En julio pasado vino de visita una ex jefa mía de mis épocas que trabajaba en Dubai. En uno de nuestras salidas a pasear por Buenos Aires, mientras tomábamos un café y miraba por la ventana me dijo: "los argentinos se visten muy sobrios, solo negro, gris, banco y azul". Me quedé perpleja porque tenía razón. Y añadió: "y los autos, más allá de la marca y el modelo, también. No se ven autos amarillos, verdes, rojos… ¡qué aburridos que son los argentinos!".

Era una visión pesimista de la realidad argentina pero una válida forma de analizar una sociedad. Tendrá que ver con que andamos sorteando una crisis atrás de otra y no tenemos nada demasiado por qué festejar. Creemos que toda ola que viene después será más fuerte.

Pero como dice un amigo: en realidad en Argentina se aburre el que quiere. Es un trampolín de emociones. Que sí, que no, que quizás. En una semana los porteños vimos cómo el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta suspendió toda fiesta electrónica, a como un juez prohibió a los boliches, a como se levantó la medida y finalmente se pudo salir a bailar. Todo en el medio de festejos por el día del trabajador, los pedidos de ley antidespidos, protestas de taxis por la intervención de Uber, un aumento del precio de los cigarrillos y de la nafta.

Es mucho para procesar solo en algunos días. Y nunca son buenas noticias. Pero no nos hiperventilamos (como quizás haría un suizo o un australiano) porque ya (casi) perdimos nuestra capacidad de asombro.

A dos semanas de la muerte de los chicos en la fiesta Time Wrap, el juez Roberto Gallardó falló el viernes pasado a favor de que se prohíba "toda actividad comercial de baile con música en vivo o música grabada" en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires.

Menos mal que no prohibió los cuchillos tramontina cuando se enteró de alguna herida por puñaladas o las armas por la cantidad de muertos inocentes. Así como las armas ni los cuchillos tienen la culpa, la música tampoco. Los únicos responsables son las personas. En este caso, la justicia determinará quienes fueron los responsables de la muerte de aquellos chicos.

El juez Gallardo, quién además en 2010 ordenó que se desconectara el cartel led de Coca Cola en pleno 9 de julio, tomó una medida inconstitucional. Ejercer una industria lícita está contemplado en el artículo 14 de la misma Constitución Nacional.

En lo que podría haberse transformado en un capítulo del libro del filósofo Carlos Nino "Un país al margen de la ley", los dueños de boliches el mismo viernes anticiparon que no acatarían el fallo de Gallardo.

Nino fue un profesor argentino de filosofía del derecho con trascendencia internacional, doctor en leyes y, podríamos denominarlo como un "liberal igualitario"continuando la tradición de John Rawls y Ronald Dworking. En este libro que publicó en el apogeo de su producción intelectual, este académico identificó  varias áreas en las que en Argentina existe disposición histórica a no cumplir con la ley.

Finalmente, la medida fue levantada por el juez Lisandro Fastman y los porteños pudieron disfrutar, sin infringir ningún fallo, de las salidas nocturnas.

En el medio de la tormenta, anuncian que el precio del cigarrillo aumentará en mayo más de un 40% dado que por un lado el gobierno prorrogó hasta el fin de este año la rebaja del Impuesto Adicional a los cigarrillos mientras que aumentó los impuestos internos sobre el tabaco.

Pero eso no es todo. Los políticos se sacan las plumas entre ellos para mostrar quién es el que banca más al trabajador de a pie apoyando la ley antidespidos. Pero la mayoría sabe, me informan altas fuentes del Congreso, que la ley es perjudicial para los empleados (especialmente para los desempleados y las personas menos calificadas). Los trabajadores terminan apoyando a una ley que lejos de beneficiarlos, los destierra de una estabilidad laboral.

Además de los trabajadores que piden una ley que los perjudica, tenemos ministerios de modernización (en la ciudad) que prohíben una aplicación como Uber. Quieren fomentar el emprendedurismo pero solamente en ciertas industrias. Las autoridades del Ejecutivo porteño mantuvieron férrea su postura de declarar ilegal esta plataforma y apoyaron a los taxistas en declararlos como competencia desleal.

En este cambalache lloramos todos. Coincido con mi ex jefa, los argentinos somos sobrios, pero no aburridos. Acá, se aburre el que quiere.

Belén Marty. Exclusivo para Cadena BA. 01/05/2016

Periodista,  Lic. en Comunicación Social (Univ. Austral), Maestrando en Economía y Ciencias Políticas (Eseade). Ex corresponsal Cono Sur y Cuba de Pamam Post.