13-05-2024
23-08-2016 | El Obispo de La Plata contra las conductas pecadoras
Monse帽or Hector Aguer: "El vicio de la fornicaci贸n se convirti贸 en algo trivial, com煤n e insustancial"
As铆 lo dijo el Obispo de La Plata en editorial titulada "La fornicaci贸n", observando algunas conductas "viciosas" y la decisi贸n del Ministerio de Salud de Brasil de enviar 450.000 profil谩cticos a la Villa Ol铆mpica de R铆o de Janeiro, durante los Juegos R铆o 2016. 
En un art铆culo titulado "La fornicaci贸n", el arzobispo de La Plata, monse帽or H茅ctor Aguer, advirti贸 que 篓el vicio de la fornicaci贸n se ha convertido en algo trivial, com煤n, insustancial", y explic贸 que la llama "vicio", porque el diccionario define "'fornicario: que tiene el vicio de fornicar篓. El prelado record贸 que el acto sexual tiene una doble finalidad: es unitivo y procreativo", al afirmar que "el gesto de la uni贸n corporal acompa帽a, ratifica e incentiva la uni贸n de las almas". "La fornicaci贸n lo convierte en una gimnasia superficial y provisoria, propia de parejas desparejas, sin el compromiso de por vida que integra la expresi贸n sexual en el conjunto de la convivencia matrimonial, con la apertura a los hijos", asever贸, seg煤n inform贸 AICA.
 
El arzobispo de La Plata, monse帽or H茅ctor Aguer, advirti贸 que "el vicio de la fornicaci贸n se ha convertido en algo trivial, com煤n, insustancial". 

En un art铆culo titulado "La fornicaci贸n", publicado en la edici贸n de este martes 23 de agosto del diario platense "El D铆a", el prelado explic贸 que lo llama "vicio", porque el diccionario define "'fornicario: que tiene el vicio de fornicar". 

El prelado cit贸 como ejemplos de banalizaci贸n de la fornicaci贸n los "records" de algunas "se帽oritas" del mundo del espect谩culo que cambian de novio cinco o seis veces en el a帽o, o la decisi贸n del ministerio de Salud de Brasil de enviar 450.000 profil谩cticos a la Villa Ol铆mpica de R铆o de Janeiro, donde se alojaron unos 10.500 deportistas y sus t茅cnicos durante los recientes Juegos Ol铆mpicos. 

"La banalizaci贸n que he se帽alado implica asimismo una confusi贸n fatal acerca del amor: no es 茅ste una mera efusi贸n sentimental, ni la sola atracci贸n f铆sica, sino especial y esencialmente un acto electivo de la voluntad, en el que se ejercita en pleno la libertad, una libertad l煤cida, consciente, una decisi贸n de permanencia que aquieta para siempre en el bien amado", sostuvo. 

Tras se帽alar que en el contexto de una recta antropolog铆a, el acto sexual tiene una doble finalidad: es unitivo y procreativo, afirm贸 que "el gesto de la uni贸n corporal acompa帽a, ratifica e incentiva la uni贸n de las almas". 

"La fornicaci贸n lo convierte en una gimnasia superficial y provisoria, propia de parejas desparejas, sin el compromiso de por vida que integra la expresi贸n sexual en el conjunto de la convivencia matrimonial, con la apertura a los hijos", asever贸. 

Monse帽or Aguer lament贸 que la banalizaci贸n del sexo comience "cada vez m谩s temprano", afirm贸 que "la finalidad procreativa del acto sexual es frecuentemente bloqueada, de modo expreso, intencional, en las fornicaciones ocasionales, pero tambi茅n en la convivencia marital" y responsabiliz贸 al "negocio de los anticonceptivos" de haber ocultado "la sabia disposici贸n de la naturaleza, que ordena en la mujer los ritmos de fertilidad". 

"Tengo pleno respeto por las personas concernidas en todo lo que he dicho, y comprendo con cercan铆a y afecto sus conflictos, pero no puedo dejar de proclamar la verdad. Mal que le pese al Inadi, si se entera", concluy贸. 

Texto completo  del art铆culo 

"La fornicaci贸n"

Encabezo deliberadamente esta nota con un t铆tulo chocante; lo es porque la palabra empleada ha ca铆do en desuso y puede causar extra帽eza. No cito la definici贸n del catecismo sino la del diccionario: "tener ayuntamiento o c贸pula carnal fuera del matrimonio". Este vicio se ha convertido en algo trivial, com煤n, insustancial. Lo llamo vicio porque el diccionario define "fornicario: que tiene el vicio de fornicar". 脡l o ella en principio, aunque hoy d铆a la "igualdad de g茅nero" permite otras combinaciones, antinaturales. 

