12-05-2024
"Agenda electoral y m谩s all谩: 'Progresistas somos todos'"
Por Carlos A. Sortino (*) @CarlosASortino 

Pareciera que la 煤nica discursividad pol铆tica posible hoy es la discursividad pol铆tica "progresista". Nadie da un paso al costado. Ni al izquierdo ni al derecho. Los que se atrevan, correr谩n el riesgo de caer al vac铆o. As铆 que la cuesti贸n pol铆tica central es c贸mo diferenciarnos los unos de los otros con tan estrecho margen de maniobra.

Entre inocentes y c铆nicas, las corrientes pol铆ticas discursivamente progresistas que aspiran a conducir el Estado, o que ya lo condujeron, conciben la distribuci贸n de la riqueza a la manera de un aumento del gasto p煤blico en las 谩reas socialmente m谩s sensibles, como educaci贸n, justicia, seguridad, salud, acci贸n social, aumento para el que se requiere una reestructuraci贸n tributaria seg煤n la cual sean los que m谩s tienen quienes soporten una mayor carga impositiva, porque si los que m谩s tienen se resignan a acumular un poco menos de riqueza, se podr谩 mantener sin conflicto la estratificaci贸n en clases de la sociedad, ya que el Estado podr谩 por fin atender con eficacia las necesidades de los que menos tienen, que de ese modo estar谩n agradecidos y lo seguir谩n sosteniendo en su lugar para que garantice el bienestar de pobres y ricos, que para eso est谩 y no para subvertir el orden instituido pretendiendo desarticular la l贸gica del mercado, seg煤n cuyas reglas la libre competencia le asigna a cada cual lo que se merece y deja que la caridad cristiana o la asistencia social del Estado se ocupen de quienes merecen tan poco que no alcanzar铆an a consumir lo m铆nimo indispensable para mantenerse con vida.

Aquellas corrientes pol铆ticas discursivamente progresistas replican la libre competencia en el mercado electoral ofreciendo cada uno su garant铆a de suprema solvencia en la gesti贸n de las pol铆ticas p煤blicas, esto es, mayor eficiencia y menor corrupci贸n, para lograr la necesaria confianza que motive a los que m谩s tienen a dedicar m谩s recursos para cumplir con aquella misi贸n del Estado, esfuerzo que el Estado sabr谩 compensar con creces cada vez que compulse el mejor precio posible en el mercado de bienes y servicios para la provisi贸n de medicamentos y alimentos a los sectores sociales menos afortunados, de recursos humanos y materiales para la obra p煤blica, de los imprescindibles insumos para una administraci贸n de excelencia en educaci贸n, justicia y seguridad.

Ni pensarlo siquiera

El progresista jam谩s se atrever铆a a pensar, mucho menos a decir, que si producimos alimentos para 400 millones de personas, el Estado puede tomar la decisi贸n de alimentar, sin costo, a la poblaci贸n cuyo ingreso no supere la "l铆nea de pobreza", para que el hambre y sus efectos sociales se terminen en la Rep煤blica Argentina y que, para ello, s贸lo es necesario que el Estado se apropie del 5% de aquella producci贸n, lo que no parece un da帽o considerable para la rentabilidad empresaria. 

Y no se atreve ni siquiera a pensarlo, porque intuye que si eso ocurre, lo da帽oso para los pol铆ticos pro-sistema y sus socios empresarios es que se les podr铆an escurrir como agua entre los dedos el poder y el lucro, sus necesidades b谩sicas por dem谩s satisfechas.

Porque es altamente probable que un pueblo sin hambre no tenga que mendigar trabajo al precio de su esclavitud y, por lo tanto, pueda elevar inmediatamente a condiciones de dignidad y justicia el trabajo de todos.

 

Porque es altamente probable que un pueblo sin hambre aleje las enfermedades, con lo que rebajar铆a dr谩sticamente el presupuesto en salud p煤blica y, por lo tanto, lo transformar铆a en un servicio por dem谩s eficiente. 

 

Porque es altamente probable que un pueblo sin hambre corte todo riesgo de conflicto social, con lo que reducir铆a notablemente el presupuesto en seguridad y justicia y, por lo tanto, los transformar铆a en servicios democr谩ticos y populares. 

 

Porque es altamente probable que un pueblo sin hambre disminuya marcadamente el presupuesto en acci贸n social y, por lo tanto, pueda derivar ese dinero, sumado con los ahorros anteriores, al presupuesto en educaci贸n y ciencia, multiplic谩ndolo para transformarlo en el fundamento de un pa铆s libre.

 

Porque es altamente probable que un pueblo sin hambre pueda pensar, pueda dialogar, pueda reflexionar, pueda organizarse para la producci贸n econ贸mica, pero tambi茅n para la producci贸n simb贸lica y para la acci贸n pol铆tica. 

 

Porque es altamente probable que un pueblo sin hambre sepa gobernarse a s铆 mismo y llegue a la conclusi贸n de que no es posible alterar la distribuci贸n de la riqueza sin alterar su modo de producci贸n.

La nada misma

El progresista sigue aferrado a la l贸gica del derrame, sea en su versi贸n liberal, sea en su versi贸n desarrollista, porque sigue asign谩ndole al mercado, regulado o desregulado, la natural funci贸n de ordenar y conducir la asignaci贸n de recursos.

La moral茅tica progresista, indica que no tiene la menor importancia si es el estado o es el Mercado quien "maneja" tal o cual actividad econ贸mica: la cuesti贸n central es que, sea quien fuere, la "maneje bien". Como si hubiera una sola manera de hacer las cosas "bien", como si no existieran los conflictos de intereses y actores que se benefician o se perjudican seg煤n qui茅n los "maneje".

El progresista es tan s贸lo un idealista sin bases s贸lidas de sustentaci贸n en la pr谩ctica pol铆tica, un sostenedor de valores abstractos que hacen confortable su impotencia, al tiempo que procuran contener a las masas marc谩ndoles a fuego los l铆mites de lo correcto.

Ser谩s progresista o no ser谩s nada. O mejor a煤n: ser谩s progresista para no ser nada. Ese es el camino que eligen para llegar, sin asustar a nadie, a la mayor铆a de la poblaci贸n que vota, dado que estos "progresistas" sostienen que esa (su propia aspiraci贸n) es la aspiraci贸n dominante de la ciudadan铆a: no ser nada, es decir, ser tan s贸lo "progresista". 

(*)  Carlos Sortino exclusivo para Cadena BA. 6/10/2017

Periodista, ex docente de la UNLP. Referente de la Agrupaci贸n Municipal Compromiso y Participaci贸n (COMPA)