25-04-2024
"Ciberataque: 'Cuidado, cualquiera puede ser….violado!!!'"
Desde Israel por Dr. Israel Rabinowicz

En la esquina del colegio israelita en donde mis padres, entre otras obligaciones, eran los encargados de la limpieza y como contrapartida recibieron vivienda, 2 habitaciones con goteras incluidas y baño compartido, para ellos un 5 estrellas en el cual yo obviamente habitaba, recuerdo que funcionaba una tienda de compra venta de ropa usada, en su frente un cartel que en su mitad izquierda decía "usted entra" y mostraba alguien en harapos que ingresaba, en su mitad derecha decía "usted sale" y mostraba a la misma persona saliendo ya elegantemente vestida.

Me senté al tecleado con intenciones de escribir mi comentario semanal sobre el ridículo comportamiento de México en la reciente votación en la Unesco, lo hizo contra Israel junto a la mayoría automática que allí existe, al percatarse de todo lo que ello implicaba y sus repercusiones políticas, junto a la inmediata expulsión de su embajador ante ése organismo intentaron modificar su voto, también solicitaron una nueva votación, nada de ello fue posible, un verdadero ridículo internacional, pero sobre la marcha cambié de contenido, como en el párrafo anterior ingrese con una idea, salí con otra totalmente diferente, como fondo endulzo mis oídos con la nueva opera a tres llantos y en varios actos interpretada por mis nietos. 

Al comenzar a escribir recordaba que un poco más de 62 años atrás, mientras de noche cursaba mis estudios secundarios y de día trabajaba como ayudante contable en una mueblería en calle San Jerónimo 330 de la ciudad de Córdoba, Argentina, allí mensualmente llegaban los resúmenes bancarios del Banco Nación escritos a…. mano y en tinta china !!!

El mundo estos días habla, llena sus páginas y horas televisivas intentando explicar, dar detalles sobre el mayor ataque cibernético de los últimos años, cuando éstos se producen así en forma masiva se toma conciencia de la vulnerabilidad sobre la que estamos apoyados.

Los ojos apuntan hacia los gobiernos de Rusia o China como verdaderos responsables, que es parte de la guerra política de los últimos tiempos,  los que creen saber dicen que solamente con apoyos gubernamentales sólidos es posible instrumentar algo tan estudiado y masivo. Yo no pretendo ingresar a las explicaciones tecnológicas de las que estoy muy lejos de entender y comprender, interpreto que la gran mayoría de los que sí lo hacen ni idea tienen sobre lo que escriben, se limitan a copiar y repetir los que otros que tampoco nada saben ya antes escribieron o dijeron.

Los tiempos tecnológicos, la inteligencia moderna corren mucho más rápido que los otros tiempos a los que estamos acostumbrados, el quien puede apretar el botón rojo de la guerra nuclear ha sido superado por otras guerras, el botón rojo de Obama, de Putin o el de otros países con armamentos nucleares en su peligrosidad han sido nivelados o superados por otros, obviamente muchos más peligrosos porque convierte a cualquiera de nosotros, solamente con capacidad e inteligencia, en un potencial poseedor de un botón rojo. Uno dejará millones de víctimas humanas, el otro aún no lo sabemos, está por verse, imposible de dimensionar.

Sin bombas y sin tanques, basta una computadora e internet. Los combatientes del siglo XXI ejecutarán sus planes desde una simple oficina y pondrán a muchos países a sus pies. Nadie sabe por qué sale agua sucia de la canilla, del grifo. No hay electricidad y resulta muy difícil explicar qué está pasando. Hay accidentes por toda la ciudad, los semáforos dejaron de funcionar. La gente comenta el último problema que ha tenido la central nuclear. Así podría ser una guerra cibernética: un ataque masivo efectuado y controlado desde una computadora. No habrá bombas ni soldados con tanques, tampoco granadas ni chalecos antibalas; sino simplemente poderosas computadoras, un buen programador informático y una conexión a Internet.

Diariamente hay ataques cibernéticos en algún lugar del mundo, son ataques pequeños y dirigidos a infraestructuras gubernamentales, oficinas militares o simplemente compañías. Nadie sabe quién está detrás de ellos. La verdad se conoce solo varios meses o incluso años después. Generalmente, los hackers buscan espacios digitales desprotegidos y se dedican a ver cómo pueden utilizarlos para causar daño. En ocasiones, son los mismos gobiernos los que los planean.

Uno de los casos más conocidos de los últimos años fue el ataque perpetrado a través del virus Stuxnet. Se cree que fue el responsable de que las plantas nucleares de Irán se salieran de control. Según la información disponible, el virus manipuló la frecuencia de rotación de las fuerzas centrífugas que permitían el enriquecimiento del uranio. De acuerdo con el The New York Times, el virus fue desarrollado por el servicio secreto de Estados Unidos, la Agencia Nacional de Seguridad y agentes israelíes, otros medios informativos internacionales modifican el orden de importancia en la participación del ataque.

Tengo el privilegio, a través de uno de mis hijos, de ser participante pasivo, de escuchar charlas que sobre éstos temas intercambian varios de los nuevos genios en la materia, mi única intervención siempre es intentar que tengan los pies sobre la tierra, que el volar mentalmente no les impida comprender que en forma paralela en cualquier parte del mundo otros genios como ellos abren y cierran ventanas, que la invulnerabilidad absoluta no existe, que nadie encontró ni descubrió lo perfecto, que lo será hasta dentro de …un minuto.

Los multimillonarios presupuestos gubernamentales y empresariales que se dedican a la seguridad cibernética no paran de incrementarse, lo hacen en forma exponencial, el verdadero problema radica en que cada uno de nosotros puede ser portador del botón rojo, nadie está exento de nada y a nada. Qué importancia tienen los detalles técnicos de éste ataque cibernético si ya están en estudio o avanzando otros ataques iguales o superiores, una carrera de obstáculos de nunca acabar.

Del resumen bancario mensual escrito a mano y en tinta china al caos total, pero tranquilos que no hay que desesperarse, en ese aspecto hoy estamos mejor que mañana.

(*) Argentino, residente en  Kfar Saba, Estado de Israel. Ex director-editor del semanario israelí en español Tiempo, de Tel Aviv. 

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