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China: una campa帽a anticorrupci贸n que esconde una feroz persecuci贸n | |||
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Desde su ascenso al poder en 2012, Xi Jinping dirige una de las m谩s extensas y controvertidas campa帽as anticorrupci贸n en la historia moderna de China. Este esfuerzo, que atraves贸 al Partido Comunista Chino (PCCh) y amplios sectores de la sociedad, es tanto una herramienta de gobernanza como un mecanismo de consolidaci贸n de poder. Al profundizar en esta campa帽a, surgen preguntas clave sobre sus implicancias pol铆ticas, sociales y econ贸micas.
*Liuzhi: un sistema legalmente ambiguo*
El sistema de detenci贸n especializado conocido como liuzhi (鈥渞etenci贸n bajo custodia鈥) se inscribe en la Ley de Supervisi贸n Nacional de 2018. Esta herramienta permite la detenci贸n incomunicada de sospechosos hasta por seis meses, sin acceso a abogados ni supervisi贸n externa efectiva. Aunque se presenta como un avance respecto al controvertido sistema shuanggui 鈥攓ue operaba de forma completamente extrajudicial鈥, el liuzhi ha heredado muchas de sus pr谩cticas m谩s problem谩ticas, como la obtenci贸n de confesiones forzadas y el abuso de poder.
鈥淓n el pasado era extralegal. Ahora, algunos cr铆ticos lo llaman 'legalmente ilegal'鈥, afirm贸 un acad茅mico chino bajo anonimato, destacando c贸mo la formalizaci贸n del sistema no ha resuelto sus defectos estructurales. Este cambio legal debe entenderse en el contexto de un Partido Comunista que buscaba responder a cr铆ticas internacionales y nacionales mientras manten铆a un control estricto sobre los procesos de supervisi贸n y disciplina. Los cr铆ticos consideran que el liuzhi sirve no solo para combatir la corrupci贸n, sino tambi茅n para silenciar a opositores y consolidar el control del PCCh sobre el aparato estatal. Desde 2018, al menos 218 centros liuzhi han sido construidos o ampliados, una cifra que subraya la importancia estrat茅gica de este sistema en la visi贸n de Xi Jinping.
*El papel del CCDI en la campa帽a anticorrupci贸n*
La Comisi贸n Central de Inspecci贸n Disciplinaria (CCDI) ha sido la principal herramienta de Xi Jinping para implementar su cruzada anticorrupci贸n. Este organismo, creado en 1949, est谩 encargado de vigilar la disciplina dentro del PCCh y combatir la corrupci贸n entre sus miembros. Desde 2012, el CCDI ha ampliado su jurisdicci贸n y su capacidad operativa, convirti茅ndose en un pilar fundamental de la gobernanza china bajo Xi.
El CCDI funciona como una entidad interna del partido, lo que significa que tiene autoridad para investigar y disciplinar a miembros del PCCh sin recurrir al sistema judicial ordinario. Sus investigaciones suelen implicar la detenci贸n preventiva de los sospechosos en instalaciones especializadas, como los centros liuzhi, hasta que se re煤nan pruebas suficientes para remitir los casos a las fiscal铆as estatales. Esto resalta c贸mo el PCCh ha centralizado sus mecanismos de control disciplinario para reforzar su dominio. Adem谩s, coordina los llamados "equipos de inspecci贸n central", grupos encargados de auditar las pr谩cticas de empresas estatales y organismos gubernamentales. Estos equipos realizan investigaciones exhaustivas que incluyen entrevistas, revisi贸n de documentos y auditor铆as financieras. Sus hallazgos son enviados al CCDI para que este decida si se deben iniciar procedimientos formales, lo que ilustra su papel cr铆tico en la identificaci贸n de patrones de corrupci贸n.
