19-04-2024
"Cabezas: el asunto es la verdad"
Por Edi Zunino (*)  @zuninoticias
José Luis Cabezas era parte de un equipo periodístico. Ni fotógrafo a secas, ni temerario francotirador. Menos aún frío engranaje de una maquinaria. Sumaba efervescencia, calentura, enfoques, estrategias. Cómplice de la luz, amaba la naturalidad de los amaneceres con una modelo en la arena, por más novata que fuera la chica.

Humilde por origen, sabía volver a su favor la austeridad de los espacios y de los presupuestos. Rebelde por necesidad profesional, podía pisotear el escritorio de un comisario de mala fama para encontrar el enfoque adecuado y agazaparse como un lince hasta que apareciera el "personaje difícil", en general oculto en los entretelones del poder.

Su principal talento consistía, sin duda, en la prepotencia de trabajo. Era un lujo trabajar con Cabezas. Y era divertido.

 Para matarlo hicieron falta: un magnate de película protegido por el gobierno de turno, un ex sargento del Ejército, cuatro policías y cuatro delincuentes comunes que oficiaron de mano de obra barata.

Veinte años después de Cabezas seguimos hablando de mafias en la Aduana de Ezeiza y de una Bonaerense amarrada al delito como forma de vida, sólo que hoy más numerosa.

La respuesta social frente a un crimen desproporcionado por donde se lo viera contribuyó a resquebrajar a una dirigencia degradada. Fue insuficiente, sin embargo, para modificar estructuras. Cambiaron los gerentes. Crecieron y se sofisticaron los negocios.

El periodismo continúa ensimismado en el mismo dilema de entonces: Alfredo Yabrán era un nombre prohibido en los grandes medios, tan tendientes a la prudencia para el tratamiento de los oficialismos. Investigar a Yabrán fue, muchas veces, como estar enrolado en la Legión Extranjera. En soledad. En un terreno árido. Y, pruebas al canto, peligroso.

Sería inútil pedirle a todo el mundo que no se olvide de Cabezas. Quienes lo conocimos jamás lo haremos. Recordarlo ha sido un ejercicio cotidiano, inevitable. La verdad es lo que nadie debería olvidar. Su búsqueda, digo, por más que suene a cándida utopía.

(*) Jefe de redacción de la revista Noticias.