Alguien dijo alguna vez que las ciudades crecen para arriba. Lamentablemente, en La Plata lo escucharon los gobernantes, los políticos y los miembros del establishmen que entre todos dispusieron el andamiaje legal para que en pocos años la ciudad se llenara de edificios. Y esos edificios de departamentos que en nada ayudaron a reducir el déficit habitacional puesto que no se hicieron con un sentido social sino de mera especulación, ayudaron a que la excepcional tempestad del 2 de abril de 2013 fuese algo más que una tragedia.

Siempre es bueno recordar esto. Que las ciudades no crecen hacia arriba porque no se trata de apilar ladrillos. De nada sirve si debajo de esos ladrillos no hay servicios, no hay cloacas, no hay tendidos eléctricos y mucho menos sirve si alrededor de todo eso no hay empleo, inclusión y oportunidades.

Crecer no  es pegar el estirón. Crecer es hacerse más sabio, más bueno y más justo.

La Plata pegó un estirón a partir de un COU que permitió apilar ladrillos acá y allá. ¿Pero se hizo una ciudad más buena, más sabia, más justa?.

Siempre es bueno recordar esto porque las ciudades que han crecido para arriba sin crecer hacia abajo, sin desarrollarse a los costados de las necesidades sociales, lo han terminado pagando caro.

No es signo de crecimiento que haya un super hotel de cinco estrellas si está ubicado a 150 metros de donde hay gente revolviéndo basura para comer. Y no hablamos del croto, del linyera, del marginal que elije la calle y que los hay en todas las grandes capitales del mundo. Hablamos de familias enteras.

Cuando una ciudad crece para arriba apilando ladrillos deben encenderse luces de alarma en el tablero social.

Y mirar, por ejemplo, a Rosario que como dice la canción siempre estuvo cerca.

Centenares de crímenes, bandas armadas con fusiles de asalto, policías, jueces, fiscales, empresarios todos metidos en una locura de violencia atribuible al negocio narco, es el precio que pagó y paga Rosario por haber crecido para arriba sin crecer primero para abajo.

En La Plata, más allá del parate impuesto por la pandemia, se insiste en que crecer es ir para arriba en la pila de ladrillos.

Peligroso. Muy peligroso.

(*)  Periodista. Director de Diario Full.