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13-10-2018 | Día del Psicólogo | |||
Cómo creó y cómo interpretaba Rorschach su famoso test de las manchas | |||
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UN EXPERIMENTO MUY SIMPLE
Hermann Rorschach sabÃa que habÃa algunas imágenes que hacÃan sentir cosas, que producÃan reacciones psicológicas e incluso fÃsicas en el espectador, y otras que no. Comenzó a hacer docenas de manchas, probablemente cientos de ellas, probando las mejores con quien que se le cruzara. […]
Mientras diseñaba las manchas, Rorschach se esforzó en eliminar cualquier huella de trabajo manual y de artificio. Las manchas no debÃan parecer «artificiales»; su impersonalidad era crucial para su funcionamiento. En sus primeros borradores, todavÃa era obvio en qué lugar habÃa usado un pincel, cuán grueso era, etc., pero pronto obtuvo formas que parecÃan haberse hecho solas. […] Las imágenes de Rorschach parecÃan ser algo cada vez más diferente de cualquier otra cosa jamás vista en la vida o en el arte. […]
Era importante que las imágenes no parecieran un acertijo porque a los enfermos paranoicos se les erizaba la piel ante la sospecha de motivos ulteriores.
Un punto especialmente importante era que no parecieran un acertijo o un test, porque a los enfermos paranoicos de Rorschach se les erizaba la piel ante cualquier sospecha de motivaciones ulteriores.
Las imágenes no podÃan tener ni nombres ni números, ya que los pacientes le prestarÃan demasiada atención a lo que pudieran significar e ignorarÃan la imagen en sÃ. Tampoco debÃan tener borde, porque era probable que a un esquizofrénico en Suiza le recordara el recuadro en negro de una nota necrológica. Rorschach sabÃa [cómo] evitar las sospechas de los enfermos más suspicaces; una gran ventaja del método de las manchas de tinta [era] que podÃa ser «llevado a cabo como un juego o como un experimento, sin afectar los resultados. A menudo, incluso los esquizofrénicos más indiferentes y menos dispuestos a someterse a cualquier otro experimento, participaban voluntariamente de esta actividad».
¡Era divertido! Rorschach en un principio no concibió las manchas como un test: lo llamó experimento, una investigación abierta y desprejuiciada sobre las formas de ver de las personas. […].
«La simetrÃa de las imágenes [explica Rorschach] tiene el inconveniente de que la gente ve muchas mariposas en forma desproporcionada, etc., pero las ventajas superan con creces las desventajas. La simetrÃa hace que la forma sea más agradable a simple vista y, por lo tanto, predispone mejor al sujeto a realizar la tarea. La imagen es igualmente apta para personas diestras y zurdas. También incita a la interpretación de figuras completas».
[…] Otra decisión fundamental fue el uso del rojo. Como cualquier pintor, Rorschach sabÃa que el rojo y otros colores cálidos salen al encuentro del espectador mientras que el azul y los colores frÃos tienden a alejarse: en las manchas de tinta, el rojo aparecerÃa frente a la persona que hacÃa el test más agresivamente que cualquier otro color y le exigirÃa que reaccionara o suprimiera una reacción. El rojo parece más brillante para el ojo humano que otros colores con la misma saturación (…)… en contraste con el blanco luce oscuro, y en contraste con el negro parece claro. […]
El corte más radical de Rorschach con sus predecesores fue dejar de usar las manchas para medir la imaginación. […] Nadie que viera una mancha intentarÃa ver algo que no estuviera allÃ, se dio cuenta Rorschach; trataban de «hallar la respuesta que estuviera lo más cerca posible de la verdad de la imagen. Esto se aplica tanto a la persona imaginativa como a cualquier otra persona». Descubrió que no habÃa diferencia si le decÃa al sujeto que «diera libre curso a su fantasÃa» o no. Un esquizofrénico que antes de su enfermedad habÃa sido una persona imaginativa «producirá ideas delirantes distintas, más ricas y abigarradas que un enfermo carente de fantasÃa», pero cuando un enfermo psicótico tomaba sus fantasÃas por reales, «probablemente [esto] no guarde relación alguna con la propia función imaginativa».
