El
cumplimiento de un aniversario es siempre motivo de alegr铆a. Pero tambi茅n
supone un momento de reflexi贸n personal y comunitaria que nos ayude a sopesar
lo que se ha logrado y lo que no, cu谩nto hemos crecido en la vida de virtud,
c贸mo ha sido nuestro servicio hacia el otro, ese otro que, como afirma el
fil贸sofo Emmanuel L茅vinas, posee un rostro y no simplemente una cara. Ese otro
que me interpela con su dolor y sufrimiento y que, a los ojos de Dios, me llama
a ir a su encuentro.
Un nuevo
aniversario se cumple de la elecci贸n que convertir铆a al entonces cardenal
Bergoglio en el hoy Papa Francisco. Cinco a帽os han pasado desde entonces y no
hay un d铆a en el que la acci贸n evangelizadora de la m谩xima autoridad de la Iglesia cat贸lica no sea
noticia en todo el mundo. Pero el aniversario papal no es cualquier
aniversario, pues es la
Iglesia entera la que celebra junto al homenajeado. Es la
alegr铆a de las ovejas que, al escuchar la voz de su pastor, acuden presurosas a
su llamado y participan as铆 de un gozo que es divino, celestial.
Es
inevitable que el paso del tiempo provoque cambios. Algunos superficiales y de
poca importancia. Otros de gran envergadura y de mayor perdurabilidad. Es el
tiempo que transforma, que deja huellas, que ense帽a y que corrige. Este es un
tiempo muy especial en la vida de la Iglesia. Llamada
en todo momento a volver a sus ra铆ces, o mejor dicho, a su fundador,
Jesucristo, la Iglesia
muestra en estos tiempos su rostro m谩s hermoso: el de la compasi贸n y de la
misericordia. El papa Francisco es part铆cipe de esto. Nos ha mostrado que el
camino de la humildad y de la oraci贸n es el 煤nico posible para llegar a
nuestros hermanos, a aquellos que no creen en Dios o que se encuentran alejados
de 脡l; que la evangelizaci贸n es la finalidad a la cual tiende toda acci贸n
caritativa; que debemos cuidar la vida de todo ser vivo, puesto que todos formamos
parte de la misma Creaci贸n de Dios; que el medio ambiente, nuestra casa com煤n,
es el lugar donde transcurren y desarrollamos nuestras vidas y por eso debemos
protegerlo; y que la convivencia humana se sustenta en cuestiones
supratemporales, en valores que aviven la llama de la esperanza por un cambio
que nos lleve de la indiferencia y la banalizaci贸n a un compromiso serio y
constante, a la entrega de nuestras manos en pos del bien y la paz.
Recientemente,
en su mensaje cuaresmal, el Papa nos advert铆a sobre algunos de los riesgos en
los cuales podemos caer los hombres, en especial los cristianos, cuando
invertimos las prioridades de nuestras vidas: "Cu谩ntos hijos de Dios se dejan
fascinar por las lisonjas de un placer moment谩neo, al que
se le confunde con la felicidad. Cu谩ntos hombres y mujeres viven como
encantados por la ilusi贸n del dinero, que los hace en realidad esclavos del
lucro o de intereses mezquinos. Cu谩ntos viven pensando que se bastan a s铆
mismos y caen presa de la soledad". Este mensaje, sencillo en
apariencia, conlleva una meditaci贸n
aguda: el hombre es capaz de lo mejor y de lo peor. Y es 茅l el que tiene la
llave para decidir en d贸nde poner sus dones.
Hoy es un d铆a especial. Es el
festejo de todo un pueblo que acompa帽a al Papa, con su oraci贸n, para que la
misi贸n que le ha sido encomendada llegue a vislumbrarse en este mundo.
(*) P谩rroco de la Iglesia de Cristo Rey, en Villa Elvira, La Plata y Secretario Ejecutivo de la Comisi贸n Episcopal de Pastoral Social.
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