Sobre el puerto uno se podrÃa hacer las mismas
preguntas que nos plantea el aeropuerto. Hay capitales de provincia diez veces
más pequeñas que La Plata y sin embargo tienen aeropuerto propio y vuelos
regulares. Viedma tiene 80.000 habitantes (diez veces menos que La Plata), Santa
Rosa tiene 105.000 habitantes, San Juan tiene 115.000 habitantes. Las tres poseen
aeropuertos activos. Si se objeta que La Plata está muy cerca del aeroparque de
Buenos Aires (66 kilómetros) recordemos que el aeropuerto de Paraná está a 52
kilómetros del aeropuerto de Santa Fe y que el aeropuerto de Corrientes está a sólo
37 kilómetros del aeropuerto de Resistencia.
La única razón que habrÃa para justificar esta
situación es que La Plata está condenada a ser la hermanita pobre, la vecina
cenicienta de Buenos Aires. Pero esto se agrava si hablamos del puerto de La
Plata, ya que está listo para funcionar a pleno, con el mejor equipamiento y
una importante capacidad.
Sin embargo, parece estar instalada la resignación,
que no es una buena compañera. Provoca un espÃritu de mera sobrevivencia, mata
sutilmente las utopÃas y la iniciativa. Es parasitaria y cómoda. A la larga genera
diversas formas de una violencia que a veces provoca episodios de inseguridad
que nos avergüenzan.
La resignación no es invencible, y en La Plata,
Ensenada y Berisso hay un humus fecundo capaz de hacer brotar muchos proyectos.
Es la tierra fértil formada por una población de inmigrantes que vinieron con
ganas de más. Al mismo tiempo, en esta región abundan profesionales bien
capacitados como para generar una inventiva realista y eficaz.
No estamos pidiendo mucho. Sólo aquello que puede
brindar el marco adecuado para plantarse con dignidad y mirar el futuro con
esperanza. Pero no habrá infraestructura que produzca milagros si no se avanza
en la creación de equipos de trabajo que, asà como ocurrió en los orÃgenes de
La Plata, se sienten a pensar, crear y planificar, para no desaprovechar
ninguna de las oportunidades que se abran. Es bueno que cada uno piense que
cada dÃa que pase sin reaccionar significará menos bienestar, prosperidad y
oportunidades para sus hijos.
(*) Arzobispo de La Plata.- 3 de Marzo de 2019
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