01-05-2024
"Participaci贸n y Empoderamiento"
Por Carlos A. Sortino (*) @LPparticipa

Hay un derecho no explicitado en ning煤n canon democr谩tico, pero impl铆cito en todos ellos: el derecho a la innovaci贸n pol铆tica, es decir, la posibilidad de hacer ahora lo que nadie quiso, pudo, supo o imagin贸 hacer antes.

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Lo que vale de cualquier concepto te贸rico es su interpretaci贸n pol铆tica -nunca escindida de la matriz ideol贸gica del int茅rprete- y su consecuente traducci贸n en la praxis militante. Sobre todo, cuando tomamos conceptos que nunca sus dicentes han desarrollado en formulaciones pr谩cticas. Y esta elecci贸n tampoco es rupturista respecto de la matriz ideol贸gica de quien elige.

Aclarado que ha sido este asunto, me detengo en un par de interpelaciones de N茅stor Kirchner y de Cristina Fern谩ndez, que no han tenido, desde mi humilde perspectiva, demasiado 茅xito o que han sido interpretadas de un modo distinto al que aqu铆 voy a exponer.

Dijo N茅stor alguna vez: "Ning煤n dirigente, ning煤n gobernante, por m谩s capaz que sea, puede cambiar las cosas si no hay una ciudadan铆a dispuesta a participar activamente de ese cambio". Y varias veces, Cristina ha instado al "empoderamiento" de la ciudadan铆a. Entiendo aqu铆 que el "empoderamiento" vendr铆a a ser la consecuencia de la "participaci贸n" o, al menos, su objetivo.

驴Estamos empoderados? No lo creo. 驴Estamos participando? S贸lo parcialmente.

Cito de manera textual: "Se habla de participaci贸n cuando la gente: a) asiste a reuniones; b) sale a la calle a manifestarse a favor o en contra de algo; c) de manera pac铆fica se niega p煤blica y notoriamente a comprar, hacer o decir algo que la mayor铆a considera correcto; d) vota en los procesos electorales; e) ejecuta determinadas tareas: campa帽as de alfabetizaci贸n, de vacunaci贸n, etc.; f) hace sentir su voz en una reuni贸n. 
Todas estas son, sin duda, formas de participaci贸n, pero, a nuestro entender, la principal forma es la participaci贸n en la toma de decisiones que le afecten e involucren a otros y en el control de la ejecuci贸n y mantenimiento en el tiempo de las medidas adoptadas" (Del libro "Herramientas para la Participaci贸n". Haiman El Troudi, Marta Harnecker, Luis Bonilla. http://www.rebelion.org/docs/15385.pdf).

Se habla mucho de participaci贸n, pero quit谩ndole al concepto la mitad de su significado, encerr谩ndola en el canon conservador de la democracia representativa. Y el empoderamiento del pueblo, de esta manera, no puede materializarse, simplemente porque lo 煤nico que se le ofrece es confianza en sus representantes y paciencia para lograr sus demandas. Muy poco.

Un ejemplo de lo posible

Nuestra tarea de organizar y desarrollar el Presupuesto Participativo en La Plata entre 2008 y 2013 (http://www.freppar.com.ar/index.php?sec=presup-particip) nos ha permitido observar y experimentar la rec铆proca desconfianza acumulada en las relaciones entre gobernantes y gobernados.

Pero tambi茅n hemos podido comprobar que, poco a poco, esta desconfianza puede transformarse en confianza y colaboraci贸n mutua, cuando los ciudadanos y las ciudadanas perciben que los gobernantes les prestan atenci贸n cuando hablan, les muestran las posibilidades de resoluci贸n de sus problemas y les explican las dificultades que deber谩n abordar.

De esta manera, la relaci贸n vertical gobernante-gobernado se desvanece poco a poco para dar paso a una relaci贸n horizontal, en la que las ciudadanas y los ciudadanos van transformando el mal humor de la necesidad en el buen humor de la participaci贸n en  las propuestas que tienden a su satisfacci贸n.

Todo ello implica un sinceramiento de ambas partes: nada de esto puede ocurrir si no hay predisposici贸n de gobernantes y gobernados. Tambi茅n lo hemos comprobado a lo largo de estos seis a帽os de Presupuesto Participativo.

Est谩 claro que son los gobernantes quienes tienen que dar el puntapi茅 inicial. Pero los gobernados no pueden hacerse los distra铆dos y seguir comport谩ndose como si ese puntapi茅 inicial no hubiese existido. Esta conducta es recurrente, tan recurrente como la ausencia de aquel puntapi茅 inicial.

La confianza se recupera desde el llano. Y el llano es el espacio p煤blico en el que gobernantes y gobernados se re煤nen en pie de igualdad para discutir y tomar decisiones compartidas sobre nuestra calidad de vida individual y colectiva.