Dos interpretaciones de sus manchas que Rorschach escuchó muy al principio ilustran este punto. En lo que serÃa la Lámina VIII del test definitivo, una mujer de 36 años vio «un tema estilizado de cuento de hadas. Un tesoro en dos cofres azules, enterrados bajo un tronco de árbol; debajo de ellos hay un fuego y al lado dos animales que guardan el tesoro».
La persona imaginativa habÃa integrado las formas y colores en una imagen global; su respuesta produce la impresión de estar jugando y es formulada con tono placentero. La segunda respuesta, en cambio, fue lo que Rorschach llamó «confabulación»: agarrarse de una parte de la imagen e ignorar o desentenderse del resto. El hombre vio la forma circular como una fosa de osos no porque los osos estuvieran dentro de ella (…), sino porque sus pensamientos habÃan quedado fijados en los osos y todo entonces tenÃa que estar relacionado con osos. Ya no podÃa ver la ubicación de la forma circular en el conjunto o asociarla con cualquier otro elemento de la imagen. […]
Mientras diseñaba y creaba las manchas de tinta, Rorschach también tenÃa que determinar para qué estaba diseñando su experimento […]. La pregunta que hacÃa era: «¿Qué es esto?» o «¿Qué puede ser esto?». […]
Las respuestas comenzaron a revelar más de lo que Rorschach habÃa creÃdo posible: una mayor o menor inteligencia, carácter y personalidad, trastornos del pensamiento y otros problemas psicológicos. Las manchas de tinta le permitÃan distinguir entre ciertos tipos de enfermedades mentales que de otro modo eran difÃciles de diferenciar. Lo que comenzó como un experimento parecÃa ser, en efecto, un test.
Rorschach siempre insistió en que habÃa inventado el test «empÃricamente» y que se habÃa encontrado de casualidad con el hecho de que diferentes tipos de enfermos mentales y de personas normales con distintos tipos de personalidad tendÃan a responder de manera peculiar. Por supuesto, no pudo descubrir lo que un determinado tipo de respuesta querÃa decir hasta que no comenzó a reconocerlo como caracterÃstico. Una vez que se dio cuenta, debe haber sospechado por adelantado al menos algunas de las asociaciones que iban a repetirse. Pero su talento fue reconocer un patrón, prestarle atención, considerar los casos lÃmite, hacer tal vez nuevos manchones para resaltar sus caracterÃsticas distintivas y luego volver a probar.
El test definitivo cobró vida en cuestión de meses. […]. En [agosto de 1918] redactó el experimento, describió las diez manchas de tinta definitivas en el orden final, el procedimiento del test y el esquema básico de interpretación de los resultados […].
Rorschach decidió que habÃa cuatro aspectos de las respuestas de las personas a tomar en cuenta. Primero, consideraba el número total de respuestas dadas en el test globalmente y si el sujeto «rechazaba» alguna de las láminas negándose a responder. Se trataba de un dato estimativo. Descubrió que los sujetos normales nunca rechazaban ninguna de las láminas —«A lo sumo, los neuróticos interceptados por complejos especÃficos rechazarán una»—. El número de respuestas podrÃa señalar una capacidad o una incapacidad básica para realizar la tarea o podÃa sugerir manÃa (muchas respuestas) o depresión (pocas), pero revelaba poco acerca de cómo una persona percibÃa las láminas.
En segundo lugar, Rorschach anotaba en cada respuesta si describÃa la mancha de tinta en su totalidad o si se detiene en las partes. Responder «un murciélago» en la Lámina V era una respuesta global (W); ver «osos» en ambos lados de la Lámina VIII o «una mujer que levanta sus brazos» en la parte central de la Lámina I, era una respuesta de detalle (D). Ver algo en un pequeño detalle que casi siempre pasa desapercibido o que nadie interpreta, como decir que las esquinas superiores de la Lámina I eran «manzanas», era diferente: una respuesta de pequeño detalle (Dd). (…) Rorschach prestaba atención a los ritmos W, D y Dd como el tipo aperceptivo del sujeto o «modo de captar las cosas»: si tendÃan a pasar del todo a la parte, de la parte al todo, o si se quedaban fijados en uno u otro.
En tercer lugar, Rorschach clasificó cada respuesta según la propiedad formal de la imagen en la que se basaba. La mayorÃa de las interpretaciones, naturalmente, estaban determinadas por la forma: ver un murciélago en una mancha con forma de murciélago, un oso en una parte de una mancha que tiene forma de oso. Las llamó respuestas formales (F).
