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"Agenda electoral y más allá: 'Una lectura de la historia'" | |||
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Llegamos al final de un nuevo capÃtulo electoral de nuestra historia, sin mayores sorpresas ni transformaciones. Resultados al margen, no se ha puesto en discusión ni el sistema económico capitalista ni el sistema polÃtico de representación, su correlato necesario. La única discusión es quién ordena y conduce este complejo institucional y con qué grado de "sensibilidad social".
Estamos ante la continuidad de un largo y conflictivo proceso histórico, que puede ser interpretado desde distintas perspectivas ideológicas. Esta es una de ellas. El siglo de las transformaciones Por debajo de las guerras de independencia en América y de las revoluciones burguesas en Europa, el debate polÃtico más importante del siglo 19, tanto allá como acá, fue cómo organizar el Estado-Nación. Recordemos que Inglaterra y Estados Unidos ya habÃan resuelto su organización institucional: MonarquÃa Parlamentaria desde el siglo XVII y República desde el siglo XVIII, respectivamente. Y también habÃan resuelto aquellas discusiones polÃtico-ideológicas, lo que, por supuesto, no significaba el fin de los conflictos, sino, simplemente, su "encarrilamiento civilizado". O, al menos, la intención de que asà fuera. En América, la discusión primera fue MonarquÃa o República, rápidamente saldada a favor de la República. En Europa, unos optaron por la República y otros por la MonarquÃa Parlamentaria. A partir de allÃ, el debate central en ambos continentes fue Democracia o Representación. Hoy vemos a ambos términos ir de la mano, pero no era lo mismo en aquellos tiempos una cosa que la otra. En la segunda mitad del siglo XIX este conflicto se resolvió a favor de la Representación y se designó Democracia Representativa al sistema resultante. Allà comenzó a organizarse el sistema de partidos polÃticos, que antes no existÃan, y el nuevo problema a resolver fue quienes podÃan elegir y quienes podÃan ser elegidos. En nuestro paÃs, este debate recién completó su ciclo en 1951, con la incorporación del voto femenino. Y en 2013 tuvo un nuevo avance: la posibilidad del sufragio para los jóvenes de 16 a 18 años. Democracia o Representación a la europea ¿De qué se hablaba por aquellos tiempos en Europa y América cuando se hablada de Democracia? ¿De qué se hablaba por aquellos tiempos en América y Europa cuando se hablaba de Representación? En principio, podrÃamos decir, en términos generales, que, en aquel contexto, la Democracia era colocada a la izquierda de la Representación, por los militantes europeos de ambos proyectos polÃticos. Por aquellos tiempos, en Europa, la Democracia no era pensada en términos prácticos como un sistema de derechos y obligaciones y un procedimiento para la libre elección de los representantes del pueblo en el Estado, sino en tanto bienestar general de la población, lo que implicaba que no era tan importante quién gobernaba ni cómo llegaba al gobierno, sino cómo se gobernaba. Los fines eran más importantes que los medios para lograrlos. Democracia era vida digna -fundamentalmente, en términos materiales- para la mayorÃa de la población (de allà el concepto de "dictadura del proletariado", que hoy nos resulta antipático). Aún sigue siendo asÃ, en términos conceptuales. Por aquellos tiempos, en Europa, la Representación era pensada en términos prácticos como instrumento de una burguesÃa -como hoy, minoritaria-, que acaparaba no sólo los medios de producción y de cambio, sino también el gobierno y, por consiguiente, dictaba las condiciones de vida de la mayorÃa de la población e imponÃa requisitos restrictivos para elegir y ser elegido, lo que garantizaba, en beneficio de esa minorÃa, la reproducción del sistema (de allà el concepto de "dictadura de la burguesÃa", que hoy, prácticamente, se ha esfumado de nuestro sentido común). Aún sigue siendo asÃ, en términos conceptuales. Si digo "en términos prácticos", es porque estos