El Presupuesto Participativo s贸lo es un ejemplo de lo posible. Puede satisfacer necesidades inmediatas en materia de obras y servicios p煤blicos, pero es necesario tambi茅n satisfacer expectativas de mediano y largo plazo en materia de organizaci贸n pol铆tica, econ贸mica y social. Trascender el Presupuesto Participativo significa aportar nuevas herramientas de intervenci贸n popular en la conformaci贸n de pol铆ticas p煤blicas.

Esta expansi贸n democr谩tica promueve la construcci贸n de un Estado que materialice su pretensi贸n indelegable de ser la instancia principal de protecci贸n, interpretaci贸n y realizaci贸n de las necesidades y expectativas del pueblo, sin que esto signifique que el gobierno deba hacer lo que el pueblo quiera: esto significa que hay que discutir todo entre todos y arribar a decisiones compartidas.

Socializar la Pol铆tica

La representaci贸n pol铆tica s贸lo puede ser comprendida hoy como un sistema de principios y pr谩cticas de designaci贸n de autoridades ejecutivas y legislativas, como una delegaci贸n del poder y la responsabilidad del pueblo en unos cuantos representantes. Y no puede reducirse a eso la soberan铆a popular.

Elegir a nuestros representantes en el Estado s贸lo es una peri贸dica moci贸n de orden: queremos que estas personas gobiernen y legislen en funci贸n de nuestros intereses, sin que nosotros intervengamos de ninguna manera en ese proceso (de paso, siempre le podemos echar la culpa a otro).

Pero suele fallar. Y es esta "falla" en la dimensi贸n "delegativa" (1) de nuestro orden constitucional lo que se pretende superar a trav茅s de procedimientos de participaci贸n popular en la conformaci贸n de pol铆ticas p煤blicas.

Si cualquier pol铆tica p煤blica condiciona, directa o indirectamente, la calidad de vida individual y colectiva del pueblo, la intervenci贸n popular en su planteo, discusi贸n, decisi贸n y control de ejecuci贸n, debe ser el primer principio de un Estado democr谩tico, pues ello encarna el reconocimiento de la igualdad pol铆tica y del consecuente derecho de toda persona de poder intervenir e influir en la toma de decisiones que afectan su vida cotidiana.

Por ello tambi茅n decimos que la "disposici贸n democr谩tica" de un gobierno puede medirse por la cantidad y calidad de asuntos p煤blicos que somete a consideraci贸n del pueblo y/o que permite ser instalados y resueltos por 茅l (2).

Pong谩monos en situaci贸n: en cualquier pol铆tica de participaci贸n ciudadana ponemos en juego la progresiva superaci贸n del individualismo, la fragmentaci贸n social y la desafecci贸n colectiva por la cosa p煤blica, hoy dominantes en la sociedad, lo que, a su vez, puede orientar una trayectoria de reducci贸n considerable de los m谩rgenes de discrecionalidad pol铆tica y econ贸mica de las autoridades formalmente constituidas y de quienes pretenden serlo.

Pero no hay que idealizar: cualquier pol铆tica de participaci贸n ciudadana es tambi茅n un teatro de operaciones pol铆ticas, que puede ser ganado por "aparatos" partidarios con el 煤nico fin de legitimar o erosionar socialmente al gobierno de turno. All铆 reside su debilidad. Para transformar esa debilidad en fortaleza hay una sola condici贸n: la intervenci贸n popular. Sin pueblo, no hay pol铆tica: s贸lo dominaci贸n.

Es necesario, adem谩s, comprender que cualquier pol铆tica participativa conmueve el n煤cleo fundamental de cualquier organizaci贸n: qui茅n toma las decisiones y c贸mo lo hace. Se trata de una redistribuci贸n del poder pol铆tico, que tiene los mismos efectos, en sus actores, que tiene cualquier proyecto de redistribuci贸n del poder econ贸mico.

El contexto ineludible: cualquier gobierno hace lo que puede hacer para llevar adelante sus objetivos pol铆ticos (legitimado por el sufragio popular), dentro de un contexto de pugna de intereses que se articulan en diversas estrategias que van conformando relaciones de poder que favorecen y perjudican a unos y a otros. No hay un gobierno que pueda hacer cualquier cosa de cualquier manera para perjudicar al pueblo, como no hay un gobierno que pueda hacer cualquier cosa de cualquier manera para favorecerlo

Trascender la representaci贸n. Socializar la pol铆tica. Est谩 claro que no es nada f谩cil. 

