|
|||
"Cambiemos busca un cogobierno con el peronismo y desplazar a la izquierda" | |||
|
|||
Sobre el sistemas de alianzas de Cambiemos, la perspectiva de un cogobierno con el peronismo y por qué la izquierda tiene que estar en el Congreso. Cambiemos empezó su gestión el 10 de diciembre de 2015, con un gabinete de CEOs. Pronto se ganó el mote de "gobierno de los empresarios". Una descripción que no pudo sacarse fácilmente de encima, ni con su ajuste gradualista ni con su "veranito económico". Pero un gobierno de coalición electoral, que había llegado al ejecutivo gracias a la carambola del balotaje, no podía garantizar gobernabilidad sin tejer un sistemas de alianzas. Rápidamente, avanzó en acuerdos con la dirigencia tradicional de los sindicatos, a cambio del manejo de la caja de las obras sociales. Le brindaron entonces la tregua en los meses más oscuros, donde primaron los despidos, suspensiones y tarifazos, mientras entregaba el país con emisión de bonos de deuda a cien años. Cuando simularon soltarle la mano al Gobierno, apareció la operación "Pata" Medina, para poner a todos en caja de nuevo y volvieron al diálogo. Macri también necesitó de alianzas en el Congreso para pasar sus leyes fundamentales. Finalmente logró la mayoría necesaria en las cámaras, con los legisladores del PJ-FpV, el Frente Renovador (devenido en 1 País) y CUMPLIR. Con los movimientos sociales, como desde los años del duhaldismo y con el kirchnerismo, tuvo una política de contención negociada via Carolina Stanley, Ministra de Desarrollo Social. Del acuerdo, nació CUMPLIR, con Randazzo y el Movimiento Evita, que llevó esta política a la CTEP hasta llegar incluso a encontrar adeptos dentro de la CCC de Alderete. En la coyuntura electoral, se profundizó la negociación con la Liga de los Gobernadores desde el Senado. Con Pichetto, como principal interlocutor entre Cambiemos y las provincias, que ahogadas en el déficit fiscal, avanzan en el acuerdo para que consigan el aire que necesitan a cambio de votarle al Gobierno el presupuesto 2018, entre otras leyes. Los legisladores peronistas, incluyendo los que se presentaron en el 2015 como el "mal menor" dentro del FpV, cocinan la perspectiva de un cogobierno parlamentario, provincializando sus intereses, para reconstruirse con tiempos más largos que el finito 2019. Pero, paralelamente, Eduardo Duhalde apareció en escena y trabaja hacia un cogobierno pero con sede en el poder ejecutivo, para reconstruir el peronismo territorialmente desde la provincia de Buenos Aires y políticamente desde el central. En distritos como San Miguel y La Matanza, ya comenzó el libro de pases, y candidatos o referentes del peronismo apoyan ahora a la lista de Cambiemos. Pero dentro del marco de alianzas del Gobierno, para garantizar la gobernabilidad, juegan un rol trascendentes los grandes medios de comunicación. Denostando las luchas de los trabajadores a quienes equiparan con los corrompidos burócratas sindicales; demonizan a los docentes haciéndolos responsables de la crisis de la educación pública; atacan a la juventud que enfrenta las reformas proempresariales en el nivel secundario; en cada movilización de mujeres o en los mismos Encuentros Nacionales televisan durante más horas de aire, las pintadas y supuestos disturbios, que las demandas por las que se reúnen; convierten a Santiago Maldonado, su familia y los pueblos originarios en victimarios; entre otra infinidad de etcéteras. Y particularmente juegan su rol, en esta coyuntura electoral, para instalar que en octubre hay sólo dos opciones, como si fuese un balotaje presidencial, alentando la polarización entre Macri con Cambiemos y Cristina con Unidad Ciudadana. Lejos están de informar que se votan, en Buenos Aires, la madre de todas las batallas, tres senadores nacionales, 35 diputados nacionales, legisladores bonaerenses y concejales en los municipios, y que se puede optar entre 5 listas, pudiendo votar una de ellas en cada categoría. Particularmente, con la única lista de izquierda que pasó el piso proscriptivo en agosto, hay un especial ninguneo. Desde editorialistas de grandes diarios que (des)informan con que el Frente de Izquierda no está en octubre, hasta la nula invitación a sus candidatos, son algunos de los ejemplos que podemos ver a diario. Y hasta en la presentación de las encuestas provisorias, donde sólo describen los porcentajes que alcanzarían la lista del Gobierno y las tres variantes peronistas, ocultando incluso que en la categoría a diputado nacional, el primer candidato por el FIT, Nicolás del Caño, está por encima del primero de CUMPLIR, según la encuestadora que más se acercó al resultado final de las PASO. El Gobierno no sólo polariza con Cristina para alcanzar una importante victoria en la provincia de Buenos Aires, mientras acuerda una nueva gobernabilidad con el peronismo; sino también pretende, con los medios hegemónicos de aliados, borrar a la única alternativa política independiente y de izquierda que se encontrarán los lectores en el cuarto oscuro. Porque parte de prepararse para las medidas y ataques que se vienen después de octubre, es borrar a la izquierda que puso sus bancas al servicio de la lucha de Pepsico contra los despidos, no acompañó ninguna ley de ajuste y entrega, denunció los dietazos, y se desarrolla como una fuerza política militante en los centros de estudiantes y en los sindicatos, que el Gobierno necesita de aliados, para que pase la reforma laboral. Enfrentar esta proscripción para que la izquierda tenga su expresión en el Congreso, es parte de prepararse para plantarse de frente ante el nuevo cogobierno que se viene, sea este de tipo parlamentario o con sede en el Ejecutivo. Virginia Gómez. Exclusivo para Cadena BA. 6/10/2017 Licenciada en Ciencia Política (UBA). Docente. Staff de "La Izquierda Diario" |