En la madrugada del 23 de mayo de 2009, Diego Aconza, un vecino de Berisso que iba a trabajar como todos los días en su moto, se detuvo en el semáforo de Avenida 7 y 51, sin imaginarse segundos después unos 30 jóvenes en moto lo atropellaron y lo mataron.

Esta tragedia podría haberse evitado si las autoridades municipales y policiales hubieran ejercido su deber, ya que este grupo de "motoqueros" de forma progresiva, venían azotando a la ciudad durante meses en las madrugadas de fines de semana y feriados, rompiendo vehículos, edificios públicos y amedrentando ciudadanos en las calles.

El sábado pasado, a la medianoche, alrededor de 10 motos subieron zigzagueando entre las personas que caminaban por la Plaza Moreno en La Plata. Este fin de semana, vecinos de las calles 4 y 46 encontraron destrozados sus vehículos por un grupo de jóvenes, hecho que se repite en esa misma zona de la ciudad.

Desde ya que estos síntomas no deben criminalizar a la juventud, a la nocturnidad o a quiénes andan en moto por la ciudad, pero tienen que despertar los alertas que logren prevenir y evitar las tragedias, porque ya existen antecedentes que nos obligan a no mirar para un costado.

"La ciudad de la furia"

En La Plata se viven dos realidades, como tantas otras ciudades, la diurna dónde los trabajadores, los estudiantes, los que hacen trámites y turistas transitan fluidamente por sus calles, ejerciendo la ocupación de las mismas y el control social de poder alertar ante algún incidente o sospecha. Pero durante la noche la mayoría de esos actores duermen, las calles quedan oscuras, sin el control social necesario y con una clara ausencia del Estado, ya que no llega a prevenir los conflictos y la inseguridad que aquejan. Entonces, me atrevo a asegurar algo que no es nuevo, la noche es un descontrol, así se vive, sólo alcanza con salir a caminar, tanto la zona céntrica como la periferia, dónde existe una mínima presencia del Estado pero que NO ejerce el control, sino merodea hasta que algo sucede y se encuentra obligado a actuar para poner cierto orden.

Muchos jóvenes prueban los límites, los superan sin medir consecuencias y algunos terminan incurriendo en delitos contra la propiedad y las personas. Conociendo este comportamiento se han creado normas penales y de responsabilidad juvenil, pero no debemos dejar que este descontrol siga avanzando, no debe permitirse que haya un hecho grave para reaccionar.

De manera inmediata, Control Urbano, la Secretaría de Seguridad y la Policía del Municipio deben desarrollar un Plan "Noches Seguras", con mayores recorridas, coordinación y ocupación plena del territorio, a través del sistema de monitoreo por cámaras, patrullajes policiales y patrullajes municipales, coordinando así los esfuerzos de la Seguridad Pública y la Ciudadana.