Falleció Carla Rutila Artés, la nieta recuperada nº 27
22-09-2025
25-02-2017 | apropiada durante el Plan Cóndor
Falleció Carla Rutila Artés, la nieta recuperada nº 27
Carla Graciela Rutila Artés, apropiada en el marco del Plan Cóndor en la última dictadura, y que logró recuperar su identidad en 1985, falleció  de cáncer, según un comunicado de Abuelas de Plaza de Mayo. En su momento cuando declaró contra su apropiador el genocida Eduardo Ruffo, Carla había dicho: "No tenía dudas de que no aguantaría mi mirada". Tenía 41 años.
Carla Graciela Rutila Artés, fue la nieta recuperada nº 27, apropiada en el marco del Plan Cóndor en la última dictadura, y que logró recuperar su identidad en 1985, falleció este miércoles 22 de febrero, de cáncer, según un comunicado de Abuelas de Plaza de Mayo.

Carla, tenía 41 años, había nacido  el 28 de junio de 1975 en Miraflores, Perú, en el seno de una pareja de militantes políticos que formaban Enrique Joaquín Luca López, uruguayo y Graciela Antonia Rutila Artés, argentina.

La familia se mudó a Bolivia, donde Enrique y Graciela formaron parte de la organización político militar Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Luca López fue muerto el 19 de septiembre de 1976 y Graciela resultó detenida junto a Carla el 2 de abril de ese año en la localidad de Oruro.

Las autoridades bolivianas entregaron a Graciela y a Carla a la Gendarmería Argentina, y ambas fueron trasladadas al centro clandestino de detención Automotores Orletti.

Tras la desapareción de su madre, a Carla la anotaron con el nombre de Gina como hija propia del matrimonio de Amanda Cordero y Eduardo Ruffo, uno de los represores responsables de ese centro de exterminio.

Matilde Artés Company, abuela materna de Carla, se vinculó con Abuelas de Plaza de Mayo e inició desde España una campaña para logar recuperar la identidad de su nieta.

La denuncia por la apropiación de Carla se radicó ante el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 5, y sus plagiadores, después de un tiempo prófugos, fueron detenidos.

La verdadera identidad de la niña se comprobó con los análisis de sangre y en septiembre de 1985 pudo reencontrarse con su abuela Sacha en Tribunales, luego de que el juez le contara la verdad a la niña.

Sacha y su nieta se fueron a vivir a España y tras el levantamiento carapintada, que trajo como consecuencia las leyes de obediencia debida y punto final, no se sintieron seguras para vivir en el país.

En 2010, después de 23 años en España, Carla volvió a la Argentina para declarar contra su apropiador Ruffo en el juicio por los crímenes cometidos en Automotores Orletti.

Desde la restitución de su identidad jamás había regresado al país por temor a Ruffo, quien además, de niña, la golpeaba y abusaba de ella.

Con Ruffo encarcelado, decidió radicarse con sus tres hijos en la Argentina y volvió a Europa para prestar testimonio en el juicio por los crímenes de Plan Cóndor impulsado en Italia.

Los restos de Carla fueron inhumados en el cementerio de la Chacarita. 

Comunicado de Abuelas de Plaza de Mayo

HASTA SIEMPRE, QUERIDA CARLA!

Con enorme dolor en el alma comunicamos el fallecimiento de la nieta restituida Carla Graciela Rutila Artés, a causa de un cáncer, corolario de una vida durísima. Sus restos serán inhumados mañana, viernes 24 de febrero, a las 10, en el cementerio de la Chacarita.

Con enorme dolor en el alma las Abuelas de Plaza de Mayo tenemos que comunicar el fallecimiento de la nieta restituida Carla Graciela Rutila Artés, a causa de un cáncer, corolario de una vida durísima. Sus restos serán inhumados mañana, viernes 24 de febrero, a las 10, en el cementerio de la Chacarita.

Carla nació el 28 de junio de 1975 en Miraflores, Perú. Sus padres, Enrique Joaquín Luca López, uruguayo, y Graciela Antonia Rutila Artés, argentina, eran militantes políticos. La familia se mudó a Bolivia, donde Enrique y Graciela formaron parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Él fue asesinado el 19 de septiembre de 1976. Ella fue detenida junto a Carla el 2 de abril de 1976 en la localidad de Oruro. El 29 de agosto de ese año, las autoridades bolivianas entregaron a Graciela y a Carla a la Gendarmería Argentina que las trasladó al centro clandestino de detención Automotores Orletti.

Carla fue apropiada e inscripta como hija propia con el nombre de "Gina" por el matrimonio de Amanda Cordero y Eduardo Ruffo, uno de los represores responsables de ese centro de exterminio. Tras una nueva campaña de Abuelas en la que se publicó la foto de la pequeña Carla, llegaron las primeras denuncias a nuestra Asociación. Su abuela materna, Matilde Artés Company, más conocida como "Sacha", era actriz y militante política. Al momento del secuestro de su hija y su nieta estaba en Cuba, desde donde se fue a España. Desde allí volvió a nuestro país para llevar adelante el caso de su nieta junto con Abuelas.

La denuncia por la apropiación de Carla se radicó ante el Juzgado Federal en lo Criminal y Correccional N° 5. Los apropiadores, después de un tiempo prófugos, fueron detenidos. La verdadera identidad de Carla fue comprobada con los análisis de sangre y en septiembre de 1985 pudo reencontrarse con su Abuela Sacha en Tribunales, luego de que el juez le contara la verdad a la niña. Sacha y su nieta se fueron a vivir a España. Luego del levantamiento carapintada que trajo como consecuencia las leyes de obediencia debida y punto final, no se sentían seguras en el país. Desde el otro lado del Océano, con frecuencia, Carla nos escribía cartas: "Quiero que nunca olviden que soy Carla Rutila Artes y que ustedes ayudaron a mi abuela a encontrarme, y que gracias a ello estoy aquí".

En 2010, después de 23 años viviendo en España, Carla volvió a la Argentina para declarar contra su apropiador Ruffo en el juicio por los crímenes cometidos en Automotores Orletti. Desde la restitución de su identidad jamás había regresado al país por temor a Ruffo, quien además, de niña, la golpeaba y abusaba de ella. Sin embargo, el nuevo escenario en materia de justicia por los crímenes cometidos durante la última dictadura impulsó a Carla a dar su testimonio del infierno que pasó con Ruffo, ex miembro de la Triple A y de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Declaró con la fortaleza que la caracterizaba, mirando a Ruffo a los ojos: "No tenía dudas de que no aguantaría mi mirada", diría luego de prestar su testimonio. Entonces volvió a España, pero un tiempo después, con Ruffo tras las rejas, decidió radicarse con sus tres hijos en la Argentina. Al viejo continente regresó una vez más a prestar testimonio en el marco del juicio por los crímenes de Plan Cóndor impulsado en Italia.

Con fortaleza enfrentó la enfermedad que hoy se la llevó. Recordamos, como si fuera hoy, la inmensa alegría de volver a abrazarla luego de tantos años.

Hasta siempre, querida Carla.

Las Abuelas.