A poco menos de una semana, para las elecciones legislativas, se encontró un cuerpo en el Río Chubut. Las altas posibilidades de que sea Santiago Maldonado, conmocionó a la sociedad. Desconfianza generalizada, el cuerpo habría sido "plantado".

No es un novela de suspenso. Se trata de la vida política argentina. Contra todos los pronóstico, otra vez, ocurrió lo inesperado. Lo que los analistas llamaron nuevamente el "cisne negro", en referencia a la teoría de Nassim Nicholas Taleb.

El Gobierno aguardaba tranquilo la votación del domingo 22. Hasta el momento confiaba en los pronósticos de las encuestas, que adelantan posibles triunfos en las principales provincias, y sobre todo, en Buenos Aires.

A costa de un centenario endeudamiento, que profundiza la dependencia económica del país, el Gobierno surfeaba el "veranito económico". Debatía en el Coloquio de IDEA, con los empresarios, las posibilidades de la reforma laboral y se regocijaba con el pedido de desafuero de De Vido, mientras persigue a los periodistas que lo involucran en causas de corrupción.

Cristina, aceptando la derrota, protagonizó el lunes feriado un acto en la cancha de Racing, con discurso peronista, llamando a su unidad y rogando a los concurrentes que cada uno consiguiera dos votos.

Pero el martes, el hallazgo de un cuerpo en el Río Chubut, a 78 días de la desaparición forzada de Santiago Maldonado, conmocionó a la sociedad y ganó las pantallas de TV.

Con el correr de las horas, se confirmó que poseía la misma vestimenta de Santiago, y que incluso portaba su DNI. Pero la desconfianza en las instituciones es tal, que la familia espera confirmar su identidad a través de un ADN.

Desgarrador fue el relato de su hermano, Sergio, quien relató cómo estuvieron horas custodiando el cuerpo, encontrado en la zona en la que ya se habían realizado tres rastrillajes. La cuñada de Santiago sintetizó la crisis abierta en la escueta declaración que lo dice todo: "no confiamos en nadie".

En dos meses, la familia hizo una experiencia acelerada con el Estado, la Gendarmería, la Justicia y los grandes medios de comunicación, que forjaron una cadena de mentiras, difamaciones y encubrimiento. Y con ellos, también la hicieron sectores importantes de la sociedad, que comparten su desconfianza e incluso sostienen, aunque aún no se pueda asegurar, que el cuerpo fue plantado.

Las repudiables declaraciones de la diputada Elisa Carrió, alrededor de lo sucedido, no hicieron más que dejar a las claras la impunidad del Gobierno, cuando se siente ganador o vencedor. Las encuestas, llamadas a hacer a último momento, la obligaron a pedir cínicas disculpas, apretadas por el reloj electoral. Aunque todavía no aclaró la utilización oportunista que hizo del caso Julio López. Cuando la semana anterior a sus dichos, los ediles de Cambiemos votaron en contra, en la comisión de derechos humanos de la Cámara de Diputados, de abrir los archivos de inteligencia referentes a su desaparición, proyecto del que es autora Myriam Bregman.  

El jueves en Plaza de Mayo, luego de la Ronda de las Madres, el Encuentro Memoria Verdad y Justicia, realizó un acto, donde en su documento denunció la responsabilidad gubernamental y estatal y pidió la renuncia de Patricia Bullrich.

Dos días antes de la elección, se realizará la prueba de ADN sobre el cuerpo hallado en Chubut. El resultado tiene final abierto. Por un lado se espera la confirmación de que el cuerpo pertenece a Santiago. Más allá de si esta crisis política cambia o no el resultado electoral, no quedan dudas de que condicionará al Gobierno en el próximo periodo, golpeado en el seno de uno de sus ministerios estratégicos, que conduce a la fuerza de seguridad que en los últimos años, tanto el kirchnerismo como el macrismo, quisieron convertir en estrella. Ahora podrían ser ellos los autores del "cisne negro", que convirtió el cierre de campaña, en el final menos esperado.

Virginia Gómez. Exclusivo para Cadena BA. 19/10/2017

Licenciada en Ciencia Política (UBA). Docente. Staff de "La Izquierda Diario"