19-04-2024
"Aborto en Pandemia"
Por Gabriel Alsó (*)

Hoy, en el día de la Inmaculada Concepción de la Virgen, y en medio de nuestro tiempo de Adviento que finaliza con la llegada del señor Jesucristo, me pareció apropiado meditar sobre el aborto, y algunas curiosidades históricas. Así como la existencia de la Virgen Madre está marcada por la certeza de que Dios está a su lado y la acompaña con su providencia benévola, nosotros también poseemos dicha oportunidad.

La Iglesia católica, a la cual pertenezco, misterio de Dios encarnado, es peregrina y asistida por el Espíritu Santo, y siempre ha defendido la vida humana y la reconoce como un don de Dios. A ella la han estado afectando con el aborto, el cual tras décadas y centurias, renace aggiornado.

Mucha curiosidad me provoca por los reales e intencionados motivos que provocan la instalación mediática contemporánea en tantos países, inclusive sin cesar en éste histórico año de pandemia mundial. 

Sin ir más allá de los años ´60, en el Concilio Vaticano II, convocado gracias al papa "bueno" Juan XXIII, en el cual participaron varias decenas de Obispos de nuestro país, se mencionó que "el primer derecho de una persona humana es el derecho a vivir"; y que bajo ningún pretexto, puede utilizarse el aborto como medio legítimo para regular los nacimientos.Aborto e infanticidio, fueron definidos como "crímenes nefandos".

Tras la muerte de Juan XXIII, Pablo VI en su Encíclica "Humanae Vitae" del año 1968 trató acerca de la doctrina de la Iglesia sobre la regulación de la natalidad. Décadas posteriores, Juan Pablo II en ocasión de la VIII Jornada Mundial de la Juventud alertó: "Con el tiempo, las amenazas contra la vida no disminuyen. Al contrario, adquieren dimensiones enormes".

San Juan Pablo II, en su Encíclica "Evangelium Vitae" de 1995, habló del valor de la vida humana y de su carácter inviolable. En aquellos momentos, se proponía la eliminación de los recién nacidos malformados, de los minusválidos graves, de los impedidos, de los ancianos, sobre todo si no son autosuficientes, y de los enfermos terminales. Similar a las determinaciones del Faraón sobre los hijos de Israel.

Como una especie de penetración cultural, ya se hablaba de las contraprestaciones de las ayudas económicas, con la aceptación de una política antinatalista, y de un entramado de complicidades que llegaban a abarcar Instituciones internacionales, fundaciones y asociaciones que luchaban sistemáticamente alentando la legalización y difusión del aborto con auténticas campañas de difusión de la anticoncepción y  esterilización. 

"Reivindicar el derecho al aborto, al infanticidio, a la eutanasia, y reconocerlo legalmente, significa atribuir a la libertad humana un significado perverso e inicuo: el de un poder absoluto sobre los demás y contra los demás", Juan Pablo II. Él solicitaba llamar a las cosas por su nombre, sin ceder a compromisos de conveniencia o a la tentación de autoengaño. "¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal!; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad", (Is 5, 20). Y alertaba sobre la responsabilidad que les implica a los legisladores que hubieran promovido y aprobado leyes que amparen el aborto. Legisladores que hablaban de "un bien sólo relativo"; no de una enorme amenaza contra la vida y contra toda la civilización, pues desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo.

La disciplina canónica de la Iglesia, desde los primeros siglos, castigaba con sanciones penales a quienes se manchaban con la culpa del aborto con penas más o menos graves, y el Código de Derecho Canónico de 1917 establecía para el aborto la pena de excomunión.

La Evangelium Vitae mencionó la necesidad de un cambio cultural, y de concientizar sobre el valor inconmensurable e inviolable de toda vida humana, de redescubrir el nexo inseparable entre vida y libertad ya que donde se viola uno, el otro acaba también por ser violado. "No hay libertad verdadera donde no se acoge y ama la vida; y no hay vida plena sino en la libertad".

