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"Johana Ramallo: otro intento de disciplinamiento de la Justicia patriarcal" | |||
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Las imágenes de Marta Ramallo abrazada a una urna donde estaba parte de los restos de su hija Johana no se me han borrado de la cabeza desde que las vi, el 21 de diciembre, cuando finalmente pudo realizar la ceremonia de inhumación buscando tal vez un poco de paz para todo este dolor que le hirió el alma en julio de 2017 cuando desapareció.
Derrumbada, Marta cuenta que el poder Judicial, otra vez, incumplió con el protocolo que debÃa haber tenido para este caso. Y los restos de su Johana llegaron en el baúl de un patrullero y custodiados por dos policÃas, en una caja de cartón encintada. No hubo ni un funcionario judicial acompañando la entrega.
¿El poder Judicial incumple el protocolo por error? ¿O es un mensaje para todas las madres que osan buscar a sus hijas, para todas las chicas que denuncian a las enormes redes de trata de mujeres que se han llevado una cantidad enorme de pibas? Pibas como Johana que a veces tenÃan que salir a trabajar como prostitutas. A pibas jóvenes, luchadoras, que en la mayorÃa de los casos son mamás, y cuya desaparición sus familiares no se animan a denunciar por miedo a que las maten. Se conforman con no verlas más y saber que están vivas. Y porque cuando denuncian, la justicia no hace nada.
"Su hija se debe haber ido con algún machito", le dijeron esa madrugada del 27 de julio cuando Marta llegó a la comisarÃa a poner la denuncia por la desaparición de Johana. La misma brutalidad tuvo la fiscal Beatriz Lacki cuando Marta se arrodilló ante ella para suplicarle que busque con vida su hija. La misma frialdad misógina e inhumana tuvo el juez Adolfo Ziulu cuando el 30 de abril de 2019 le anunció que los restos encontrados en agosto de 2018, en un playón de la zona, eran de Johana.
La justicia y el Estado provincial, en ese entonces a cargo de MarÃa Eugenia Vidal (quien jamás quiso recibir a Marta), buscaban esto. Buscaban encontrar a Johana muerta, y peor, buscaban que estuviera descuartizada. Porque no hay nada que les moleste más a la justicia y a la policÃa, que las madres busquen a sus hijas. Que digan que eran grandes mamás, que también eran hermanas, eran nietas; que eran hermosas jóvenes, que eran trabajadoras. Las odian. Nos odian.
En la sonrisa de Johana están las sonrisas de miles de pibas. Y a través de su mirada dulce miran todas esas chicas que desaparecen cada dÃa en este paÃs en el que la desaparición forzada y las redes de trata parecen estar naturalizadas por la Justicia que jamás mueve un expediente a tiempo.
A Marta la humillaron en comisarÃas, fiscalÃas, en los medios de comunicación, ensuciaron todas las veces que quisieron el nombre de Johana, porque el poder patriarcal es esta nefasta estructura que se transversaliza cuando de destrozar mujeres se trata.
Estas últimas semanas, en la plataforma Netflix se estrenó la serie documental El destripador de Yorkshire. El femicida, según construyó la policÃa con datos aislados y confusos, mataba sólo a prostitutas. Lo escandaloso sucede cuando comienza a matar mujeres "de vida normal", asà las llaman en el documental. Muchas de las vÃctimas de este criminal que asesinó durante siete años podrÃan haberse salvado sin la inoperancia de la policÃa que no es novedad, pero lo insoportablemente indignante es que esa construcción que hizo la policÃa y la prensa sobre las vÃctimas generó una inmediata justificación en la sociedad: las matan por putas y está bien.
Es lo mismo que intentó decir, la Justicia con el caso Johana Ramallo y lo mismo que hizo la policÃa cuando no quiso salir a buscarla, justamente en una ciudad donde las cifras de denuncias de trata de personas son las más altas de Buenos Aires y lejos de descender, suben año a año. Es patriarcado o es connivencia. El Estado deberÃa pedir respuestas a la policÃa y a la Justicia.
Dos dÃas antes de esta inhumación que estuvo lejos de alivianarle el dolor, Marta, habÃa recibido la noticia de que la nombraban personalidad destacada de la provincia por su lucha permanente contra la trata de personas y la búsqueda de justicia. Un consuelo para ella.
Hoy leo y releo sus palabras dolorosas de este 21 de diciembre. "Un dÃa con mucho dolor impotencia. Un dÃa preguntándome lo mismo desde hace más de 40 meses. Un dÃa sin ganas de seguir viviendo está crueldad tan dura pero real. Un dÃa con muchas preguntas y sin respuesta, hoy una vez más escupo el odio al Poder judicial". Quiero abrazarla y decirle que gracias a ella son muchas las mamás que van a buscar a sus hijas, son muchas las pibas que no van a desaparecer. Que somos muchas, que estamos juntas, que vamos a pelear incansablemente para que el patriarcado no nos discipline. Que ya no.
Hoy se cumplen 41 meses de la desaparición Johana. Estará presente siempre. Y pediremos justicia y verdad sin cansancio, porque el patriarcado se va a caer. Gracias, Marta. Te abrazamos.
(*) Editora diario Tiempo Argentino
Nota de opinión publicada en diario Tiempo Argentino el 26 de diciembred e 2020.
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