Indico dos ejemplos de banalizaci贸n. En la Secci贸n Espect谩culos de El D铆a se puede seguir una cr贸nica diaria de la fornicaci贸n en el mundo de la far谩ndula; hay records notables de se帽oritas (no estoy seguro de que sea 茅sta la identificaci贸n que corresponde) que cambian de "novio" cinco o seis veces al a帽o; se supone que no se re煤nen con ellos a leer la Biblia. Antes, a estos comportamientos y a las personas que los practicaban se les aplicaban otros nombres. Se puede pensar que son casos extremos, que se exhiben en un escaparate para suscitar envidia y la ilusi贸n de llegar a imitarlos. Esc谩ndalo, como se lo llamaba anta帽o: inducir a otro al mal, m谩s intenso cuando la conducta desviada es promovida como una moda. La superficialidad de esos casos resulta irrisoria: escarceos, idas y vueltas, traiciones y arrepentimientos, cada tanto alg煤n rumor de embarazo que no se confirma. La protagonista innombrada, por supuesto, es siempre la cama. Felizmente, la mayor parte de la gente no tiene tiempo ni plata para gastar en esas placenteras ociosidades. Pero el mal ejemplo cunde, fascina, lo anormal se puede ir convirtiendo en deseable primero, luego en moralmente neutro y finalmente en normal. "Lo hacen todos", ese es el lema. 

El segundo ejemplo prometido procede de los Juegos Ol铆mpicos. El Ministerio de Salud de Brasil envi贸 a R铆o de Janeiro nueve millones de profil谩cticos, 450.000 destinados a la Villa de los Atletas, donde se hospedaban 10.500 deportistas de todo el mundo, m谩s los t茅cnicos. La prensa brasile帽a hizo un c谩lculo: 42 condones por cada atleta, teniendo en cuenta los 17 d铆as de duraci贸n de las competencias. La preparaci贸n para las mismas impone, como es l贸gico, la abstinencia, pero despu茅s de cada competici贸n; 隆a coger atl茅ticamente! No se asuste el lector por el uso de este verbo, no incurro en una groser铆a impropia de un obispo. El Diccionario de la Academia, en la acepci贸n 24 del t茅rmino se帽ala que es un vulgarismo americano: "realizar el acto sexual"; pero en la acepci贸n 19 define: "cubrir el macho a la hembra"; aqu铆 entonces aparece en el significado de la palabra un matiz de animalidad. Quiero decir en consecuencia que la cultura fornicaria que se va extendiendo sin escr煤pulo alguno es un signo de deshumanizaci贸n, no es propia de mujeres y varones como deben ser seg煤n su condici贸n personal. Algo de no humano, de animaloide aparecer铆a en esa conducta. 

La deshumanizaci贸n del eros, que por su propia naturaleza es carnal y espiritual, comienza por el descarte del pudor, de la honestidad, de la modestia, del recato. En estos valores cifra la plena humanidad de la actuaci贸n sexual, que no se exhibe obscenamente, ni en sus preparaciones. Pienso en el "petting" descontrolado en lugares p煤blicos. Valga una muestra del impudor hodierno: los "trajes" de ba帽o femeninos que se reducen a tres trocitos simb贸licos de tela; 驴no ser铆a m谩s sincero que en la playa o la pileta se presentasen desnudas? No cargo la cuenta sobre el bello sexo; era tradicional que el var贸n tomara la iniciativa, y lo hace muchas veces abusando de su vigor, aunque las artes de la seducci贸n no le sean ajenas, ahora desplegando instrumentos cosm茅ticos, gimn谩sticos y hasta quir煤rgicos. Por no hablar del cine, la televisi贸n y las series de internet; a la pornograf铆a la camuflan verbalmente hablando de "escenas fuertes". 

