25-04-2024
18-02-2018 | El show abrió con "Infatuation"
Rod Stewart en GEBA, con la magia intacta: "Enorme recital de clásicos del rock"
En su quinta visita al país, Rod volvió a dejar en claro su poder de convocatoria -más de 21 mil personas- y su facilidad para conectar ya sea a través de una canción, una copa de vino o un simple traje floreado. Mirá video!!!

A los 73 años, Rod Stewart aún conserva su encanto. No existe otro artista en el mundo capaz de lucir un modelo floreado de esas características y sobrevivir en el intento. Pero él sí. Hizo el tercer cambio de vestuario en GEBA y todavía no hanía llegado a la mitad de un show que tuvo su previa súper exclusiva ($ 15 mil la entrada) el pasado miércoles en el Costa Salguero ante 1300 personas.


Ya no queda mucho de aquel que quería conformar una banda de rock and roll, como canta en "Maggie May". Lo que se ve ahora es un seductor en acción que apuesta siempre al corazón. Al golpe directo y certero. Canciones de amor y hits setenta ochentosos.

Un pibe vende cada botella de agua a 50 pesos. Asegura que adentro vale 100. Y consigue sumar clientes. Lo que no avisa es que cinco metros más adelante la gente se seguridad obliga a descartarlas provocando una montaña de plástico. La gente se agolpa. Hay mucha ansiedad. Hay mujeres con hombres, otras mujeres con otros hombres y una tercera variante: más mujeres con más hombres. Hay un alto contenido de amor en el aire.

El show abrió con "Infatuation" y los riffs de Jeff Beck suenan por primera vez en la interpretación de Emerson Swinford, el guitarrista principal de una banda de trece integrantes con amplia presencia femenina. Todos a tono, claro. En composé. Como amerita.

Aparecen los primeros problemas de sonido y el cantante todavía no se siente cómodo. A la tercera canción -el clásico de Creedence-, "Have you ever seen the rain", el músico exhibe un poco el malestar por no hallar un sonido acorde y interrumpe el tema para volver a empezarlo. Dirige todo, pide cortar otra voz con gestos y le da el protagónico a una de las integrantes de su crew para que se luzca con el violín.

Hace calor y deja de lado su saco dorado. Ya no recorre el escenario como en sus cuatro visitas anteriores. Apela al meneo localizado y a esa voz en las rocas que tanto le dio desde sus comienzos con el Jeff Beck Group hasta su actualidad pasando por esos maravillosos cinco años y medio en los Faces -la banda más fiestera de todos los tiempos, según los cronistas de la época-.

Hay más camisetas del Celtic, el club de sus amores que del propio artista. Sigue el clásico "Some guys have all the luck" y todos gritan. Luego de recurrir al fraseo de "Tonight´s the night", tema perteneciente A night on the town -el disco de 1976 con el que comenzó a alejarse del rock and roll hacia un estilo más festivo, algo que luego confirmó dos años después con Blondes have more fun-, el músico aprovechó para agradecer a una bodega y se tomó una copa de vino.

Cuando el campo tiene un sector V.I.P a veces es mejor ver algunas canciones a través de los celulares de los presentes -la tecnología hace milagros-. Pasa "Forever young" y luego de otro cambio de vestuario, Rod alarga el tema como una expresión de deseo. El sonido de la guitarra de Beck vuelve para "People get ready" mientras una formación del Mitre aparece por detrás del sector de los palcos más V.I.P que el V.I.P.

"Esta la van a cantar conmigo", dice y, con razón, ni bien se escuchan los primeros acordes "The first cut is the deepest", de Cat Stevens. El tandem "I dont wann talk about it" y "Have i told you lately" es demoledor. Están los que se abrazan, los que se miran y esos dos que aprovechan para dares un beso en el momento indicado. "Azul por las lágrimas/ negro, por los miedos de la noche". Hay estrellas. Muchas.

La banda es perfecta. Las mujeres tocan instrumentos, bailan, cantan y juegan con Rod. Si el músico necesita un descanso se lo dan con creces -su voz es una fuente inagotable-. Otro cambio de ropa y "Soccer time" según anuncian las pantallas -un británico como Roderick no debiera permitirlo. Clásico. El músico patea varias pelotas para distintos puntos -ya no son tantas como años anteriores-. Conrad Korsch aprovecha el momento que no tiene ningún bajista en la historia y juega con el slap. La gente grita. Por las pelotas, claro.

Pasa uno de sus clásicos más viejos -"Maggie May"-, se pone el sombrero y saca a relucir su charme para "Da ya think i'm sexy'", uno de los momentos más esperados por la gente. "Baby Jane" preanuncia el fin de una noche corta pero siempre agradable. El himno "Salling", lo confirma.

En su quinta visita al país, Rod volvió a dejar en claro su poder de convocatoria -más de 21 mil personas- y su facilidad para conectar ya sea a través de una canción, una copa de vino o un simple traje floreado. (Ambito)