Gobierno Participado

El Gobierno Participado es una metodolog铆a de gobierno que abre sus puertas a la participaci贸n popular para el planteo, discusi贸n, dise帽o, decisi贸n y control de ejecuci贸n de pol铆ticas p煤blicas. Pero no para hacer lo que el pueblo quiera, sino para discutir todo entre todos y arribar a decisiones compartidas, a trav茅s de foros de intervenci贸n ciudadana en cada una de sus 谩reas.

Cualquier obra p煤blica debe ser dise帽ada y dirigida por ingenieros y realizada por trabajadores id贸neos. Porque esta es una cuesti贸n t茅cnica. Pero su necesidad y oportunidad deben ser evaluadas por el pueblo en forma conjunta con sus representantes, a propuesta de unos o de otros. Porque esta es una cuesti贸n pol铆tica. El mismo concepto vale para cualquier pol铆tica p煤blica: salud, educaci贸n, ambiente, seguridad, producci贸n, trabajo, etc.

Desde una perspectiva esc茅ptica o conservadora, muchos interpretan que estamos hablando de un "Estado en Asamblea Permanente". Pero no. Estamos hablando de un Estado Democr谩tico en Convocatoria Popular Peri贸dica para tomar decisiones, primero, y evaluar, despu茅s, la ejecuci贸n de esas decisiones.

驴Y qu茅 hacemos, entonces, con nuestros representantes? Lo que hacemos siempre: elegirlos cada dos a帽os para abordar las tareas ejecutivas y legislativas que les competen, adem谩s de ocuparse de la realizaci贸n de todo lo que se resuelva a trav茅s de las pol铆ticas participativas que se desarrollen, en las que deber谩n intervenir junto al pueblo.

Este proyecto pol铆tico es perfectamente aplicable al Estado municipal en el actual contexto pol铆tico, jur铆dico y econ贸mico. Significa el impulso de una deliberaci贸n p煤blica, inclusiva y transparente acerca de para qu茅 tipo de sociedad se pretende que sea apto ese Estado y cu谩les son las pol铆ticas p煤blicas adecuadas para satisfacer sus necesidades y expectativas.

Pero esa deliberaci贸n p煤blica, inclusiva y transparente que pretendemos no puede ser anterior a una gesti贸n que revierta una reducida eficacia de su estructura burocr谩tica de gobierno, una limitada efectividad de su sistema legal, una escasa credibilidad en tanto foco de atracci贸n colectiva.

Esa deliberaci贸n p煤blica, inclusiva y transparente debe ser simult谩nea, porque de otro modo estar铆amos nuevamente postergando las necesidades y expectativas de la poblaci贸n, lo que redundar铆a en la inviabilidad de aquel debate y en la reproducci贸n del Estado y de la sociedad que pretendemos transformar.

驴S贸lo se puede hacer esto en el municipio? En t茅rminos operativos inmediatos, s铆. Pero imaginen ustedes la potencia de este movimiento popular en todos los municipios del pa铆s. Es inconcebible que no empuje hacia arriba y transforme las estructuras de los estados provinciales y del estado nacional.

Supongo que nadie puede creer que una persona, o un peque帽o grupo de personas, o una organizaci贸n pol铆tica, o, m谩s a煤n, un gobierno, puedan llevar adelante f谩cilmente y en poco tiempo, no s贸lo este proyecto pol铆tico que aqu铆 se esboza, sino cualquier proyecto pol铆tico.

No. No se puede. Hace falta pueblo. No afiliados a un partido pol铆tico. No: pueblo. Porque los mandatos de nuestros representantes en el Estado no son eternos, pero el pueblo s铆 lo es. Porque una pol铆tica puede ser demolida en dos minutos con un simple cambio de gobierno (o con un infeliz golpe de tim贸n dentro del mismo gobierno), si esa pol铆tica no ha empoderado antes al pueblo, si esa pol铆tica no ha encarnado en el pueblo.

Llevar adelante un pol铆tica de tales caracter铆sticas supone, entonces, y contra la voluntad de cualquier organizaci贸n pol铆tica, gobernante o aspirante a serlo, una revoluci贸n en la cultura pol铆tica del pueblo. No hay realidad nueva con pensamientos viejos. Y no hay revoluci贸n cultural sin conflictos.

驴Puede fallar? Claro que s铆. Como todo en la vida. 驴Vale la pena el intento? Claro que s铆. Como todo en la vida.

Cito de memoria a Pierre Bourdieu: "Las teor铆as son programas de investigaci贸n que no llaman a un debate te贸rico, sino a una utilizaci贸n pr谩ctica que las refute o generalice, o, mejor a煤n, especifique y diferencie su pretensi贸n de generalidad".

S贸lo necesitamos dirigentes con marcada voluntad pol铆tica de llevar adelante estas transformaciones, una militancia preparada para sostenerlas y un pueblo dispuesto a experimentarlas. 驴Es mucho?