La banalizaci贸n que he se帽alado implica asimismo una confusi贸n fatal acerca del amor: no es 茅ste una mera efusi贸n sentimental, ni la sola atracci贸n f铆sica, sino especial y esencialmente un acto electivo de la voluntad, en el que se ejercita en pleno la libertad, una libertad l煤cida, consciente, una decisi贸n de permanencia que aquieta para siempre en el bien amado. La seducci贸n de la belleza, por cierto, cumple su papel -Plat贸n asociaba sabiamente belleza y eros- en el conjunto de la elecci贸n personal. Lo propiamente humano es que tal decisi贸n electiva sea para siempre, como signo de madurez, preparada en una educaci贸n para el respeto mutuo, la amistad sin fingimiento, la disposici贸n a afrontar juntos -茅l y ella- las dificultades de la vida tanto como las infaltables alegr铆as. Entonces cobra sentido la uni贸n sexual de un var贸n y una mujer. 

En el contexto de una recta antropolog铆a, de una idea completa del ser humano en la que se asume su realidad biol贸gica y psicol贸gica, es f谩cil comprender que el acto sexual tiene una doble finalidad: es unitivo y procreativo. El gesto de la uni贸n corporal acompa帽a, ratifica e incentiva la uni贸n de las almas. La fornicaci贸n lo convierte en una gimnasia superficial y provisoria, propia de parejas desparejas, sin el compromiso de por vida que integra la expresi贸n sexual en el conjunto de la convivencia matrimonial, con la apertura a los hijos. Una se帽al alarmante de deshumanizaci贸n se manifiesta en el lenguaje: novio-novia, ex novio- ex novia, pareja-ex pareja, ya no marido y mujer, esposo y esposa; aquello debe llamarse, en realidad, concubinato. Las consecuencias personales y sociales se pueden percibir en la orfandad afectiva -e incluso efectiva- de tantos ni帽os y adolescentes y la cantidad superior de abusos que se registra precisamente en el interior de esas formas de "rejunte", que no son verdaderas familias. Adem谩s la generalizaci贸n de las relaciones sexuales entre adolescentes no permite augurar nada bueno. Comienza cada vez m谩s temprano la banalizaci贸n del sexo. 

La finalidad procreativa del acto sexual es frecuentemente bloqueada, de modo expreso, intencional, en las fornicaciones ocasionales, pero tambi茅n en la convivencia marital. El negocio de los anticonceptivos ha ocultado la sabia disposici贸n de la naturaleza, que ordena en la mujer los ritmos de fertilidad. Todo ha sido bien hecho por el Creador, y el capricho humano se niega a utilizarlo, lo burla a su placer. La misma etimolog铆a lo esclarece de manera indiscutible: "genital", "generaci贸n", "g茅nesis" integran una familia de palabras; en griego, en lat铆n y en castellano: los 贸rganos genitales y su uso sirven para dar origen a un nuevo ser. 

Existe adem谩s -no lo olvidemos- la fornicaci贸n "contra naturam", ahora avalada por las leyes inicuas que han destruido la realidad natural del matrimonio y que se fundan en la negaci贸n del concepto mismo de naturaleza y de la noci贸n de ley natural. La raz贸n comprende que el cuerpo del var贸n y el de la mujer se ensamblan complementariamente porque est谩n hechos el uno para el otro; y tambi茅n sus almas. La discriminaci贸n de los antidiscriminadores ha llegado a l铆mites inconcebibles, como el de negar el derecho de los ni帽os a ser criados y educados por un padre y una madre; as铆 se ha visto en la entrega en adopci贸n de ni帽os a "matrimonios igualitarios". Los enciclopedistas anticat贸licos del siglo XVIII se horrorizar铆an de semejante atentado a la raz贸n. 

El laborioso remedio de una cultura fornicaria, del desenfreno, "akolas铆a" como lo llama Arist贸teles, es la "sofrosyne", la templanza, seg煤n el mismo Fil贸sofo lo explicaba en el Libro III de su 脡tica a Nic贸maco varios siglos antes de Cristo. Para nosotros, cristianos, a la destemplanza del incontinente la sana una especie concret铆sima de la templanza que se llama castidad. Aquel gran pensador observaba que hay algo de infantil, por la irreflexi贸n, en el desenfreno, en la intemperancia; y a帽ad铆a adem谩s que "se da en nosotros no en cuanto somos hombres, sino en cuanto animales". Lo propiamente humano es que la potencia sexual y su actuaci贸n se integren armoniosamente a la riqueza de la personalidad, y que ese ejercicio se desarrolle en el orden familiar. Es este el logro de la virtud. 

Tengo pleno respeto por las personas concernidas en todo lo que he dicho, y comprendo con cercan铆a y afecto sus conflictos, pero no puedo dejar de proclamar la verdad. Mal que le pese al INADI, si se entera.+