El malgasto de los recursos públicos no es algo inherente a los argentinos. Pasa en las mejores familias, y todavía más en aquellos países con inclinaciones socialistas. Cuanto más se planifique la economía, mayor será la pobreza de sus pueblos. El socialismo no es otra cosa que coacción institucional, un sistema que coarta la libre interacción de los individuos.

Planificar la economía no parece una tarea demasiado sencilla. Los políticos y economistas encargados de desarrollar las estrategias para ver dónde se invertirán los millones de la nación tienen una responsabilidad muy pesada. ¿Invertimos en hacer una nueva ruta o un nuevo estadio? ¿Hacemos una represa o subsidiamos una aerolínea de bandera? Como los recursos son escasos, las decisiones son cruciales.

El que no parecería haber hecho una gran decisión es el gobierno de China que invirtió más de 10 mil millones de dólares en crear la nueva área de Lanzhou, una ciudad creada casi de cero que se suponía sería la estrella de la Ruta de la Seda del Cinturón Económico de China. Es el último, y para mi más fascinante, ejemplo de los elefantes blancos creados desde un Estado planificador.

Pero esta ciudad, de 315 manzanas ordenadas a la perfección, está camino a ser un verdadero fracaso. Hasta el Partido Comunista sostuvo que si no cumple el objetivo, la ciudad se usará para "agricultura moderna".

Estos elefantes blancos, muchas veces (si no todas), están empapados en escándalos de corrupción por sobreprecios o  especulaciones con las licitaciones. Además, como el dinero no sale de sus propios bolsillos, cierran sus planificados diseños con alguna obra faraónica. Por ejemplo, esta ciudad de China construyóréplicas exactas del Partenón y de la Esfinge, con el objeto de que se conviertan en polos turístico. Pero son, en realidad, monumentos al despilfarro.

Parecería que los defensores de la economía planificada desde el Estado aprendieron de Quinto Fabrio Máximo, un hábil político y general romano conocido por ganar batallas mediante tácticas de desgaste. Utilizaba una buena estrategia y el tiempo por sobre la fuerza para imponerse frente al enemigo. A pesar de que hay vastos ejemplos empíricos en la historia que demuestran que la economíaplanificada no tiene otro resultado que la escasez, la pobreza y la falta de innovación, muchos gobiernos en nuestra región se inclinan por promover esta forma de conducción.

F. A. Hayek, en su libro La Fatal Arrogancia describe las calamidades de la economía planificada y por qué es una utopía creer que puede funcionar el hecho de que una clase gobernante decida dónde invertir los recursos de los ciudadanos.

"La curiosa tarea de la economía es demostrar a los hombres lo poco que realmente saben sobre lo que se imaginan que pueden diseñar", dijo. F. A Hayeken relación a la economía planificada.

Un argumento en contra de la planificación de la economía se relaciona con el volumen de información. Es absolutamente imposible que un ministerio y las personas que trabajan en él absorban toda la información práctica que está diseminada en la mente de millones de personas. Además, como explica el economista liberal Javier Milei, los seres humanos poseen información de carácter privativo, de naturaleza tácita y no es transferible (cada persona tiene su propio un knowhow).

Más aún, cada uno de nosotros está actuando constantemente y creando, descubriendo nueva información todo el tiempo. Esa información no puede ser transferida al órgano central porque, por ejemplo, aún no fue creada o mismo ya ha sido modificada conforme pasa el tiempo. Tomamos decisiones a medida que vamos aprendiendo y aprovechando nuevas oportunidades. Nuestra información se modifica de manera continua.

Continuando con los ejemplos prácticos de esta imposibilidad teórica encontramos otros ejemplos de los llamados elefantes blancos. Este concepto de elefantes blanco viene de la época de los reyes de Siam quienes tenían por costumbre regalar un elefante blanco a sus súbditos menos queridos. Como quienes lo recibían no podían rechazar el obsequio este se transformaba en un dolor de cabeza para sus dueños pues debían gastar en alimentar al elefante y además debían dejar al resto de la población que lo venere (ya que es un animal sagrado).

Uno de los claros ejemplos de elefantes blancos, en relación al alto costo de su mantenimiento y la dificultad para privatizarlos, son los estadios mundialistas construidos en Brasil para el mundial 2014. Al menos 4 de los 12 estadios construidos para el torneo sufren de profundos problemas financieros. Uno de ellos, el Mané Garrincha, ubicado en la capital, Brasilia, es el segundo estadio más costoso construido después de la finalización del Nuevo Wembley, en Londres. El megaestadio, que requirió para su construcción un presupuesto de US$ 550 millones, hoy se utiliza como estacionamiento para más de 400 colectivos locales.

Por estos pagos también hemos sufrido del despilfarro estatal. El ejemplo quizás más escandaloso de todos es Yacireta.  Y todas las empresas estatales desde Entel a YPF están quebradas . La represas, las centrales atómicas, rutas, edificios faraónicos…

Belén Marty. Exclusivo para Cadena BA. 29/05/2016

Periodista,  Lic. en Comunicación Social (Univ. Austral), Maestrando en Economía y Ciencias Políticas (Eseade). Ex corresponsal Cono Sur y Cuba de Pamam Post.