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01-08-2016 | ALTMAN ECO-OFFICE | |||
El aire más puro de Buenos Aires se respira en el primer edificio sustentable | |||
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"Un edificio sustentable tiene tres objetivos: ahorrar el máximo de energÃa y cuidar el agua, que son bienes escasos, y cuidar la calidad del aire que respira la gente que pasa allà dentro entre ocho y diez horas trabajando", dijo Moisés Altman, el ingeniero a cargo de esta construcción ecológica. El Altman Eco-office ahorra un 28 por ciento de energÃa, gracias a sus paneles solares que alimentan la red y a los vidrios herméticos de las ventanas. "Las ventanas están hechas con vidrios herméticos que evitan que el interior del edificio se caliente en verano y conservan calor en invierno", dijo Liliana Altman, quien es arquitecta, hija de Moisés, y también participó del proyecto. Estos vidrios, además de aislar de los ruidos tienen "eficiencia lumÃnica y energética", contribuyendo asà al ahorro energético. El edificio también utiliza un "50 por ciento menos de agua", ya que recoge el agua de lluvia en tanques para utilizarla, y se trata y reutiliza las aguas grises (aquellas que salen de los desagües de lavamanos y piletas de cocina). "Cuando empezamos a construir este edificio, en 2011, no habÃa ningún antecedente en el paÃs, y decidà hacerlo porque supe que habÃa una base real y cientÃfica para construir de manera sustentable, y tuve que aprenderla desde cero", comentó Moisés, quien tiene 88 años y hace 68 que construye edificios en Buenos Aires. El Altman Eco Office se terminó en 2014. "El aire que se respira en este edificio es el más puro que se puede conseguir en una ciudad", aseguró Moises, y explicó que esto se logra con una toma de aire a 50 metros de altura y con filtros ubicados en esa toma y en cada lugar hacia el que se "direcciona" el aire que luego circulará en el interior. A esto se suma "un sistema de extracción del aire viciado". Por otra parte, esta torre no contamina, ya que las plantas autóctonas -que no necesitan más riego que el de la lluvia y están presentes en las terrazas y retiros- absorben las emisiones de carbono. "Los edificios, con su normal funcionamiento, producen anhÃdrido carbónico, lo que se trata es de llevar a cero esa polución, por eso en la terraza y en todos los espacios exteriores donde se puede hay plantas autóctonas que absorben los contaminantes", explicó. Además, los motores de los equipos de aire acondicionado tampoco contaminan, ya que "filtran el aire de adentro hacia afuera y viceversa", agregó Liliana. En la terraza también hay un termotanque solar que abastece de agua caliente a todos los baños y cocinas. "Un edificio tiene que ser útil y confortable para los que viven y trabajan en él, además de que una vez construido pasa a formar parte del paisaje urbano, por centenares de años quizás, por eso tiene que tener un impacto visual agradable", dijo Moisés. Por esta razón, pidieron al artista argentino Rogelio Polesello, conocido por sus trabajos abstractos y geométricos, que diseñara una obra que abarque las dos fachadas, sobre las calles Lima y Humberto 1°. El resultado fue una serigrafÃa de seis metros de ancho y 40 de alto. Al ser consultado sobre una posible tendencia hacia la construcción sustentable en la arquitectura en Argentina, Moisés respondió: "Construir un edificio sustentable de acuerdo a las normas LEED, que rigen a nivel internacional, requiere invertir al menos un 25 por ciento más, lo que hace que sea menos rentable. Lamentablemente, no podemos hablar de una tendencia". "El mercado no reconoce (la sustentabilidad) como un valor, y tampoco hay un aliciente como pueden ser los beneficios impositivos", agregó su hija. Moisés Altman tiene 88 años, lleva 68 años trabajando y construyó en Buenos Aires 58 edificios, entre los que se destacan algunos que ha hecho ad honorem, como el de la AMIA en la calle Pasteur, el museo del holocausto y la ampliación del cementerio la Tablada. Actualmente trabaja en lo que será el edificio de la cultura judÃo argentina. |