La principal preocupación social volvió a ser la inseguridad. ¿Y qué hacemos para dejar de sentirnos inseguros, además de buscar algún culpable, presente o que nos haya heredado este flagelo?

¿Alguno se pregunta por qué hay pocos patrulleros para toda la ciudad, o por qué desapareció el Grupo Ciclista de Policía (especializado en patrullar las zonas céntricas dónde se concentra el tránsito y el patrullaje en auto es lento, casi imposible)?

¿Acaso nos cuestionamos, como sociedad, cuando vemos a un Policía en la puerta de un negocio, día tras día? Porque los trabajadores de la Seguridad Pública deben cuidar a todos los ciudadanos y no negocios privados.

Esta semana volvió a los medios el caso de los sobres con miles de pesos sobre el escritorio de una Jefatura de Policía, por la inminente detención de los supuestos responsables de una recaudación ilegal, aunque demasiado común y que nadie cuestiona, ya que se piensa como un hecho aislado cuando en realidad se trata de un sistema generalizado de negocios a través del "uso" de los policías para beneficio por parte de algunos Jefes.

La culpa es del sistema

La Policía perdió el sentido como tal, ya que durante muchos años fue utilizada para maquillar cuando la gente se cansaba, llevando efectivos de un lugar a otro como si fuesen ganado, sacándolos de un distrito y poniéndolos en otro, donde la gente se había cansado del delito y la violencia social. 

Por otra parte, muchos Jefes encontraron una veta comercial, brindándoles a los comerciantes desesperados un servicio personalizado de seguridad con un efectivo policial en su puerta a un módico costo.

Varias veces, Asuntos Internos de la Policía hizo operativos por denuncias a estas metodologías ilegales, pero las consecuencias eran una sanción para el efectivo policial que se encontraba en la puerta de algún negocio, sin profundizar en las responsabilidades de quienes le ordenaban cumplir esa función. Una clara muestra de autoprotección del sistema de recaudación, atacando al indefenso para no buscar al verdadero responsable.

Los sobres que encontraron sobre el escritorio del Segundo Jefe de la Departamental de Policía, son sólo una muestra, producto de un sistema presente en muchísimas comisarías de la Provincia de Buenos Aires, casi todas las del Conurbano y ciudades importantes del interior de la Provincia.

El punto a discutir, es si los ciudadanos y el Gobierno vamos a conformarnos con la imputación y detención de algunos Jefes o vamos a poner el problema completo sobre la mesa, sincerar los objetivos de la fuerza policial y modificar el sistema.

Tal vez sea hora de repensar toda la Seguridad Pública, dejarse de dar vueltas, poner en marcha la nueva Policía de Investigaciones, modificar la distribución territorial, el esquema jerárquico y la función de la Policía en el territorio, apuntando a la profesionalización de los trabajadores, su organización sindical y el respeto pleno de sus derechos, para terminar con los negociados que benefician a unos pocos y desprotegen a millones de bonaerenses.