Faltan cinco días para que el primer megaevento internacional sacuda al Estadio Único, pero la presencia de U2 ya se palpita en la ciudad. La enorme garra que forma parte de la estructura superior del escenario de 360 grados empezó ayer a tomar formar en el centro del campo de juego, y en todo el predio de 25 y 32 cerca de 600 personas trabajaron a un ritmo asombroso.

El movimiento en las inmediaciones fue ininterrumpido, con camiones y contenedores entrando y saliendo continuamente y varios fans merodeando el lugar, con intenciones de quedarse en el lugar hasta el día del show, o de lograr un guiño que les permitiera ingresar.

El celo de los organizadores está dispuesto a evitar que eso suceda a cualquier costo. Los reporteros gráficos tuvieron vedado el acceso por férreos personajes de seguridad adoctrinados para proteger la intimidad de lo que ocurre adentro. De allí sólo llegan algunos ecos de segunda mano, transmitidos por algunos "privilegiados" con contactos que llegaron hasta las gradas.

Relataron que bajo el flamante techo, un hombre de sombrero de cowboy es quien, sin dudas, digita todo lo que ocurre. Un enviado de Bono y compañía o un representante de la empresa Time 4 Fun, con el poder de un handy.

Ayer, mientras la estructura ganaba altura (y eso lo demostró una instantánea de baja calidad expuesta por alguien que fue testigo), por el túnel de acceso que da a 32 y 25 entraron y salieron los camiones. En las inmediaciones del Estadio, en tanto, se desparramaban varios segmentos de lo que, podía suponerse, formaba parte de alguna columna de luces o sonido.
El calor del público que el miércoles que viene llegará al lugar todavía parece lejano. Pero se insinúa. Muchos autos a baja velocidad dando la "vuelta al perro", por 32, por 25, por 526 y por 22. Buscando un resquicio para ver algo, aunque no se sepa muy bien qué.

Acampe. Ayer dieron el presente los primeros fanáticos. Son platenses y tienen una bandera con el rostro del cantante y sus anteojos negros dibujados. Intentaron una suerte de acampe para hacerle el aguante a la banda que atraviesa la etapa chilena del tour.

Llegaron a la avenida 32 cargando cajas de pizza y algunas bebidas, y se instalaron como para quedarse. Les duró poco. Enseguida el personal de seguridad cumplió sus órdenes y procedió al desalojo. Una palabra bastó para que los chicos accedieran a alejarse unos metros. Pero no perdieron la oportunidad de quedar retratados como los fans "número 1" de la ciudad. El vocero fue Juan Martín Moita, pero lo acompañaban en la patriada sus amigos Agustín, Micaela, Gastón, Jésica. Florencia, Nicolás y Nora.

De modo menos visible, los vecinos también se preparan para tres jornadas que serán históricas. Unas 240 familias abrirán sus viviendas a los visitantes que no encontraron hotel, y los cercanos al Estadio piensan ofrecer estacionamiento. A seis cuadras está el club Los Tilos, que ya ofreció, a través de su Facebook, varias plazas de estacionamiento "con seguridad", a 60 pesos.