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"Ante el desgaste del gobierno y un peronismo de dos cabezas: fortalecer a la Izquierda" | |||
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Cambiemos con el peronismo, y la necesidad de una salida por izquierda. Estamos a semanas de que se cumpla un año del gobierno de Mauricio Macri. Cambiemos significó, en algo más de once meses, una transferencia fenomenal de recursos hacia los sectores más concentrados y, como el gobierno anterior, destinó miles de millones de pesos al pago de los fondos buitres. Aunque no pudo hacerlo como lo tenía estipulado, avanzó en cerrar paritarias a la baja, tarifazos en cuotas, altos niveles del costo de vida y cada día se engrosan más las filas de los desocupados, de los precarizados, de quienes viven con salarios por debajo de la canasta familiar o directamente en la pobreza. Evitar un nuevo "que se vayan todos" El arco opositor es variopinto. A medida que nos alejamos del 10 de diciembre de 2015, el peronismo se encuentra cada vez más dividido y enfrentado. A un año de la despedida de Cristina Fernández podemos distinguir al menos dos sectores y dos posibles conducciones. Por un lado, bajo la figura de la expresidenta, se alinean La Cámpora, Nuevo Encuentro y Miles de Luis D'Elía, entre las principales organizaciones políticas que respetan su conducción. CFK apunta sobre todo a la juventud estudiantil, tanto universitaria como secundaria, asistiendo a distintos actos militantes. Aunque frente a estos sectores tuvo un importante traspié con sus declaraciones ante la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Mientras la juventud en Argentina repudió mayoritariamente la victoria de un sexista, racista y xenófobo multimillonario, la ex mandataria sostuvo en un acto en Florencia Varela que fue algo "maravilloso" porque el pueblo votó contra el establishment a pesar de los medios. En el terreno sindical, la Jefa cuenta con el apoyo sobre todo de la débil CTA de Hugo Yasky, que ha dejado pasar cientos de miles de despidos de estatales. El juego de Cristina es electoral, midiendo a diario cómo le dan las encuestas, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, la madre de todas las batallas. Si juega para el 2017 o el 2019, la consigna es volver confiados en el desgaste del Gobierno por sus propias medidas que desgastan a sus propios votantes. Por otra parte, Jorge Bergoglio desde el Vaticano juega su propio juego dentro del peronismo y arma su propio movimiento en busca de dos objetivos: orden y contención. De más está decir que Bergoglio, desde que asumió como Papa en el Vaticano, se ha convertido en una de las figuras más predominantes de la política internacional. Pero particularmente juega un rol clave en la Argentina, como jefe espiritual de un rearme del peronismo como oposición espiritual al macrismo. Orden fue lo que buscó con el Pacto de San Antonio de Padua. Allí se reunieron los intendentes de la provincia de Buenos Aires y sellaron una promesa de lealtad a la encíclica papal Laudato Sí. En el mismo sentido trabajó con gobernadores del PJ como Gioja, y el ex candidato a presidente Daniel Scioli. Contención, vía las organizaciones sociales que vienen de participar del Encuentro Mundial de Movimientos Populares que se realizó en el Vaticano. Allí se destacó la participación del Movimiento Evita, que es una organizacion de peso dentro de la CTEP (Confederación de Trabajadores de la Economía Popular), que sería según los dichos populares de revistas y diarios, una especie de "CGT de los excluidos o precarizados". El orden institucional lo garantizan también los senadores y diputados del Frente para la Victoria que apoyan las leyes del gobierno de Cambiemos en el Congreso nacional, desde el pago a los fondos buitres o el presupuesto de 2017. Hasta los dirigentes de los sindicatos que conduce el peronismo tradicional burocratizado, no ha llamado a un solo paro nacional activo a pesar de que los motivos sobran. Contención social es lo que también busca alentando a las organizaciones con peso territorial a contentarse con la forma de un proyecto de Ley de Emergencia Social que el macrismo amaga con vetar, como lo hizo con la aprobada Ley Antidespidos. Durante este año por fuera los estatales por un lado y los docentes por otro, hubo movilizaciones que tuvieron cierta repercusión. La de la CGT el 29 de abril, que no pudo impedir el veto del presidente para frenar los despidos. Las dos "marchas federales", convocadas por la CTA, donde la segunda versión fue mucho menor que la primera. Y la CTEP que encabezó la marcha de San Cayetano y la del viernes pasado en el Congreso. Aunque todas levantaban demandas parciales de sectores de trabajadores (y en algunos casos toman programas de los pequeños y medianos empresarios que mantienen los más altos niveles de precarización laboral) y fueron acompañadas por funcionarios o dirigentes políticos del peronismo, ninguna pudo imponer sus demandas. La izquierda salió a la cancha Que la situación de los trabajadores en todas sus franjas empeoró es evidente. Desde los que se ven afectados por el impuesto al salario, los que perdieron el empleo, los que están precarizados, hasta particularmente las mujeres, que en muchos casos son jefas de hogar, y también protagonizaron la histórica movilización de Ni Una Menos, que se sintió con cese de tareas en centenares de lugares de trabajo. Lo que no hubo hasta el momento, porque rompería con la tregua, con el rezo de Bergoglio de orden y contención, es un verdadero paro nacional activo que una las demandas de todos los trabajadores y sectores populares, en una medida que afecte el poder económico real del gobierno de CEOs. Ante el desgaste del gobierno de Macri y la política conciliadora del peronismo hubo un nuevo hecho relevante. El Frente de Izquierda demostró el sábado pasado en la cancha de Atlanta que se desarrolla como una fuerza militante potente, como una verdadera alternativa independiente, de los trabajadores, los jóvenes y las mujeres. La izquierda, luego de 25 años, logró reunir más de 20 mil asistentes en un estadio abierto. Desde esa tribuna, Nicolás del Caño, excandidato a presidente, al cierre del acto denunció a la casta política que se aumenta sus dietas, alejándose cada día más de la vida de los trabajadores, como los dirigentes sindicales atornillados en sus sillones que están en la tregua. Y, finalizando su discurso, llamó a que "con la energía que se respira en este estadio, vayamos a cada escuela, a cada fábrica, a cada universidad, a los barrios para hacer que el FIT se transforme en una fuerza arrolladora e imparable". O sea: a construir desde abajo, sindical y políticamente, una fuerza de los trabajadores que sea una verdadera oposición a este gobierno y a este régimen político social, que en Argentina y en el mundo, demuestra la necesidad de que sea superado. Virginia Gómez. Exclusivo para Cadena BA. 20/11/2016
Licenciada en Ciencia Política (UBA). Docente. Staff de "La Izquierda Diario"
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