|
|||
"PASO a PASO" | |||
|
|||
Desde cada universo polÃtico-ideológico se pregona la unidad, sea para conservar el poder polÃtico establecido, sea para derrotarlo en las urnas y ocupar su lugar. El común denominador de todos es que se da por supuesto que ese pregón significa lo mismo en cualquier caso. Pero ocurre que, valga la aparente paradoja, el concepto de unidad tiene varias interpretaciones posibles. Por ejemplo, en el frente de izquierda más antiguo (PTS-PO) significa "articulación de la diversidad". Aunque esta diversidad tiene sus lÃmites ideológicos hacia afuera del campo de izquierda y lÃmites polÃticos hacia adentro. Es por lo primero que no pueden integrar el "campo nacional y popular" y es por lo segundo que hay dos frentes de izquierda y algún que otro partido suelto, sin que hasta ahora esta última diversidad haya podido articularse. Por el lado de la derecha (actualmente en el gobierno), es mucho más fácil la cuestión: "es por acá y no hay otro camino, sólo hay que hacerlo más rápido". Por eso la tensión entre el PRO y la UCR, que sólo fue una alianza electoral y de ningún modo una coalición de gobierno. Manda el primero sin angustia alguna, porque toda la angustia se concentra en el segundo. Este es otro de los significados del concepto de unidad: unanimidad impuesta desde arriba. Mientras tanto, la antigua y aún sostenida tercera posición (el "campo nacional y popular", como lo llaman el peronismo, el kirchnerismo y sus aliados), hace gala de aparentes dispersiones, de aparentes fragmentaciones, de aparentes desprolijidades, de marchas y contramarchas, que confunden a muchas y a muchos, a pesar de que siempre ha sido asà y siempre ha logrado la sÃntesis, más tarde o más temprano, en la victoria o en la derrota. En este último universo proliferan los armados, orgánicos o inorgánicos, y también los posibles candidatos y las posibles candidatas. Tampoco faltan las "operaciones" internas a ese conglomerado. Algunos no quieren saber nada de competir en las PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias) y esperan el "dedo" salvador. Otros alientan aquella posibilidad cómo única manera de dirimir diferencias. Es notable que haya distintas asociaciones de "orgas" y "grupúsculos" reuniéndose para establecer los lineamientos programáticos del próximo gobierno nacional y popular, con el objetivo de poner ese trabajo a disposición de quien resulte ser, al final del camino, con dedo o con PASO, el candidato o la candidata que tenga la tarea de sintetizar a este espacio polÃtico. Al mismo tiempo, todas las pre candidatas y todos los pre candidatos también tienen a sus equipos técnicos trabajando en la elaboración de sus respectivos planes de gobierno. En algunas de aquellas asociaciones diferencian lineamiento programático de plan de gobierno y en algunas, esta diferencia no se tiene en cuenta. Las primeras, sostienen que ambas cosas son articulables. Las segundas, no lo están pensando. Pero valen todos estos esfuerzos, porque alimentan la militancia y eso se va notando en el trabajo de calle que ya ha comenzado. Hablaba antes de aparentes dispersiones, de aparentes fragmentaciones, de aparentes desprolijidades, de marchas y contramarchas, porque sólo son eso: apariencias. Detrás de ellas hay un magma in crescendo que, finalmente, confluirá en un proyecto polÃtico definitivo para estas elecciones. Que gane o que pierda, es otro cantar. Todos sabemos -aunque nos cueste reconocerlo- que podemos estar atravesados por la misma indignación y compartir los mismos objetivos, aun en espacios polÃticos distintos, porque una cosa es el proyecto polÃtico "hacia afuera" y otra cosa es el proyecto polÃtico "hacia adentro". Cada organización polÃtica tiene sus propias necesidades y expectativas de construcción y rumbo. Coincidir en un proyecto polÃtico "hacia afuera" no necesariamente hace confluir a distintos espacios en un solo armado "hacia adentro". Hasta que llega el momento en que es necesario hacerlo. Pero además, ¿cuáles son los grados de poder polÃtico y económico que podremos ejercer, según cada escenario posible? No hay otra pregunta legÃtima para hacerse. El "escenario posible" puede llamarse confrontación, diálogo, alianza, o lo que se quiera imaginar, con o contra el poder polÃtico y económico gobernante. El "para qué" es lo que cada organización se proponga como objetivo. Pero la cuestión central es el "cómo", es decir, encontrar la respuesta a la pregunta de inicio. Esta es la principal dificultad para materializar el clamor manifiesto por la "unidad". Porque no hay una única respuesta. Y aun cuando la haya, no habrá una interpretación compartida, en términos polÃticos, sobre cómo llevarla a la práctica. Hasta que llega el momento en que es necesario hacerlo. La unidad del campo nacional y popular ocurrirá después de las PASO. Nunca antes. Es necesario asumirlo. (*) Carlos Sortino exclusivo para Cadena BA. 2/4/2019
Periodista, ex docente de la UNLP. Referente de la Agrupación Municipal Compromiso y Participación (COMPA): https://www.facebook.com/COMPALaPlata/ |