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"PedagogÃa de la pregunta" | |||
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Me viene a la cabeza una pedagogÃa polÃtica de la pregunta. Y se me ocurren muchas, desordenadas… Por ejemplo: ¿Cómo podrÃa un gobierno cualquiera o cualquier organización polÃtica proyectar sobre la población una herramienta de participación, sin una PolÃtica Cultural que tenga como punto de partida la manifiesta desigualdad en el reparto de posibilidades de interesarse en lo polÃtico?
¿Cómo se podrÃa desconocer que la concentración oligopólica del poder polÃtico es lo que hace que las "personas comunes" no le pidan a un gobierno cualquiera ni a cualquier organización polÃtica un proyecto de construcción colectiva, sino, simplemente, que le resuelva sus problemas individuales?
¿Cómo se podrÃa desconocer que esta es la base del clientelismo, al que tanto se estigmatiza y al que poco y nada se intenta superar?
¿Cómo se podrÃa organizar y desarrollar una polÃtica de participación popular si se mantiene a la mayorÃa del pueblo despolitizada, es decir, desafectada de la "cosa pública"?
¿Cómo es posible que se mantenga vigente un "sentido común" que sólo alienta al pueblo a manifestarse de dos modos: replegarse en su cÃrculo Ãntimo y despreocuparse de lo polÃtico, hasta en su expresión más básica, que es el sufragio, o concebir la representación polÃtica como una simple delegación de su poder y de su responsabilidad en un pequeño grupo de dirigentes?
¿Cómo es posible que no se ponga en su plena dimensión que las personas somos seres fundamentalmente ideológicos y que la ideologÃa no es otra cosa que una manera de concebir la realidad y actuar en ella, asÃ, lisa y llanamente, sin contorsiones literarias? ¿Cómo es que se acepta sin chistar que la gente está más preocupada por llegar a fin de mes, mantener o conseguir un trabajo, evitar los robos, que por ese palabrerÃo de la macroeconomÃa, la deuda externa, las elecciones, en sÃntesis, la polÃtica? ¿Cómo es que se soporta este reduccionismo que oculta que si no nos ocupamos también de la segunda serie de problemas (es decir, lo estructural), la primera serie (es decir, lo coyuntural), seguirá igual o peor? ¿Cómo es que no podemos ocuparnos de las dos cosas, de la polÃtica completa, y la descuartizamos para transitar la antipolÃtica? ¿Cómo es que no caemos en la cuenta de que la conciencia polÃtica es el eje de cualquier transformación social y que esa conciencia no puede quedar atrapada al interior de una clase socioeconómicamente pre constituida? ¿Cómo es que no se puede explicitar el campo ideológico desde el cual se propone cualquier proyecto polÃtico? ¿Cómo es que no nos preguntamos todo esto y mucho más? ¿Pero en plena pandemia tenemos que ocuparnos de todo esto? ¿Por qué no? ¿No será que si nunca es el momento oportuno, cualquier momento es el momento oportuno? ¿O sólo vamos a despotricar contra el vandalismo derechoso que está logrando la expansión de la pandemia, aunque no todavÃa el colapso del sistema sanitario? (*) Carlos Sortino exclusivo para Cadena BA. 24/09/2020
Periodista, ex docente de la UNLP. Referente de la Agrupación Municipal Compromiso y Participación (COMPA): https://www.facebook.com/COMPALaPlata/ |