Otras respuestas estaban determinadas por el color: un cuadrado azul visto como una «nomeolvides», una forma roja como el «rosado de la aurora». Interpretar un área azul como «el cielo» era una respuesta cromática, incluso sin decir explÃcitamente «el cielo azul», porque esa respuesta se basaba en el color de la mancha, no en la forma. Tales respuestas cromáticas primarias (C), en las que la forma no desempeñaba ningún rol, no eran muy frecuentes entre los participantes del test. Más anormal todavÃa era separar completamente el color de la forma, diciendo acerca de una parte roja, «Eso es rojo». Más comunes eran las respuestas de color-forma (CF), basadas principalmente en el color, pero sin dejar de considerar la forma (una mancha gris como «una piedra» incluso si la forma no era especialmente maciza, o un manchón rojo como «sangre»), o las respuestas de forma-color (FC), basadas principalmente en la forma pero con el color cumpliendo un papel secundario («una araña violeta» o «una bandera azul» para una forma rectangular azul).
Las respuestas que describÃan las formas en las láminas como si se estuviesen moviendo, como «osos bailando» en lugar de solo osos, o «dos elefantes que se besan» o «dos camareros que se reverencian entre sû, eran respuestas cinéticas o de movimiento (M). […]
Las respuestas inesperadas, creativas, a veces extrañas, dadas tanto por los enfermos mentales como por las personas sanas que participaban del test le resultaban fascinantes, como a cualquiera.
Pero en lo que se centró principalmente fue en si la respuesta era «buena» o «mala», es decir, en si podÃa razonablemente decirse que describÃa la forma de la mancha […].
Y desde el principio, (esto) planteaba una pregunta que continuarÃa persiguiendo al test de Rorschach: ¿quién decide lo que es razonable? […] Al inventar el test, Rorschach no tenÃa datos que le permitieran distinguir objetivamente entre buenas y malas: carecÃa de una norma de referencia. Uno de sus primeros objetivos fue establecer un criterio cuantitativo para determinar cuáles eran las respuestas más frecuentes entre los sujetos normales y cuáles eran inusuales o únicas … […]
El registro del test de Rorschach de un sujeto, conocido como «protocolo», enumeraba cada respuesta que daba la persona y le asignaba un código. Como respuestas a la Lámina VIII, por ejemplo, «Dos osos polares» se codificarÃa como una respuesta zoomórfica (A) a partir de un detalle frecuente, a saber, las figuras rojas a los costados, con color irrelevante (D F+ A). «Las llamas del Purgatorio y dos demonios surgiendo de ellas» serÃa una respuesta de movimiento interpretada a partir de un detalle (DM).
«Una alfombra» serÃa una respuesta global mal visualizada, ya que la mancha no parece una alfombra (W F-). «La resurrección de los tumores venosos de la cabeza, y coloreados; rojos y marrones y azules», una respuesta que Rorschach escuchó en Herisau de un antiguo paciente esquizofrénico de 40 años con excitación motriz y serios delirios fluctuantes, era una respuesta global cromática (WC), con, huelga decirlo, algunos otros problemas.
Después de codificar las respuestas, Rorschach calculaba algunos cómputos básicos, como el número de F, C y M que habÃa, el porcentaje de respuestas mal visualizadas (F-%), el porcentaje de respuestas zoomórficas (A%). Y eso era todo. Esas docenas de letras y números eran el resultado del test.
