargo, logró zafarse, sacándose la campera y después la remera y con su torso desnudo se lanzó hacia el muro humano de uniformados. Él fue el primer detenido.
Las fuerzas de seguridad comenzaron a tirar gas pimienta y a avanzar y a retroceder con los escudos bien firmes. El viento estaba a favor de ellos, la ráfaga invisible de gas se expandió por la muchedumbre y las toses comenzaron a aflorar. Algunas personas tuvieron que alejarse para tomar aire.
A una de las mujeres afectadas, Yanina, le picaban mucho los ojos y no paraba de toser. Tiene 36 años, trabaja como empleada doméstica, está en blanco, su jornada laboral es de 14 horas diarias y no tiene franco, solo se pide algún dÃa cuándo está muy cansada. Duerme todas las noches en la guardia del Hospital Argerich, hasta que a las 5 de la mañana, cuando tiene que juntar sus cosas e irse. Por suerte tiene una amiga que madruga y le permite ir a su casa para higienizarse y tomar algo caliente antes de ir a trabajar. Ella dice que la polÃtica no le interesa, pero que antes trabajaba 8 horas por dÃa, tenÃa un franco a la semana y eso le alcanzaba para pagarse un lugar donde vivir, comer y darse algún gustito.
Mientras tanto, los manifestantes cantan el himno. Se recupera una calma atenta, que pende de un hilo. Los referentes negocian la continuidad de la actividad, los manifestantes del cordón interno se sientan en semicÃrculo, de frente al muro policial. Una mujer, que tiene algo más de 50 años, se puso de pie y se ubicó en el centro, entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad. Con la vista fija en los policÃas, con oratoria religiosa, comenzó a hablarles. TenÃa un buzo muy rojo que contrastaba con el negro de los uniformes. Les hablaba de Dios, de ganarse el cielo, les decÃa que dejaran de reprimir, "porque acá se salvan, pero allá arriba no hay salvación". También les pidió que se arrepintieran, que sean buenas personas y les recalcó que "el pueblo está sufriendo".
Muchos la escucharon con atención, algunos manifestantes se rieron. Luego, un referente de una organización se le acercó, le habló al oÃdo y ella se calló y se sentó con las demás personas.
Pasadas las 18, las negociaciones parecieron llegar a término. Alejandro Amor, Defensor del Pueblo, anunció que iba a poder hacerse la olla popular, pero no armarse la carpa refugio.
La policÃa comenzó a retirarse, algunos miembros de la fuerza provocaron a los manifestantes golpeándolos, mientras se iban yendo.
La gente, disfrutando de un pequeño triunfo, comenzó a cantar que "El pueblo unido, jamás será vencido". Se habÃan reunido ahà para tratar de dar abrigo y comida a las personas que viven en la vÃa pública. El Segundo Censo Popular de Personas en Situación de Calle arrojó que 7.251 personas viven de manera efectiva en la calle. De ellas, 871 son niños, niñas y adolescentes. Además, 40 mujeres están embarazadas. El 52%, declaró que por primera vez no tiene un techo. (anccom)
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