Así como Juan XXIII, un día en la tumba de Pedro reunió a los Padres del Concilio junto con los hermanos "separados", Francisco hace años ha estado dando muestras de acercamiento ecuménico y trabajo en equipo. En línea con sus pasos, ha lanzado el Pacto Educativo global y la Encíclica FratelliTutti.

El papa Francisco ha presentado un documento que fomenta las raíces culturales dirigido a todos los hombres sin tener en cuenta su fe o ideología que sueña un amor y una fraternidad por encima de las barreras y fronteras a partir de la valoración de cada persona humana como criatura llamada a ser hija de Dios frente a una degradación moral, que se burla de la ética, de la bondad, de la fe, y de la honestidad. Así propone una cultura del encuentro y fraternidad con enseñanzas de buenos samaritanos que poseen rostros concretos a quienes amar que conviven en la misma barca, y donde nos salvamos todos o no se salva nadie.

En una sociedad manipulada ideológica y mediáticamente, que termina sutilmente proponiendo alternativas a la política y colocándola por debajo y al servicio de la libertad de empresa y de los intereses de algunos, Francisco expone como valor inmenso, inalienable e inviolable de toda persona humana a la dignidad de cada ser humano que nadie tiene derecho a ignorar o a dañar. La dignidad de los bebes en gestación, de los "no nacidos", los ancianos, los pobres y discapacitados, pues no se los considera como de valor primario.

FratelliTutti es un documento con Madre, la Virgen María que cubre a los seres humanos de convertirse en objetos de descarte debido a una visión reduccionista de la persona y acentúa el "no matarás" de la Encíclica de Juan Pablo II aseverando que quien mata a una persona es como si hubiese matado a toda la humanidad y quien salva a una es como si hubiese salvado a la humanidad entera.

Quizás deberíamos tener más representantes con amor a la vida y al ambiente donde vivimos, y que piensen en sembrar para que otros, en décadas cosechen los frutos. Personas que no hagan tanto caso a la utilización de estadísticas, de números, de porcentajes, y sí al cuidado de la vida, del latir de cada corazón de cada persona humana. Pues no es un "fenómeno", y menos aún a partir de la 3ra semana donde ya palpita.

Estamos viviendo un tiempo para ser coherentes, y consecuentes con nuestros testimonios, un momento de oración y conversión al Evangelio. Recordemos que tal las enseñanzas de Jesús a sus discípulos, con oración y ayuno podremos enfrentar y expulsar a algunos demonios.

Los beneficios de la pandemia están en camino, un nuevo idioma universal se está gestando, deberíamos prestar más atención a nuestras responsabilidades como meros ciudadanos, padres, empresarios, o dirigentes laicos o religiosos.

Tiempo de amor samaritano, no de aborto; tiempo de apertura de fronteras humanas, de acercamiento, diálogo y escucha. Tiempo de alejarnos de la gélida y egoísta globalización de la indiferencia  cuyos individualismos ya no nos asegurarán seguridad económica. Tiempo de entender que el aborto fue y será siempre una injusticia grave, no una expresión de independencia, libertad, o poder. De entender la incompatibilidad de cómodas posiciones ante la eutanasia, el aborto, y el cuidado del medio ambiente. 

Tiempo de soñar en una humanidad que posea prioridades como la ética, la ecología integral, y las propias raíces culturalesen un ambiente de estructura familiar.Tiempo de generar trascendentes procesos de diálogo, escucha y pensamiento hacia un modelo de hombre y mujer de fe, de esperanza, y de caridad, más que ocupar espacios.

El papa Francisco, en la Gaudium nos regaló una de sus cuatro poderosas frases: "El tiempo supera al espacio". Los tiempos ya están cambiando, los procesos ya se han iniciado, los espacios aún están ocupados.

"Quizá podemos engañar a los hombres, pero a Dios no, Él conoce nuestro corazón mejor que nosotros mismos", Francisco.

Gracias querido papa Francisco, rezo por usted. 

(*) Ex alumno salesiano. 

Nota de opinión, exclusiva para Cadena BA de 8/12/2020.