13-05-2024
"Ahora nos falta independizarnos del fisco"
Por Belen Marty @belenmarty

Juan Bautista Alberdi solía decir que la Patria es libre en cuanto no depende del extranjero pero que el individuo no lo es en cuanto depende del Estado de un modo omnímodo y absoluto.

A 200 años de aquel día en el que el Congreso reunido en Tucumán declaró la independencia de las provincias unidas del reino de España y de cualquier otra dominación extranjera, los argentinos debemos, ahora, independizarnos del Estado argentino. Una segunda independencia que nos permita vivir (y no sobrevivir) sin su injerencia y peso sobre nuestro bolsillo y nuestras decisiones.

Independencia implica libertad del devorador fisco y de poder tomar nuestras decisiones sobre el qué hacer de nuestras vidas sin miedo a represalias. Libertad de poder disfrutar de nuestro fruto de trabajo. Libertad de la corrupción endémica que sacude a la política actual y salpica a nuestros funcionarios casi todas las semanas.

Necesitamos independizarnos de un Estado corrupto, enorme, laberíntico. Cuánto más grande su tamaño, menos libre es el ciudadano.

Políticos, sindicalistas con poder de choque, dirigentes y funcionarios con agendas personales, subsidios a empresas amigas del poder de turno, piqueteros, apropiándose del dinero de los contribuyentes para sus propios esquemas de poder. Todos quieren, buscan, anhelan saquear las arcas del Estado ya sea para sí mismos o para distribuirla como a ellos más les plazca. Un poquito por aquí y otro poquito por allá.

¿Y dónde está la moralidad de pagar impuestos? Mientras los políticos desembuchan palabras contra la evasión impositiva ellos malgastan fondos públicos diariamente. Despilfarran nuestro dinero descarada y discrecionalmente. Desde chiquitos nos cuentan que en la leyenda de Robin Hood, este les roba a los ricos para darle a los pobres cuando, en realidad, le roba a los recaudadores de impuestos y se los devuelve a los contribuyentes, dueños de esa riqueza que les había sido saqueada por el sirviente del rey.

¿Hay algo más inmoral que quitarle al trabajador el fruto del sudor de su frente?

Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) precisó que una familia argentina con un solo trabajador debe trabajar no menos de 211 días (de un total de 365 que tiene el año) solamente para pagar impuestos. Añadió que para el año 2016 la carga fiscal está entre un 47,5% y el 57,9% del salario total de una familia. Para ello, tomaron en cuenta los impuestos directos (bienes personales, ganancias, etc.) e indirectos (IVA, etc.) y de tipo municipales, provinciales o nacionales.

"La presión tributaria actual es elevada en la Argentina, y creció de manera constante en los últimos 15 años", le dijo la economista del Iaraf Sofía Devalle al diario La Nación.

Tenemos sin dudas una de las peores presiones impositivas del mundo. El economista Diego Giacomini, director de Economía y Regiones precisó en este sentido en una columna que los argentinos "tenemos el récord de alícuota impositiva como porcentaje de sus ganancias (137,3%) más que duplicando el promedio de América latina y el Caribe (51,2%)". 

Otro economista, Iván Carrino, hizo una analogía para explicar los que son los impuestos en la productividad de un país. Para él, los impuestos son como una mochila para un maratonista. Imagínese usted lo complicado (y lento) que puede ser correr una maratón con una mochila. Cuánto mayor son los impuestos, mayor es esa mochila. Además, por supuesto, de la desventaja que implica correr contra alguien (otro país) que tiene una mochila muchísimo más liviana. 

En mayo pasado el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, indicó que al Gobierno le "gustaría bajar los impuestos en el futuro", pero "no mientras la economía no crezca fuertemente". ¡Pero justamente es al revés! Un país logra crecer cuantos menos impuestos ponga sobre las empresas y sus ciudadanos.

Si esto es así, deberíamos aumentar los impuestos cada vez que la economía entra en recesión. ¿Y escucharon decir eso a algún economista serio? Obviamente no porque sería una locura y una falta de sentido común. Como bien explica la Tax Foundation de Estados Unidos existe una relación negativa entre el crecimiento económico de un país y su carga impositiva.

A los festejos por el bicentenario de nuestra independencia política de toda dominación extranjera nos estaría faltando la independencia de la dominación interna. Empecemos por disminuir el gasto público, para así disminuir entonces los impuestos y que sean los ciudadanos argentinos los que decidan a dónde quieren destinar el resultado de sus esfuerzos.

 

Por supuesto, esa tarea es mas difícil que comer torta frita sin engordar. Pedirle a un político que reduzca el gasto es pedirle que tire por la borda su capital político. A ningún político le conviene que se le reduzca la billetera estatal. Revindiquemos el poder del verdadero Robin Hood. Pero uno que tome mate. Ahí si festejemos tranquilos.

Belén Marty. Exclusivo para Cadena BA. 10/07/2016

Periodista,  Lic. en Comunicación Social (Univ. Austral), Maestrando en Economía y Ciencias Políticas (Eseade). Ex corresponsal Cono Sur y Cuba de Pamam Post.