Yo nací en un barrio, de calle de tierra, que el trabajo de los vecinos y de mi papá transformaron en asfalto. Calle que fue cancha de paleta-pelota, con límites que dibujábamos con tiza. Calle que fue pista de patinaje, cancha de fútbol reducido y, por la noche, territorio de árboles y sombras para jugar a las escondidas.

Yo nací en un barrio donde "ir de compras" era caminar por la vereda con una bolsa para volver del almacén o la panadería; donde el sol se colaba en las copas de los árboles en primavera y verano; donde los terrenos baldíos se convertían en lugares llenos de amigos de cuadras a la redonda, que hoy en día perduran.

Yo nací en un barrio donde volver de la escuela caminando era andar por un río de niños y niñas, mezclados con los overoles azules de los laburantes de los talleres del provincial, donde se construían los vagones de los ferrocarriles argentinos. Orgullo del barrio y de toda América Latina. 

Yo nací en el barrio mítico que dio su suelo negro para vestir de ladrillos la recién nacida Capital de la provincia y dar la piel a sus instituciones, como la Municipalidad, la Catedral, la Casa de Gobierno, la Legislatura. 

Hoy siento que crecimos deformándonos, desde nuestros actos a nuestros pensamientos.

Lamento que la política sea vista como negocio espurio y no como la administración responsable de lo que es de todos. 

Lamento que los niños no tengan la posibilidad que tuvimos nosotros de crecer con inocencia y juegos.

Lamento que el emprendimiento privado le ganara al colectivo y nos quedáramos sin lugares para disfrutar plenamente. 

Lamento que el trabajo se haya deteriorado y, con ello, el presente de los padres y el futuro de los hijos.

En tu cumpleaños Los Hornos, 

Deseo que mi generación despierte para exigir la oportunidad de una revancha, para cambiar esta forma ajena, privada y forzosa en que se presenta la realidad colectiva, cada vez más difícil y compleja.

Deseo salud para emprender la lucha, fuerzas para dejar todo, tolerancia para juntarnos todos y cada uno, inteligencia y humildad para planificar un cambio que incluya hasta el último olvidado, y honrar a nuestros viejos devolviendo todo lo que nuestros viejos nos dieron.