El peronismo hace mucho tiempo que dejó de ser un "hecho maldito de un país burgués" para convertirse en el inexorable camino del "ser nacional por antonomasia...".

Alberto Fernández, lo sabe y lo práctica, tanto como lo supo, aquella tarde de meditación, la ex presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, definiendo que su candidato a la Presidencia era su amigo/crítico, Alberto. 

Cristina se convirtió de esta manera en una gran estadista, al tiempo que Alberto comenzaba el camino para convertirse en un futuro presidente.

Del peronismo, se ha escrito, filosofado, socializado, demonizado, exorcizado, pero nunca se ha podido "saber a ciencia cierta de que se trata realmente".

Todas las explicaciones académicas, de politólogos, sociólogos, científicos, y demás yerbas, no pueden exponer con cierta exactitud que ideó Perón hace casi un Siglo atrás.

Perón como todo militar astuto, supo que la "táctica y la estrategia" en una guerra irregular, siempre necesita de la "sorpresa y el impacto certero".

La Argentina era el mejor campo de batalla, para poder aplicar su praxis castrense. Y el Mundo, el mejor reflejo de que "a río revuelta la guanacia del pescador era cierta...".

Alberto Fernández suele mirar al mundo como lo haría Perón, pero con los ojos de Arturo Jauretche. Es decir, sin "zonceras argentinas".

Sabe, que la deuda heredada por el gobierno anterior es la más grande de la historia argentina, y, aun así, sostiene que el gobierno debe honrar sus deudas. No se trata de un suicidio para nuestra "deuda interna" sino un "posible oxígeno para deudas externas futuras".

Desde la antigua Grecia, hasta las oficinas "llenas de espías" en el Gobierno de Macri, todos sabemos que "la guerra es la política por otros medios...". Todos de una u otra manera, jugamos a frentes de combate, con o sin artillería. El Gobierno nacional, sabe que las municiones que se disparan en los primeros días, pueden significar "bombas de neutrones" en las próximas elecciones legislativas. Allí, como diría, Mao, "una chispa puede incendiar la pradera...".

Es por ello, que el "peronismo de Alberto" se abroquela en bloque, y trata que las internas sean parte de un "Frente de TODOS...sólo con algunos".

El mismo Perón, a pesar de su multiplicación de aliados, enemigos y compañeros, sabía que su gobierno "nacional y popular" era en la diversidad, siempre y cuando la "conducción recayera sólo en él...".

El peronismo es el partido menos republicano del mundo, pero tal vez sea, el más democrático de todos.

Si por democracia sostenemos lo que el pueblo quiere. Y en ese sentido, Alberto como Perón, sabían y saben, que eso significa: Conducción.

Por eso, "el peronismo de Alberto" no puede ser otro que el que conduce él. Claro, con un aditamento irrenunciable: El acompañamiento de Cristina.

Precisamente, Cristina dejo la conducción para pasar a ser la "estadista de consulta y de resistencia". Resistencia, que la propia Cristina, selló con hombres, y mujeres, en lugares estratégicos del gobierno de Alberto y compañía.

El tiempo que falta y sobra…

Este breve, editorial, no pretende ser un tratado filosófico, ni psicológico, sobre "el peronismo de Alberto Fernández", simplemente porque el tiempo no alcanza, y porque "el peronismo no es un partido político tradicional".

En todo caso, un disparo sobre un "gobierno nacional que pretende ser económicamente independiente, políticamente correcto y autónomo en sus determinaciones...".

Allí está la fortaleza de Alberto, y precisamente también su debilidad.

El peronismo es básicamente "construcción de poder en la acumulación de satisfacciones sociales". Es decir, "justicia social con ascendencia equilibrada".

Algo, que Alberto le gusta remarcar en cada conversación con su "círculo más cercano" de funcionarios amigos, y de viejos políticos de consulta.

Pero, al tiempo que Alberto va comprendiendo la lógica de acumulación de poder, algo que con Néstor concretaron a la perfección, es imperioso que el mismo se vaya nutriendo de la base más esencial: El peronismo puro....

Y digo "Peronismo puro", al que llega básicamente del estamento institucional y de nuestro interior del País. Algo, que el FRENTE DE TODOS es esquivo, porque su concepción constitutiva fue la pluralidad de las ideas con conducciones diversas.

Allí reside la debilidad de un Gobierno peronista a lo Alberto.

Algo que Perón pudo controlar hasta que le dijo adiós a este mundo.

Algo que Alberto tiene aún como deuda pendiente, y como fortaleza a construir. 

(*) Eduardo "Dady" Rubio exclusivo para cadena BA, 10 de Junio 2020.

Periodista. Director Gral. de FM SUR en Zapala (Neuquén) Presidente de la ONG Aluvión XXI