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"Lo que nos puede enseñar ver The Walking Dead" | |||
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En plena era digital, hoy no somos lo que leemos. Somos lo que miramos. Quedan muy pocos valientes que andan por la vida hoy preguntándole a sus colegas qué libro leyeron el fin de semana. La pregunta ahora es, ¿qué serie estuviste mirando el fin de semana?
Faltan solo dos episodios para el fin de la temporada de The Walking Dead. Mi serie favorita, sin dudas. Esta serie que retrata a un mundo postapocalÃpitco impregnado por zombies hambrientos de carne humana. La serie se ha convertido un poco de casualidad en un espejo perfecto del tipo de sociedad que tenemos hoy. Es cuando llevamos los argumentos al extremo que realmente entendemos su significado y alcance real.
Bajo el lema de "Fight the dead, fear the living" ("Luchá contra los muertos, temé a los vivos") la última temporada de esta serie estadounidense termina dejando a los zombies (o los walkers, como lo llaman los personajes a los muertos vivientes) en segundo plano. Con una mirada crÃtica de los seres humanos que quedan viviendo en la tierra de ellos, los muertos, la serie se replantea cómo son las relaciones de las personas en un mundo sin Estado.
¿Quién es el dueño de la vida? ¿Está bien matar por defensa propia? ¿Sobreviven solo los más fuertes y aptos? ¿Por qué seguir a Rick como lÃder? ¿Quién lo hizo el lÃder de su grupo? Las reglas de juego cambiaron por completo. Se barajó y se dio de nuevo. Quién tenÃa todo el poder antes del dÃa del Apocalipsis seguramente no haya sobrevivido dos dÃas bajo esta nueva dicotomÃa del poder.
Lo interesante de la serie es que plasma en un futuro las reglas que existieron en el pasado. En un mañana no tan distante, los personajes de TWD deben sobrevivir en una sociedad sÃmil a la que existÃa en el feudalismo. En un oscurantismo propio de aquella época, el ser humano no avanza en la sociedad, sino que se limita a sobrevivir. Uno progresa cuando tiene todas sus necesidades básicas satisfechas. Hoy, en la serie, el protagonista Rick y compañÃa de lo único que se preocupan en de no ser masacrados por Los Salvadores (asà los llaman al grupo de Negan, el antihéroe de la serie), por no ser mordidos por los zombies y por conseguir vÃveres para no morir de inanición.
Negan: ¿La personificación del Estado?
Un poco por catarsis publiqué en las redes sociales -justamente unas horas antes de terminar esta columna- una foto de Negan en la que lo comparaba con el Estado recaudador de impuestos. ¿Por qué hice tal comparación? Tuve un amigo al cual le pareció una comparación muy forzada y tirada de los pelos. Pero la realidad es que Negan funciona como lo hace hoy el Estado. Ambos tienen, en la serie y en la realidad, el monopolio de la fuerza fÃsica. Quien no cumpla con sus leyes, sean estas implÃcitas o escritas en una Constitución, terminará tras las rejas (o abajo del garrote de Negan). A cambio de seguridad, nos obligan a pagar impuestos (en dinero o en zanahorias).
La única diferencia serÃa que Negan tiene absolutamente discrecionalidad para el uso de esos bienes y el Estado no (bueno, al menos cierta parte no).
Otro punto interesante para destacar de esta serie es la diferencia entre las acciones voluntarias de los miembros, su interés por el comercio legÃtimo, el trueque... En el grupo de Rick las personas tienen plena libertad de permanecer dentro del grupo o irse a otro, o deambular solas por los bosques de la costa Este de Estados Unidos. Se desdibujan las fronteras, todos son seres humanos. No hay nacionalidades.
En este marco, el comercio es voluntario con otros grupos y cada grupo escoge la forma de legitimidad de sus representantes que más se sientan cómodos. Ya sea por votación, por descarte, por imposición... Asà es como nos encontramos con el grupo de Rick (podrÃa decirse que fue elegido), un reinado (the Kingdom, con Ezequiel, el rey) y un dictador (Negan). Mientras que en el resto las personas pueden abandonar la sociedad, en el grupo de Negan no está permitido el irse de ese grupo (¿alguna similitud con las dictaduras socialistas de los últimos tiempos?).
Entre las actividades voluntarias se encuentra el comercio, tal como sucede hoy. Los empresarios (o los granjeros, etc. como en la serie) deben "seducir" a la contraparte de que sus productos merecen tantos kilos de otra mercaderÃa o que merece la pena ser intercambiado. No hay arbitrariedad, solo dos personas llevando su interés al máximo con el objetivo de salir ganando.
El bien y el mal están bastante delimitados en la séptima temporada de la serie. Matar por matar está mal, comercial está bien, hacer fraude está mal, el honor en la palabra vale mucho y la confianza entre los suyos vale aún más.
Entre las conclusiones, entonces, podemos dstacar que gente mala y dispuesta a atropellar los derechos individuales de los otros existen (y existirán) en todas las épocas y escenarios que se nos ocurran. Pero asà también existe gente de bien, que está dispuesta a ayudar a los necesitados y jugarse por los que más quiere. Es muy difÃcil progresar sin que los seres humanos se pongan de acuerdo en vivir en libertad, respetado los derechos humanos más básicos. Sin eso, el mayor desafÃo no serán los zombies (o cualquier otra causa exógena) sino la misma humanidad.
Belén Marty. Exclusivo para Cadena BA. 27/03/2017
Periodista, Lic. en Comunicación Social (Univ. Austral), Maestrando en EconomÃa y Ciencias PolÃticas (Eseade). Ex corresponsal Cono Sur y Cuba de Pamam Post. Gestora de Contenidos de @StaplesAR |