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06-06-2019 | En la sexta audiencia del juicio, los testigos revelaron la complicidad de Mercedez Benz | |||
Campo de Mayo: La complicidad de las empresas | |||
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"Estaba haciendo el servicio militar a los dieciocho años cuando me secuestraron y me llevaron a Campo de Mayo", relató Jorge Omar Sosa, el primer testigo de la sexta audiencia de la megacausa que investiga los crÃmenes cometidos en ese Centro Clandestino de Detención y Exterminio, que se encuentra tramitando los casos de los obreros secuestrados y desaparecidos de Mercedes Benz. "Me pusieron una venda y me metieron en un calabozo. Me di cuenta de que estábamos ahà porque tenÃa una novia en Don Torcuato y conocÃa el sonido del tren. Se escuchaba cerca", recordó. La historia parece repetirse en un sin fin de casos similares: su hermano habÃa sido detenido y nadie sabÃa nada de él. Una tarde golpearon la puerta y la tiraron a abajo. Era gente de civil y del Ejército. Los insultaron mientras preguntaban por su hermano. "Nos pusieron revólveres en la cabeza y me decÃan que se iban a llevar a mi mamá y a mÃ, que iba a estar desaparecido, asà de una", contó. Su mamá estuvo secuestrada y escuchaba la voz de su hijo mayor, al lado, diciéndole que tenÃa miedo. "Ella decÃa que era como si se escuchara una grabación, no como si fuera él. La torturaban psicológicamente", rememoró. Uno de los dÃas de su detención, vio bajar de un camión a varias personas. Entre golpes y gritos los escuchó decir que eran delegados y secretarios de Mercedes Benz. "Uno se quiso escapar y le tiraron un perro para que lo mordiera. Nunca supe si falleció o si lo llevaron al hospital de Campo de Mayo", declaró conmocionado. Además de confirmar la presencia de obreros de la fábrica automotriz, también aseguró que varios "vuelos de la muerte" salieron del predio. "Cuando me hacÃan limpiar los calabozos, veÃa unos tubitos con un lÃquido rojo. Eran para dormir a los que llevaban a los aviones", sostuvo mirando al juez. "SabÃa eso porque escuchaba las hélices y vi muchos tambores azules, los que se usaban en la construcción y con los que tiraban a la gente", añadió. La segunda en declarar fue Hilda Fernández que se desempeñó como secretaria del ex director de Asuntos JurÃdicos de Mercedes Benz, Rubén Pablo Cuevas, durante la dictadura militar. "La empresa siempre tuvo contacto con el Ejército", explicó, mencionando que tenÃan acuerdos comerciales tanto con las Fuerzas Armadas argentinas como con los de otros paÃses. "No veÃa usualmente militares en la fábrica. Una mañana vi a un general que estaba al frente del Regimiento 602. Se llamaba BalÃn y habÃa ido a ver a Cuevas", agregó haciendo referencia a su jefe. Las preguntas de la querella, compuesta por Pablo Llonto, el Centro de Estudios Legales y Sociales, Abuelas de Plaza de Mayo y las secretarÃas de Derechos Humanos de Nación y Provincia, buscaban reconstruir los secuestros a los obreros de la fábrica y las tensiones que se crearon entre los trabajadores y los altos mandos de la empresa. "Más tarde me enteré que habÃan desaparecido a los de la comisión interna", agregó Hilda Fernández. En la misma lÃnea, Rubén Aguilar, ex delegado negociador del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), declaró que varios años después otros compañeros le contaron sobre la desaparición de trabajadores. "Secuestraron a los de la comisión interna; a los delegados. Descabezaron a toda la actividad sindical", cerró. El último testigo fue Hugo Corsatto, trabajador de Mercedes Benz desde 1971 a 1976. "HabÃa un clima de malestar al interior de la fábrica por el tema de los salarios", describió. Las tensiones entre los obreros y los empresarios iban en aumento durante los años previos de la dictadura. "En el 74 ya estaban haciendo listas de trabajadores que querÃan sacarse de encima. Yo pude rescatar una de la oficina de mi jefe de sector", mencionó y entregó como evidencia una fotocopia con nombres escritos a mano. "Las empresas ya estaban preparando el golpe desde mucho antes. Yo me salvé porque visibilicé la lista al interior de la fábrica", agregó. Mientras los conflictos iban en aumento, la participación de los cargos jerárquicos aportando nombres a los militares para la desaparición de personas se hacÃa más evidente. "En abril del 76 se llevaron a un compañero. Entraron, preguntaron por él y lo fueron a buscar", dijo Corsatto, remarcando su desconcierto ante la situación porque no habÃa manera de que los militares supieran en qué sección estaban. "Recuperó su libertad. Y lo curioso es que cuando llegó a la casa, tenÃa un telegrama de la empresa del dÃa anterior donde le decÃan que por lo que le habÃa pasado, le daban quince dÃas de licencia", remató con ironÃa. Entre las declaraciones de los diferentes testigos, las preguntas de la querella y las objeciones de la defensa, hubo un cuarto intermedio para debatir una oposición de Juan Carlos Tripaldi, abogado de varios acusados en la causa. La estrategia de la defensa se entretejió con el entorpecimiento a las preguntas de la querella. Sin embargo, el debate abrió nuevas aristas para seguir investigando las causas y la participación de la empresa Mercedes Benz con el terrorismo de Estado. "Fue importante porque los testigos confirman la participación de los cargos jerárquicos en la desaparición de trabajadores al apuntar nombres de los militantes más sindicalizados y con conciencia de clase que los molestaban", remarcó Pablo Llonto, abogado especialista en derechos humanos. "Aunque acá sólo se juzga la responsabilidad de los militares, es necesario entender lo previo para explicar el odio y la voluntad represiva contra el sector de la clase trabajadora que luchaba con dignidad y honestidad por los derechos de los laburantes", cierra. ¨Para la abogada de Abuelas de Plaza de Mayo, Carolina Villella, "fue muy ilustrativo en cuanto a la conflictividad que habÃa en la empresa por la participación que tenÃan los trabajadores en la actividad sindical". (anccom) |