24-04-2024
11-12-2017 | Superliga
Rosario Central le gan贸 a Newell's
El 煤nico gol de partido lo hizo Germ谩n Herrera, a los 2 minutos del primer tiempo

El sentido de pertenencia es el latido del coraz贸n. Es la fuerza del sentimiento, de los or铆genes, el olor de lo propio. No se trata, solamente, de representar a la camiseta de toda la vida, la que se quiere desde chico: es defenderla con la prepotencia de la esencia. Rosario Central es pueblo. Ni buen f煤tbol, ni grandes haza帽as, ni coraje, ni vueltas ol铆mpicas, m谩s all谩 de que todo eso lo cobija en su historial. Central es el barro, es la generosidad, el f煤tbol trabado con la cabeza. Se nutre del calor de Arroyito y de los casi 40 grados a la sombra: as铆 gobierna en el cl谩sico m谩s caliente de nuestro medio. Coraz贸n, pases cortos y una fuerza arrolladora que nace justo ah铆: en sus latidos. Con protagonistas que conocen cada espacio de sombra, cada grito de gol. Desde que nacieron, canallas y valientes. El 1 a 0 sobre Newell's, una formaci贸n apagada, vac铆a, es eso: otro triunfo para extender la paternidad desde las v铆sceras, cuando el f煤tbol debe algunas cuentas pendientes.

La camiseta, la bandera y el orgullo. Marco Ruben, por ejemplo. Sin claridad, con pocos espacios, sin la clase de otros tiempos, corre, lucha, se entromete, juega el cl谩sico con la garganta roja. Llora, al final del espect谩culo, rodeado de sus compa帽eros y de algunos hinchas entrometidos. Solloza como un ni帽o: no es la primera vez que gana un cl谩sico y sin embargo, lo siente. Como Paulo Ferrari, interminable. No es el lateral de los viejos tiempos; cuando va, no siempre vuelve. Pero juega con el cuchillo entre los dientes, como la primera vez. Es un valiente en un juego de indiferentes, a los que les da lo mismo si la moneda cae cara o seca. Naci贸, tambi茅n, en Arroyito. Como Leonardo Fern谩ndez, el entrenador del silencio. S贸lo lo conocen en Central: asumi贸 el lugar de Paolo Montero, le arroj贸 un par de conceptos a un plantel desabrido, dej贸 a un costado el pizarr贸n y les habl贸, les cont贸, qu茅 significa ser de Central. Es un hombre de los de abajo, a los que nunca les refleja el sol. Gan贸 los tres partidos que dirigi贸. Talleres, Boca y Newell's. Tiene larga vida para 2018, desali帽ado, sonriente y campechano: bien de Central.



Germ谩n Herrera es otro veterano, nacido canalla y autor del gol, un cabezazo sutil, casi juvenil. Un gol a los 2 minutos, para aguantar con los dientes apretados y con pasajes de dominio territorial y psicol贸gico. Queda el postre, el f煤tbol. A Pachi Carrizo le qued贸 grande la escena de Boca. O no tuvo el suficiente espacio para imponerse, tal vez. Fue, de principio a fin, el faro de la habilidad, la explosi贸n de la categor铆a. Tambi茅n de la cantera, juega con picard铆a, corre (sobre todo, por el sector izquierdo) con la ventaja de conocer d贸nde empieza y termina todo. Alguna vez, C茅sar Menotti, otro 铆cono centralista, se refiri贸 al juego como el de las peque帽as sociedades. Con ellas, se puede volar. De a ratos -solo de a ratos-, Carrizo se encontr贸 con Gil, un volante que juega mucho mejor de lo que 茅l se cree. Sus encuentros fueron brisas en el hervidero.

En el cl谩sico de los corazones desatados, la celebraci贸n exagerada y la exaltaci贸n de la peque帽ez se potencian al l铆mite de las pulsaciones. Cualquier motivo es valedero: una dura infracci贸n (propia o ajena, da igual), un despeje en vuelo hacia la luna, una atajada, una discusi贸n elemental en el 谩rea, previa a un tiro de esquina. Un exceso de Tobio ante Brian Sarmiento. Una gambeta, un gol, una pared: s铆, tambi茅n las hermosuras del f煤tbol. Esa efervescencia de los de afuera, cae en los de adentro, cuando el juego s贸lo aparece en matices. Entonces, vuelan patadas, rozan las emociones y es todo un barullo de gritos e intolerancia.

As铆 fue buena parte del espect谩culo. Central llev贸 las riendas, Newell's lo mir贸 desde el s贸tano. Defendi贸 entre el nerviosismo del marco -un exceso de pasi贸n- y atac贸 con latigazos sin destino. Figueroa pareci贸 jugar en el patio trasero de su casa y Brian Sarmiento, provocador y divertido afuera, fue un pich贸n entristecido adentro. El equipo leproso, sin figuras, con la nostalgia de Maxi Rodr铆guez y Maxi Scocco, a a帽os luz de entrenadores que lo convirtieron en enorme, queda tendido luego de dos empujones indispensables. Un triunfo en el Monumental y un digno empate contra Racing. Le falta jerarqu铆a en sus nombres, pero sobre todo, capacidad del otro lado del mostrador. La derrota de Newell's no es futbolera: lo peor est谩 sobre sus escritorios.

El 1 a 0 parece corto. Es lo de menos: para todos, los de adentro y los de afuera, es gigante. Central se va de vacaciones con otro triunfo en la ciudad de la grieta futbolera m谩s grande de la Argentina. Se va, tambi茅n, con la cabeza en alto, vac铆o. Dej贸 hasta el 煤ltimo sudor que le quedaba.