La crisis hídrica de la provincia de Buenos Aires tuvo un fuerte impacto en los cultivos de soja y, próxima a finalizar la cosecha, las cifras oficiales indican que la superficie implantada se redujo un 11,2% respecto a la campaña previa al pasar de 6,7 a 5,9 millones de hectáreas.

El informe agropecuario bonaerense del primer semestre del año, elaborado por la Dirección Provincial de Estadística y que publicó hoy Diario Extra, señala que "la campaña sojera 2016/2017 sufrió un impacto derivado de las intensas lluvias de abril y mayo, lo que generó un retraso en la recolección como así también en pérdidas de áreas y rindes".

Desde el Ministerio de Agroindustria bonaerense reconocen que la soja es el cultivo más castigado por las inundaciones que azotan desde hace meses al territorio provincial. Y aunque ven con preocupación el retroceso en la campaña, mantienen la esperanza en la siembra de gruesa (soja, maíz y girasol) prevista para el último trimestre del año, lo que podría "compensar" las cifras actuales.

Según la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), esa expectativa depende de las lluvias de primavera, que deben ser inferiores a lo normal para que el agua alcance a evaporarse y se pueda sembrar en territorios donde aún "no hay piso" por las inundaciones.

Desde Agroindustria precisaron a DIB que hace más de 7 años que las napas están subiendo en las zonas productivas de la provincia, como consecuencia del cambio en el régimen de precipitaciones que se evidencia desde hace casi una década. Es que como viene informando esta agencia, en la mayoría de los distritos productivos de la provincia ya llovió mucho más del promedio que se espera para todo el año.

Carbap advirtió que peligra el 25% del área destinada a la agricultura y 26% de la ganadería en el área productiva de Buenos Aires y La Pampa. "Parte de esas zonas, como el partido de General Villegas, tienen problemas desde hace más de 15 meses y los impedimentos que generan las inundaciones abarcan la pérdida de miles de hectáreas de soja y maíz que no se pudieron cosechar, cientos de miles de litros de leche que se tuvieron que tirar y la pérdida de terneros y vacunos en general", precisó.

La entidad agropecuaria señaló que el impacto económico que tendría sobre la actividad en Buenos Aires y La Pampa "alcanza 26.200 millones de pesos, proyectando lo que no se sembrará con soja, maíz y girasol, además de las pérdidas en trigo, y estimando los perjuicios en ganadería, lechería e infraestructura".

En tanto, desde el Gobierno prefieren ser más cautelosos respecto a las pérdidas y manejan otras cifras: hablan de 410 millones de dólares (242 millones en agricultura y 170 en ganadería y tambos). (DIB)