El impacto de la pandemia del nuevo Coronavirus ya empieza a trasladarse a números en la Economía mundial, con caídas históricas, recortes en proyecciones y aún mucha incertidumbre sobre cuál será el fondo desde el cual empezaremos a recuperarnos.

Con una economía en recesión desde hace ya dos años, Argentina, y más particularmente su Presidente, afrontan hoy un complejo dilema. O mantener el aislamiento en las condiciones actuales que tan buenos resultados ha brindado en materia sanitaria, o continuar administrándolo (relajándolo) para así moligerar el impacto económico negativo.

La decisión es quizás igual o más difícil de lo que fue la propia imposición del aislamiento obligatorio, una medida acompañada por la enorme mayoría de la sociedad.

Los sectores económicos y sociales más frágiles tienen cada vez menos resto y el Gobierno, a diferencia de lo que puede suceder en otros países, tiene poco margen de maniobra para seguir acompañando con nuevas medidas.

Ante la falta de capacidad fiscal para contratacar la pandemia, resulta razonable la aplicación de medidas más restrictivas y viceversa.

Sin desplazar del centro de la agenda al Coronavirus, comenzó a correr el reloj para dar el primer gran paso en el proceso de renegociación de la deuda pública: el acuerdo con los tenedores de bonos emitidos bajo legislación extranjera.

Las posibilidades están abiertas. El desenlace de esta negociación marcará notablemente a la Economía argentina en sus próximos años.

(*) Lucas Romero Manoukian exclusivo para Cadena BA 30 de abril de 2020

Abogado. Director de la Economía Online (@EconomiaEnLinea)