Sinton铆a fin铆sima

Esta exposici贸n -producto de la militancia- pretende entrar en sinton铆a con Ernesto Laclau, para quien el desaf铆o es c贸mo conectar la dimensi贸n horizontal (lo que 茅l llama "el principio de la autonom铆a") con la dimensi贸n vertical (lo que 茅l llama "el principio de la hegemon铆a").

Sostiene que "en la Argentina todav铆a no se logr贸 una confluencia completa entre el momento aut贸nomo de la voluntad de los sectores populares y el momento de la construcci贸n del Estado".

Y afirma: "Si la realidad avanza s贸lo por lo institucional, se consolidar谩 el poder corporativo. Si s贸lo avanza el populismo, no habr谩 un marco institucional para lo social" (Entrevista realizada por Mart铆n Granovsky y publicada el 21 de julio de 2013 en P谩gina/12. La entrevista completa, en: http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-224931-2013-07-21.html).

Notas:

(1) La "democracia delegativa", en oposici贸n a la "democracia representativa", es una teorizaci贸n de Guillermo O麓Donnell, que sostiene que "las democracias delegativas se basan en la premisa de que la persona que gana la elecci贸n presidencial est谩 autorizada a gobernar como 茅l o ella crea conveniente, s贸lo restringida por la cruda realidad de las relaciones de poder existentes y por la limitaci贸n constitucional del t茅rmino de su mandato".

Y dice de ella que "en realidad es m谩s democr谩tica, pero menos liberal, que la democracia representativa". A pesar de esta 煤ltima apreciaci贸n, O麓Donnell opta por la "soluci贸n liberal", en desmedro de aquella dimensi贸n democr谩tica, y describe su sue帽o representativo: "La representaci贸n implica accountability: de alguna manera el representante es responsable por sus acciones ante quienes lo autorizaron a hablar en su nombre. En las democracias institucionalizadas, la accountability no es s贸lo vertical (es decir, la implicada en el hecho de que peri贸dicamente los gobernantes deben rendir cuentas ante las urnas) sino tambi茅n horizontal. Ella opera mediante una red de poderes relativamente aut贸nomos (es decir, instituciones) que pueden examinar y cuestionar y, de ser necesario, sancionar actos irregulares cometidos durante el desempe帽o de los cargos p煤blicos. La representaci贸n y la accountability conforman la dimensi贸n republicana de la democracia: la existencia y vigencia de una clara distinci贸n entre los intereses p煤blicos y privados de los funcionarios" ("驴Democracia delegativa?", papel de trabajo N潞 172, Kellog Institute, marzo de 1992. En l铆nea en:http://www.plataformademocratica.org/Publicacoes/11566.pdf).

 Desde mi humilde perspectiva, este "sue帽o representativo", republicanismo liberal mediante, no se materializa en ning煤n pa铆s de este mundo y aparece tan s贸lo como el costado m谩s d茅bil del sistema pol铆tico que llamamos democracia representativa. Siempre el pueblo ha "delegado" en los funcionarios que elige no 煤nicamente su poder, sino tambi茅n su responsabilidad.

Y no s贸lo por "defecto propio", sino, fundamentalmente, por "virtud" de aquel sistema pol铆tico. Es la cultura paternalista de la que deriva su reticencia a participar en la "cosa p煤blica", su tendencia a juzgar y condenar a los pol铆ticos (acertada o equivocadamente) y sus intentos destituyentes, muchas veces exitosos, en pos de cambiar un paternalismo por otro, alentado por pol铆ticos y empresarios que promueven esa cultura paternalista, por la sencilla raz贸n de que es funcional a sus intereses sectoriales.

(2) Comparto la concepci贸n de Cornelius Castoriadis cuando sostiene que el objetivo de la pol铆tica deber铆a ser la libertad. Pero se pregunta: "驴C贸mo se puede ser libre si se est谩 colocado obligatoriamente bajo la ley social?". Comparto tambi茅n su respuesta: "Existe una primera condici贸n: es necesario que se tenga la posibilidad efectiva de participar en la formaci贸n de la ley (de la instituci贸n). No se puede ser libre bajo una ley si no se puede decir que esa ley es propia, si no se ha tenido la posibilidad efectiva de participar en su formaci贸n y en su instituci贸n, incluso cuando las preferencias propias no han prevalecido (...) Libertad bajo la ley -autonom铆a- significa participaci贸n en el posicionamiento de la ley" (en "La democracia como procedimiento y como r茅gimen", art铆culo publicado en Iniciativa Socialista N掳 38, febrero de 1996. En l铆nea en:http://carlosmurillo.files.wordpress.com/2011/03/c_castoriadis.pdf)

(*) Periodista. Secretario de Acci贸n Pol铆tica de Unidad Socialista para la Victoria de La Plata.