19-04-2024
"Campaña, grado cero: entre la fidelidad y la diferencia crítica"
Por Andrés Lavaselli @Lavaselli (Agencia DIB @AgenciaDib )
Híper corta, al menos en su tramo formal, la carrera hacia el primer mojón electoral arranca, según la cuasi unanimidad de los datos existentes, con un escenario de paridad que promete un final abierto pero reñido. Y obliga a enfocar la mirada en las dos variables que pueden ser clave en el definitorio tránsito entre agosto y octubre: el grado de fidelización de los votantes y la luz que separe los dos primeros puestos en las PASO.

Es cierto las encuestas suelen ser, sobre todo al inicio de las campañas, instrumentos de instalación de candidaturas más que de diagnóstico o predicción de escenarios. Pero hechas esas salvedades, vale apuntar que el promedio que la mayoría de los sondeos muestra, hoy, a Cristina Fernández con mejor intención de voto que Esteban Bullrich. Y a ambos recortados de Sergio Massa. Florencio Randazzo, por ahora, no aparece en la foto.

Sintomático, el equipo de Vidal diseñó un plan de campaña que da por válido ese escenario: el objetivo que se fijó es que Esteban Bullrich repita el 13 de agosto el 32,9% que Mauricio Macri obtuvo en la Provincia en octubre de 2015. Para eso estiman, Cambiemos debe recuperar 2,9 puntos. Es que, a diferencia del gap de 2 puntos a favor que un sondeo que la Casa Rosada no mostrará le atribuye a Cristina, en Provincia dicen que tienen a ambos candidatos empardados en 30%.

Pero esa discrepancia no importa. Lo que se discute en las mesas de arena de PRO es algo que podría llamarse la hipótesis de los tres puntos. Es sencilla: una victoria de CFK en las PASO por encima de esa diferencia sería muy difícil de descontar en la general, pero una derrota por menos es vista incluso como más favorable que un triunfo, que no podría ser sino estrecho ¿Por qué? Porque activaría el temor al retorno de la Expresidenta en una porción del electorado que de otro modo elegiría a Massa. 

Hay un dato duro sobre migración eventual del voto apoya esas suposiciones: el electorado más fidelizado es el de Cristina, el más volátil el de Massa. Lo demuestra la pregunta que este tipo de lectura puso de moda en las encuestas ¿A quién votaría si su candidato preferido no se presentase? Quienes optan originalmente por Cristina contestan que a nadie. Los que tienen a Massa como primera opción, ponen como reemplazo a Cambiemos, en un nivel que va del 60 al 70%.

Por eso, Cambiemos puso en marcha una estrategia en dos etapas. Discurso no confrontativo y énfasis en la gestión (eso que PRO llama "lo que estamos haciendo") hasta agoto, cañones apuntados a Massa después. Macri, que suma al cálculo estratégico su renacida aversión personal por el tigrense, empezó antes. Ese es el verdadero significado de sus declaraciones de ayer, cuando dijo que  el renovador "no es una persona coherente".

Un sol negro

Si Cambiemos desarrolla esa estrategia, y no otra, para sumar al electorado propio un conjunto de voluntades "ajenas" sin las cuáles no podría ganar, es porque la economía no le permite otra cosa. La expresidenta, a su vez, pone por delante de su discurso al de las "víctimas del ajuste" y pide al electorado que vote en defensa propia. Es decir, se "borra" a sí misma como candidata en homenaje al voto no propio que podría sumar y porque sabe que los suyos la elegirán igual.

Por eso los actos del kirchnerismo ponen en escena una especie de "revolución de la tristeza", que retrata un país donde a nadie le va bien y el bajón es lo que prima. Es una traducción de la vida de los sectores populares en tiempos de Macri que adquiere su fuerza del hecho de ser relatada por el "hombre común". Una paradoja para un sector que tiende a sacralizar a la militancia, pero que su distancia relativa del violento episodio de PepsiCo tiende a confirmar. (DIB)