En el ensayo de 1918, que explica a grandes rasgos el test, Rorschach describió los resultados tÃpicos para docenas de subvariedades diferentes de enfermedades mentales, pero se cuidó siempre de hacer afirmaciones generales cuando en Herisau carecÃa de un número suficiente de casos como para estar seguro. InsistÃa en que estos perfiles tÃpicos, aunque pudieran parecer arbitrarios, habÃan surgido de la práctica clÃnica. Un manÃaco-depresivo en una fase depresiva, escribió, no dará respuestas de movimiento ni de color, no verá figuras humanas y tenderá a comenzar con pequeños detalles antes de pasar a interpretar el conjunto (al revés del patrón normal), y en general dará pocas respuestas globales. Las personas con depresión esquizofrénica, por otro lado, se negarán a responder en un número mayor de láminas, brindarán ocasionalmente respuestas de color y darán muy a menudo respuestas de movimiento, y verán un porcentaje mucho más pequeño de animales y un número significativo de formas pobres (…). ¿Por qué? Rorschach se negaba a especular, pero señalaba que este diagnóstico diferencial — capaz de determinar la diferencia entre la depresión manÃaco-depresiva y la depresión esquizofrénica «en la mayorÃa de los casos, con exactitud»— era un verdadero avance en medicina. […]
Cuando alguien sin sÃntomas psicóticos presentaba resultados tÃpicamente psicóticos, Rorschach hurgaba más en profundidad y, a menudo, descubrÃa que tenÃa una herencia psicótica, antecedentes en la familia directa o que habÃa mostrado sÃntomas recientemente. A veces habÃan estado en remisión durante años. Incluso si ese no era el caso, podrÃa diagnosticar una esquizofrenia latente. Rorschach pensaba que en general las manchas de tinta revelaban lo cualitativo, no lo cuantitativo, es decir, el tipo de psicologÃa que tenÃa una persona, no el grado en que se expresaban esas tendencias. El test podrÃa detectar una disposición esquizofrénica independientemente de si los sÃntomas eran fuertes, débiles o incluso inexistentes. En poco tiempo, estaba lidiando con el tema ético de cómo decirle a un sujeto que su test revelaba una esquizofrenia latente o una psicosis: una enfermedad mental invisible tal vez totalmente insospechada.
[…] En ningún momento intentó usar una sola respuesta para imponer un perfil psicológico. Descubrió, por ejemplo, que ciertos tipos de respuesta provenÃan casi exclusivamente de esquizofrénicos o de personas con talento para el dibujo, pero eso no lo llevó a la conclusión de que el arte de dibujar debÃa correlacionarse con la enfermedad o ser similar a ella […]
Con diez láminas y lugar para múltiples respuestas en cada lámina, era poco probable que una o dos respuestas especialmente creativas o extrañas cambiaran el resultado general. Una serpiente con bigotes bailando ballet en la luna no significaba que uno estuviera loco. […]
[Las] interacciones entre diferentes tipos de respuesta explican por qué la administración del test no era nada fácil. Nunca hubo un código simple para establecer el significado de cada respuesta.
Peor aún, Rorschach no podÃa ofrecer ninguna explicación de por qué el test funcionaba. HabÃa establecido las relaciones empÃrica o instintivamente, igual que con sus manchas de tinta, sin basarse en ninguna teorÃa preexistente del significado del movimiento y el color, o de por qué prestarles atención antes que a cualquier otro dato. Sus interpretaciones de los protocolos individuales eran holÃsticas y a menudo parecÃan idiosincrásicas. Ese era el punto débil o fuerte del test: lo que lo hacÃa subjetivo y arbitrario, o rico y multifacético.
Cuando Rorschach se puso en contacto con un editor de libros, lo expresó de la siguiente manera: «Se trata de un experimento muy simple [que] tiene un amplio rango de aplicaciones. Permite no solo el diagnóstico individual de diferentes tipos de enfermos mentales, sino también un diagnóstico diferencial: si el sujeto es neurótico o psicótico o si es normal. Con las personas sanas, brinda información muy amplia acerca del carácter y la personalidad del sujeto; con los enfermos mentales, los resultados nos permiten ver su antiguo carácter, que en general sigue estando latente detrás de una psicosis».
También se trataba de un nuevo tipo de test de inteligencia en el que «el nivel de educación de alguien, o la buena o mala memoria, nunca oculta su verdadero nivel de inteligencia».
Las manchas de tinta «permitieron sacar conclusiones no sobre la "inteligencia global" de una persona, sino sobre los numerosos componentes psicológicos individuales que constituyen las diversas inteligencias, predisposiciones y talentos de la persona. En lo que respecta a este punto en particular, el avance teórico no es menor».
«Creo que puedo decir con seguridad que el experimento despertará interés», concluÃa con un toque de falsa modestia. «Quisiera preguntarle si estarÃa dispuesto a publicarlo.» (I)
(Extracto de: Las manchas de tinta. Hermann Rorschach. Su icónico test y el poder de la visión. Damion Searls. Paidós)*
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