Las calles de Buenos Aires serán testigo, esta tarde, de una marcha histórica. La comunidad LGBT se movilizará en respuesta al falso, malicioso, improcedente, violento y carente de rigor estadístico, discurso del presidente Javier Milei en el Foro Económico Mundial de Davos. Podríamos seguir toda la tarde poniendo adjetivos y aún así nos quedaríamos cortos para dimensionar la crudeza del ataque oficial a una minoría.

Un punto que es importante marcar es que el colectivo que hasta hace poco era señalado como el de los débiles, hoy se pone al frente de la resistencia frente a la violencia ejercida por un déspota. La invitación a marchar alcanza a todo aquél que sienta la necesidad de salir a cantarle las 40 a la prepotencia del régimen, sea o no integrante se la comunidad homosexual. Los gays, lesbianas y travestis están levantando con gallardía la bandera de resistencia a la opresión, que la oposición, por temor o por intereses inconfesables, dejó en el suelo para que los libertarios la puedan escupir en nombre de la libertad.

A esta marcha se sumarán todos los partidos de la oposición, mostrándose unidos contra la violencia de Milei, aunque claro está que su participación no es más que una muestra clara de oportunismo. Y hablando de eso, la presencia de la Confederación General del Trabajo (CGT) este sábado, tardía y movida por la necesidad de instalarse como un elemento de presión para que las instituciones se posicionen claramente en defensa de los derechos humanos y la igualdad, es poco menos que un chiste de mal gusto.

Tan patético es lo de la CGT, incapaz de plantarse como opositora al gobierno de Milei y testigo de la pérdida de derechos laborales que afectó a los trabajadores, que su accionar no merece el menor análisis. No hay que escatimar palabras: son unos traidores, que sin el menor indicio de arrepentimiento, intenta hacerse ver como la gran defensora de la dignidad ofendida por el gobierno liberal.

El discurso de Milei en Davos, cargado de violencia verbal y amenazas, es una muestra clara de su desprecio por los derechos fundamentales. Sus palabras atacan a todos los que no piensan como él. Los que no aceptan el catecismo libertario son receptores del desprecio oficial, lo cuál es inadmisible en democracia, pero con este gobierno siempre hay algo más: a la violencia discursiva de Milei hay que sumar la Ley Bases, el DNU 70, la quita de medicamentos a jubilados y la extrema sumisión del gobierno en materia internacional. Por todo esto es que sobran motivos para marchar esta tarde.

(*) (*) Bachiller Universitario en Derecho. Periodista.

Nota de opinión de 1° de febrerp de 2025 exclusiva para Cadena BA y Diario Platense.