En los 煤ltimos a帽os, la instituci贸n tambi茅n ha fortalecido su colaboraci贸n con la Comisi贸n Nacional de Supervisi贸n (CNS). Ambas entidades comparten recursos, oficinas y personal, unificando de facto los esfuerzos del partido y el Estado en la lucha contra la corrupci贸n. Este enfoque integrado ha permitido una respuesta m谩s r谩pida y eficiente, pero tambi茅n ha generado cr铆ticas sobre la falta de transparencia y el uso del CCDI para eliminar rivales pol铆ticos. Este nivel de colaboraci贸n refuerza la centralizaci贸n del poder en Xi Jinping y su visi贸n de un partido omnipresente. Seg煤n cifras oficiales, entre 2012 y 2023, el CCDI proces贸 m谩s de 2,3 millones de casos, incluidos m谩s de 120 altos funcionarios y miles de cuadros de nivel medio y bajo. Estas cifras reflejan la magnitud de la campa帽a y el papel central del CCDI en su ejecuci贸n, as铆 como el mensaje inequ铆voco de que nadie est谩 por encima del escrutinio.
*Una campa帽a de doble filo: gobernanza y autoritarismo*
La narrativa oficial del PCCh enmarca esta cruzada como un esfuerzo para restaurar la confianza del p煤blico en el partido y fortalecer el Estado de derecho. 鈥淣o se puede detener, aflojar ni transigir en materia de lucha contra la corrupci贸n鈥, declar贸 Xi Jinping, quien tambi茅n prometi贸 perseguir tanto a 鈥渢igres鈥 (altos funcionarios) como a 鈥渕oscas y hormigas鈥 (actores de menor escala).
Sin embargo, el impacto pol铆tico de la campa帽a es innegable. Desde 2012, m谩s de 2,3 millones de funcionarios han sido procesados, incluyendo figuras de alto perfil como Zhou Yongkang, exministro de Seguridad P煤blica, y Li Tie, exentrenador de la selecci贸n nacional de f煤tbol. Al mismo tiempo, Xi ha utilizado esta iniciativa para purgar a rivales pol铆ticos y consolidar su poder, allanando el camino para un mandato indefinido.
La creaci贸n de la Comisi贸n Nacional de Supervisi贸n (CNS) en 2018, una agencia que combina las funciones anticorrupci贸n del PCCh y el Estado, ejemplifica c贸mo la campa帽a ha reconfigurado las estructuras de gobernanza en China. Aunque la CNS est谩 formalmente regulada por la Ley de Supervisi贸n, en la pr谩ctica responde directamente al PCCh, exacerbando preocupaciones sobre la falta de rendici贸n de cuentas y transparencia. Esta dualidad plantea interrogantes sobre el equilibrio entre la centralizaci贸n autoritaria y las reformas estructurales.
*Impacto econ贸mico y social*
La campa帽a anticorrupci贸n tambi茅n tiene profundas implicaciones econ贸micas. Sectores como las finanzas, la energ铆a y la infraestructura han sido objeto de intensas investigaciones. En palabras de Xi: 鈥淧rofundizaremos la rectificaci贸n de la corrupci贸n en sectores concentrados de poder, intensivos en capital y ricos en recursos鈥. En 2023, la CCDI inspeccion贸 m谩s de 30 empresas estatales clave, como el Banco de Desarrollo de China y China Investment Corp. Este enfoque refleja un intento por asegurar que la econom铆a funcione bajo los principios del partido
Si bien estas medidas buscan erradicar abusos y reforzar la eficiencia, tambi茅n generan incertidumbre entre inversores y empresarios. Las acusaciones contra figuras prominentes como Bao Fan, fundador de China Renaissance, han provocado ca铆das significativas en los mercados. Adem谩s, las tensiones geopol铆ticas con Estados Unidos y la desaceleraci贸n econ贸mica estructural complican a煤n m谩s el panorama, destacando los riesgos de una campa帽a que sacrifica estabilidad econ贸mica por control pol铆tico.
La campa帽a anticorrupci贸n de Xi Jinping es un microcosmos de su estilo de gobernanza: una combinaci贸n de reformas necesarias y centralizaci贸n autoritaria. Si bien ha desmantelado redes de corrupci贸n profundamente arraigadas, tambi茅n ha consolidado un sistema pol铆tico que prioriza la lealtad al partido sobre los derechos individuales y el Estado de derecho. El liuzhi y la CNS son s铆mbolos de esta din谩mica dual. Como destac贸 Sophie Richardson de Human Rights Watch: 鈥淧onerle una chapa de legalidad a un sistema de detenci贸n extralegal no lo hace menos abusivo鈥. En 煤ltima instancia, el 茅xito o fracaso de esta campa帽a no solo definir谩 el legado de Xi Jinping, sino tambi茅n el rumbo futuro de China como potencia global.
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