estaban muy alejados de los "términos teóricos" en que muchos intelectuales trabajaron, al calor de aquellos conflictos (Montesquieu, Hobbes, Rousseau, etc.). No descontextualicemos: esto no era un debate pacÃfico en Europa. Se daba en medio de guerras casi permanentes, dentro y entre los Estados de entonces, a lo largo de casi todo el siglo XIX, para conquistar territorios, para internacionalizar la Revolución, para revolucionar la Revolución, para desmontar la Revolución, etc. Y allende los mares, en América, para aplastar los impulsos emancipatorios, para colonizar la emancipación y demás yerbas. Democracia o Representación a la rioplatense El contexto americano es la disolución del orden colonial (con todas las transformaciones imaginables e inimaginables en las relaciones culturales, polÃticas, económicas, sociales), la resignificación de la soberanÃa (que ya no era imputable al Rey por derecho divino), la definición de los territorios nacionales (a sangre y fuego), las guerras de independencia. Y todo esto, en forma simultánea. En el punto que nos toca, el conflicto, en el RÃo de la Plata, era Cabildo vs. Representación. HabÃa que elegir entre la "retroversión" de la soberanÃa, imputable a pueblos y ciudades (esquema corporativo español, con el Cabildo como "bunker") o la nación como sujeto único e indivisible, compuesta por individuos libres e iguales, que no remitÃa a ninguna práctica conocida concreta, pues provenÃa, en parte, de la Revolución Francesa, aún en curso, y del constitucionalismo norteamericano. El Cabildo, como una de las poquÃsimas instituciones coloniales sobrevivientes tras la caÃda de la monarquÃa española, era el refugio de la primera teorÃa (retroversión de la soberanÃa), con lo que podrÃamos aventurar que por estas tierras, la Representación, al revés que en Europa, estaba a la izquierda del Cabildo (que era una democracia antigua, sólo ejercida "por la parte principal y más sana de la población"). Por otra parte, demasiadas cuestiones se estaban discutiendo y resignificando por entonces: el concepto de pueblo, de nación, de ciudadano (en oposición al concepto de vecino, propio del Cabildo colonial), y las diversas formas de organización institucional a adoptar, superada ya la discusión entre MonarquÃa y República, además de la definición de los territorios que abarcarÃan cada uno de los Estados-Nación que se estaban formando. Todo ello en el contexto de las guerras de independencia que se libraron durante muchos años en forma simultánea con aquellas discusiones polÃtico-ideológicas. Finalmente, luego de diez años de disputa (1810-1820) triunfó la Representación, que tardó más de 130 años en consolidar la forma que hoy conocemos en Argentina y que, a excepción de su cerrado presidencialismo, no difiere mayormente de las formas representativas europeas. Simplezas y complejidades Y aquà estamos. Discutimos la necesidad de contraponer una justa y democrática distribución de la riqueza a un sistema injusto y autoritario de asignación de recursos económicos. Pero no discutimos la necesidad de promover una justa y democrática distribución del poder contra un sistema injusto y autoritario de asignación de recursos polÃticos. Asà las cosas, no salimos del circuito meramente electoral, es decir, reproducimos lo estructural y no avanzamos hacia su puesta en crisis. Porque la acción polÃtica instituye la naturaleza del poder: cómo decidir el régimen de selección y circulación de las élites, cómo establecer las relaciones entre gobernantes y gobernados, quienes deben hacer la ley y quienes deben obedecerla, qué perfil productivo se pretende y cuáles son los criterios básicos para la producción y distribución de la riqueza. Tan simple en la teorÃa. Tan complejo en la práctica. Como puede observarse, no es para nada fácil ni rápido resolver cómo vivir en sociedad y sostenerlo en el tiempo… (*) Carlos Sortino exclusivo para Cadena BA. 18/10/2017 Periodista, ex docente de la UNLP. Referente de la Agrupación Municipal Compromiso y Participación (COMPA) |