Se consumó el proyecto del gobierno de Nicolás Maduro de sacar de la arena política de poder a la oposición. Este viernes fue disuelto formalmente el Congreso de la Nación, cuyas facultades son absorbidas por la Asamblea Constituyente de mayoría chavista, que fue votada en las últimas elecciones, signadas por la violencia y la represión, que ya acumula más de 150 muertos.

La Asamblea Constituyente, que conduce la ex canciller Delcy Rodríguez, comunicó en la mañana del viernes la decisión de "asumir las competencias para legislar" en reemplazo del Parlamento venezolano, cuyos miembros quedan desafectados y su representatividad anulada.

El objetivo de la potestad plenipotenciaria de la Asamblea es legislar "sobre las materias dirigidas directamente a garantizar la preservación de la paz, la seguridad, la soberanía, el sistema socioeconómico y financiero, los bienes del Estado y la preeminencia de los derechos de los venezolanos".

La anulación del Congreso y su reemplazo por la Asamblea se dio en una sesión a la que se negó a asistir la junta directiva del Parlamento, tras la cual se firmó el decreto que avala la medida.

El decretó puntualizó que "todos los órganos del poder público se encuentran subordinados a la Asamblea Nacional Constituyente" y por ende el Congreso cesa en sus funciones.

Rodríguez informó a través de las redes sociales y los medios afines que el gobierno a través de la Asamblea no permitirá "desviaciones" del "verdadero poder popular".

"¡No vamos a permitir más desviaciones de poder! (…) ¡Llegó la Constituyente a poner orden!", sentenció la funcionaria de Maduro.

Frente a esto, la junta directiva del Parlamento emitió una carta pública en la que desconoce "la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente, sus mandatos y todos los actos emanados de la misma".