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16-07-2018 | EL OFICIALISMO JUEZ Y PARTE | |||
Sin opositores al frente de los organismos bonaerenses que deben controlar la gestión de Vidal | |||
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El nombramiento de MarÃa Fernanda Inza como contadora general de la Provincia, que MarÃa Eugenia Vidal apuró la semana que pasó a favor de la mayorÃa que posee en el Senado y el oportuno apoyo de un representante del massismo, terminó de consolidar una situación con pocos antecedentes: todos los organismos de control de gestión previstos en la Constitución están controlados por el oficialismo Inza llegó al cargo tras la renuncia de Gastón Messineo, luego de desempeñarse en la SecretarÃa Legal y Técnica, pero fue duramente cuestionada porque el miércoles, cuando la cámara Alta trató su pliego, ya habÃa estallado el escándalo de los aportantes "truchos" a la campaña electoral de Graciela Ocaña y Esteban Bullrich el año pasado, en la que ella se desempeñó como tesorera de PRO, el partido macrista "puro" dentro de Cambiemos. La ContadurÃa es un organismo que tradicionalmente queda en manos de un funcionario ligado al gobierno, porque su función es "la fiscalización del gasto público", lo que en la práctica implica "firmar las facturas" del Gobierno, según explican en el Ejecutivo. Si la Contadora fuese opositora, esa tarea se complicarÃa mucho. Sin embargo, tal como informó hoy el diario Extra, las denuncias agregaron ruido a su designación, además del hecho de que refuerza el monocolor polÃtico en los organismos. Es que Inza es, además de amiga personal de Vidal, una PRO "pura": se desempeñó en cuatro cargos en el gobierno porteño cuando el actual presidente Mauricio Macri era su Jefe y también tuvo un paso por el Ejecutivo nacional. Después desembarcó en la secretarÃa que "cuida" la firma de Vidal, en reemplazo de Julio Conte Grand, que habÃa asumido como reemplazante de MarÃa del Carmen Falbo en la Procuración de la Corte. Otro de los organismos originalmente contemplados en la carta magna bonaerense para controlar la gestión, no solo del gobierno central sino también de los organismos descentralizados y también los municipios es el Tribunal de Cuentas. Allà está al frente Eduardo BenjamÃn Grimberg, que fue nombrado en 1987, cuando gobernaba la Provincia el peronista renovador Antonio Cafiero. De reconocida militancia radical, el pliego de Grimberg superó la prueba del senado en la época en que comenzaba a establecerse el criterio de que los organismos de control deben estar en manos de opositores, algo que Eduardo Duhalde, el siguiente gobernador peronista respetó, asà como Felipe Solá y Daniel Scioli. Sin embargo, en 2015 eso cambió: Grimberg pertenece a un partido que desde ese año integra la coalición gobernante. El organismo bajo su control, además, atraviesa una situación especial: desde 2016, el fallecimiento de una de sus vocales, la renuncia de otro y la jubilación de un tercero impiden que se firmen fallos. Los auditores siguen trabajando, pero no existe el quórum necesario para oficializar sus decisiones y, mucho menos, para imponer sanciones. La vocalÃa especÃficamente encargada de auditar las cuentas del Ejecutivo es la que lleva más tiempo vacante. Los tres cargos de vocales, que requieren acuerdo parlamentario, son apetecidos en el mundillo polÃtico provincial: no solo permiten acceso a información calificada, sino que son vitalicios, salvo que el titular sea removido por juicio polÃtico. Por eso, los reemplazos quedaron presa de negociaciones polÃticas que el Gobierno, que en algún momento evaluó designar solo un representante propio, demora. Según trascendidos, dos de las tres vocalÃas podrÃan quedar para la oposición, pero aún no hay certezas: es probable que eso comience a resolverse en paralelo a las conversaciones por el presupuesto del año próximo, en septiembre. En ese plano, en los últimos dÃas circularon versiones sobre la posibilidad de que el Ejecutivo proponga solo un reemplazo, para lo que impulsarÃa una figura "propia". Otros dos organismos clave también están ocupados por figuras del mismo color polÃtico que el de Vidal. Una es la FiscalÃa de Estado, a cargo del radical Gómez, designado durante la gestión de Daniel Scioli. Gómez, que enfrentó durante el final del mandato de Scioli intentos de correrlo del cargo, tiene la responsabilidad de controlar la legalidad de los actos del Gobierno central. El destino de la AsesorÃa General es más curioso: el actual gobierno directamente la eliminó como organismo autárquico el año pasado y echó a su titular, Marcelo López Mesa, de extracción radical. Ya incorporada a la estructura de la SecretarÃa Legal y Técnica, ahora es comandada por Patricio Blanco Ilari. Además de quedar rebajada en jerarquÃa, la AsesorÃa depende de un organismo que no tiene comando: el reemplazo de Inza aún no fue ordenado. (DIB) |