23-04-2024
“Es necesario volver a clases”
Por Emilio Rodríguez Ascurra (*) @emiliorascurra

En los últimos meses distintas provincias han implementado diversos protocolos con el fin de permitir el regreso a clases presenciales,  especialmente en áreas rurales, en las que el virus COVID-19 no está presente, o bien se han registrado casos aislados sin circulación comunitaria. Estas provincias son Jujuy, Catamarca, San Juan, Formosa, a las que por estos días se sumó La Pampa.

Dato conocido por todos es que algunas debieron dar marcha atrás ante el aumento en el registro de casos registrados de coronavirus, aun así las autoridades de todas estas provincias son conscientes de la importancia de dictar clases presenciales, especialmente para aquellos alumnos que se encuentran en los márgenes del sistema educativo, ya sea por cuestiones de acceso debido a su difícil situación socioeconómica o por habitar en zonas geográficamente alejadas a las que es muy difícil llegar mediante contenidos de tipo virtual o, incluso, en formato papel. Para muchos de ellos la presencialidad es la única manera de acceder a la escolarización.

De acuerdo a lo expresado por la última Encuesta Nacional de Continuidad Pedagógica, realizada por el Ministerio de Educación de la Nación, en junio de este año, alrededor del 10% de los alumnos de distintos niveles, no habían tenido contacto alguno con materiales de tipo educativo, viendo pausada su continuidad de aprehensión de contenidos y aprendizaje.

La misma encuesta arroja un dato preocupante y es que el 6% de los jóvenes encuestados aseguran no saber si cuando regresen las clases de tipo presencial se reincorporarán a las mismas y el 4% está decidido a no hacerlo. Estos datos pertenecen a la región centro del país. Las cifras son aún más preocupantes en otras regiones, en Cuyo por ejemplo, esas cifras ascienden al 14% y 7% respectivamente.

La provincia de Buenos Aires posee el sistema educativo más grande de todo el país, con 3.987.296 de estudiantes, lo que represente el 38,4% de la matrícula nacional; y 292.621 docentes. Alrededor del 40% de estos jóvenes habitan en el conurbano bonaerense, donde se presentan las más disímiles condiciones económicas, laborales, sanitarias, habitacionales y, educativas.

Es por ello que resulta preocupante que habiéndose atravesado más de la mitad del ciclo lectivo 2020 y a sabiendas de la heterogeneidad que presenta la población y sus condiciones de vida en dicha provincia, no se hayan implementado estrategias tendientes a  reinsertar paulatina y sectorialmente a estos jóvenes que no han tenido contacto alguno de las instituciones educativas, entendiéndolas no solo como el espacio de enseñanza-aprendizaje de contenidos, sino como un lugar que brinda contención y sostén a las familias que habitan en condiciones de pobreza y de indigencia.

El contexto educativo de la provincia de Buenos Aires reúne a un 56% de chicos menores de 18 años que se encuentran bajo la línea de pobreza, un 35,75% de los hogares no tienen acceso a internet y un 6% de las familias viven en condiciones de hacinamiento. Asimismo el 10% de los hombres y el 11% de las mujeres que ocupan el lugar de jefes o jefas de familia posee la secundaria incompleta, y el 17% y el 14% respectivamente no terminó siquiera la escuela primaria.

Un reciente informe del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC) propone el siguiente estudio a modo de ejemplo de cómo la no escolarización redunda en consecuencias que se extienden por el plazo de más de lo que dura un ciclo lectivo: "Un terremoto en Pakistán en 2005 dejó escuelas cerradas por 14 semanas. 4 años más tarde, los estudiantes afectados tenían peor desempeño escolar, a excepción de aquellos que tenían madres con un nivel educativo relativamente alto. Proyecciones realizadas en Chile estiman que un escenario de 10 meses de suspensión de clases presenciales - un ciclo lectivo completo - podría significar una caída del 95% de los aprendizajes esperados para un año para estudiantes del quintil más pobre, frente a una caída del 64% entre los más ricos. En suma, un escenario de suspensión extendida de clases presenciales profundiza las desigualdades, con algunos efectos que podemos ver hoy y otros que tardarán en ser evidentes."[1]

El mismo informe propone cinco pilares que permitan consolidar un programa de regreso urgente a clases que incluye la generación de espacios seguros, comenzando por implementarlos en lugares sin circulación comunitaria del virus y respetando todas las medidas de prevención y distanciamiento social; la necesidad de recuperar a la escuela como la garante de la justicia educativa que priorice a los estudiantes que se encuentran en situaciones de marginalidad; la flexibilidad a la hora de suspender e incluso cerrar establecimiento en los que puedan aparecer casos positivos de COVID a fin de cortar la transmisión; utilizar creativamente espacios como clubes, patios, bibliotecas, parques, y todos aquellos que puedan garantizar clases presenciales con seguridad; y por último , la confianza entre los docentes, padres y alumnos, es decir, de toda la comunidad educativa que asuma el compromiso de seguir de cerca este proceso de continuidad pedagógica al tiempo que favorezca el cumplimiento de los protocolos que hagan posible el mismo así como que determinen su necesaria interrupción.

De acuerdo a las palabras de algunos especialistas en virología el retorno a clases presenciales no será posible sino hasta abril de 2021, es decir, se habrá perdido para un 10% de la población escolar todo un ciclo lectivo, y se deberá evaluar de qué modo han impactado positivamente los recursos puestos a disposición por la Dirección General de Cultura y Educación. Las clases presenciales son irremplazables, sin desconocer que es necesario asumir la responsabilidad que conlleva enfrentar una pandemia y el cierre temporal de las instituciones, como por ejemplo se ha hecho en países que han sufrido fuertemente el impacto de la misma como en Italia, donde se produjo el regreso a clases luego de siete meses.

Regresar a clases se torna urgente en un país y, particularmente, en una provincia con numerosas diferencias sociales, económicas y demográficas, en la que un año sin clases aumenta la brecha de todo tipo y se torna un obstáculo difícil de superar en la meta por la igualdad de oportunidades a fin de evitar seguir hablando de tragedia educativa, tal como titula brillantemente su libro Guillermo Jaim Etcheverry. La escuela es la institución mas democrática y democratizadora que existe en el país, tenerlas cerradas para aquellos que más la necesitan es estigmatizante, pues los condena a un futuro difícil de aventurar.

Es necesario dar discusiones serias respecto del retorno de todos los chicos a las escuelas, pero en el mientras tanto garantizar que sean absolutamente todos quienes tengan acceso a una educación de calidad, sino los esfuerzos serán vanos y la inclusión solo un relato que los historiadores del revisionismo parcial facturarán en bet-sellers.

Notas

1.- "Cinco pilares para una educación con distancia social" En línea: https://www.cippec.org/textual/5-pilares-para-una-educacion-con-distancia-social/

Fuentes

CIPPEC, Respuestas educativas provinciales al COVID.

CIPPEC, Cinco pilares para una educación con distancia social.

Ministerio de Educación de la Nación. Encuesta Nacional de Continuidad Pedagógica 2020.

(*) Por Emilio Rodríguez Ascurra exclusivo para Cadena BA 21 de septiembre de 2021.-

Filósofo, Docente universitario.