|
|||
"Carta Abierta para Mi Viejo" | |||
|
|||
No es fácil decirte estas palabras, porque 20 años son casi toda mi vida, casi toda la vida de mis hermanos. Y cuando te mataron, yo apenas tenĂa 6...
Como sabrás, en muchos momentos, sobre todo los primeros tiempos, te necesitĂ© demasiado, permanentemente. Ante cualquier tarea del colegio, para mi cumple de 15, en los DĂas del Padre… Porque sĂ, ya sĂ© que son dĂas comerciales, pero cuando mis compañeros planeaban quĂ© regalarles a sus papás, yo no planeaba, yo sabĂa que no podrĂa regalarte nada, ni un abrazo.
Y no, tampoco puedo evitar pensar tu ausencia omnipresente en mi futuro, cuando tenga hijos y no puedan conocer a su abuelo. Se hace difĂcil, viejo.
Aquella noche, yo estaba de vacaciones con vos, en Pinamar, junto a mis hermanos Juan y Candela, reciĂ©n nacida. ÂżTe acordás? Mamá pasĂł a buscarnos de inmediato, para volver a Capital. Y al dĂa siguiente supimos que habĂas muerto. Que habĂas muerto, "en un accidente de autos".
SeguĂ creyendo eso durante algĂşn tiempo, hasta que tocaron el timbre de casa. Era un periodista, un tipo que necesitaba hacer preguntas, pero mamá lo sacaba a los gritos, intentando resguardarnos. No quedĂł otra. Tuvo que contarme la verdad y, desde entonces, no sĂłlo empecĂ© a ver tu rostro en todos lados, sino tambiĂ©n el miedo, ese miedo que acompañó mi crecimiento, por si venĂan a buscarnos "por lo que habĂa hecho papá".
Con el paso de los años, esa sensaciĂłn fue disminuyendo, mientras te seguĂa conociendo, porque estas dos dĂ©cadas me sirvieron además para escuchar y comprender quĂ© cabeza dura eras, quĂ© aventurero, quĂ© chistoso, quĂ© apasionado de la fotografĂa. Sin dudas impulsado por ese amor, nos retrataste mil veces a mis hermanos y a mĂ. Tanto, pero tanto, pero tanto, que pude tapar los agujeros de los recuerdos que no tuve, con las fotos que sĂ tengo.
Rearmé mi vida, con el rollo de la tuya. Y tal vez por eso, hace unos años empecé a estudiar.
FotografĂa.
Esa pasiĂłn, como esos álbumes, por supuesto la heredĂ© de vos y me hace sentir orgullosa, cada vez que agarro una cámara tratando de hacer una imagen "copada", aunque despuĂ©s no me salga como las tuyas. Es necesario recordarte, para mĂ y para todos. Es necesario que nadie olvide jamás lo que te pasĂł. Y aunque me dĂ© impotencia que ninguno de los responsables estĂ© preso, quiero que sepas que tengo una mirada distinta a la mayorĂa sobre la cárcel. Pues tal como existe, entiendo, no sirve para nada.
Y en definitiva, nadie me podrá devolver a mi papá. Me quedo con la libertad para recordarte, como te recuerda este grito con toda La Garganta, para que una y mil veces más el mundo haga memoria: "¡No se olviden de Cabezas!". Ahora, eso sĂ, para mĂ, el 25 de enero representa tan sĂłlo un dĂa más, porque a vos, viejo, a vos te pienso siempre. Te pienso cotidianamente. Te pienso en tu cumpleaños. Te pienso cuando me despierto. Te pienso cuando me acuerdo que soñé con tu cara. Y hoy tambiĂ©n, claro.
Hoy tambiĂ©n voy a pensarte, como todos los dĂas de mi vida.
(*) Fotógrafa como su padre José Luis.
|