"Nunca me acostumbraré a que llamen incidentes a la represión"
22-01-2025
"Nunca me acostumbraré a que llamen incidentes a la represión"
Por Damián "Bachi" Maneglia (*) @dmaneglia
"Hermosa tierra de amor y paz
Hermosa gente cordialidad
Fútbol, asado y vino
así es el pueblo argentino…
…Represión a la vuelta de tu casa
Represión en el quiosco de la esquina
Represión en la la panadería
Represión 24 horas al día…"  Represión - Los violadores (1983) 

De niño cuando en la escuela o en el hogar decía algún insulto o la actitud no era la correcta, la respuesta era: "Damián esto no es una cancha de fútbol", como si ahí sí se podría hacer o decir cualquier cosa.

Fuimos creciendo con eso de que en la cancha esta todo permitido. 

No importa si del otro lado está  una madre, un padre, un policía, un político, un juez o un maestro en la cancha vale todo y a eso nos fuimos acostumbrando.

Lo ocurrido en la cancha de Gimnasia y Esgrima La Plata la noche del jueves 6 de octubre parece ser parte de eso, pero esta vez el que tomo el concepto de que en la cancha vale todo fue nada más y nada menos quienes debían cuidar que nada malo sucediera.

Ir a la cancha en la Argentina, es saber que en algún momento la policía te va a tirar el caballo, la policía te va a pegar un palo mientras haces la fila para entrar, la policía te va a tratar mal, la policía te va a querer demostrar su poder… y en la noche del bosque lo hicieron una vez más.

Ya habrá tiempo para hilar fino y ver si estuvo bien la venta de entradas a los no socios, si había más gente de la permitida. Lo concreto es que  reprimir parecería ser la única opción de la policía.

Muchas veces se cerraron puertas de las populares porque la capacidad estaba colmada, pero cerrar el estadio completo (aunque había plateas con espacios sin ocupar) y cerrar el acceso a prensa cuando se estaban entregando acreditaciones nunca se vio. De esa decisión solo se puede leer que alguien estaba buscando lo sucedido.

A los primeros empujones ya estamos acostumbrados para ingresar a un evento masivo. Luego empezaron a volar gases y balas de gomas indiscriminadamente. 

Se sabe de sobra que tirar gases en una multitud genera descontrol más que control, y tirar gases debajo de las tribunas con el estadio lleno y cerrar las puertas de salida es una actitud de alguien que solo quiere más descontrol. Por suerte la gente dentro del caos actuó de la manera más sensata, tratando de salvarse y salvar al de al lado.

Mientras dentro del estadio las familias trataban de meterse en el campo de juego, los jugadores en las tribunas buscando a sus familiares y los periodistas haciendo lo posible para contar lo que sucedía mientras tosían y lloraban por los gases. 

Fuera del estadio solo se escuchaban detonaciones, balas de gomas y gases para todos… si: para todos. No les importaba si eran mujeres, menores, viejos, laburantes, solo era cargar y tirar contra todo lo que se movía.

Luego   apareció el otro deporte nacional: echarle la culpa al otro. Que Gimnasia, que el gobierno, que la cúpula policial, que la barra, que la culpa no es mía. Mientras tantos miles de personas sufrían las consecuencias de un accionar policial al que NO ME QUIERO ACOSTUMBRAR

 No me quiero acostumbrar a que en la cancha vale todo. No me quiero acostumbrar a que la policía me pegue solo porque tiene una chapa y un palo. No me quiero acostumbrar a que las personas sean banderas porque las mataron en una cancha de fútbol. No me quiero acostumbrar a que los dirigentes se hagan los pelotudos. NO ME QUIERO ACOSTUMBRAR A QUE LE LLAMEN INCIDENTES A LA REPRESIÓN.

(*) Periodista deportivo. Editor de Deportes en Cadena BA

Nota de opinión de 7 de octubre de 2022.