13-05-2024
"La mejor política anti despido es la que no existe"
Por Belen Marty @belenmarty

"Toda la diferencia entre un mal y un buen economista es ésta: uno se limita al efecto visible; el otro tiene en cuenta el efecto que se ve y los que hay que prever". Esto decía en el Siglo XIX el economista francés Federico Bastiat.

Hoy hay dos polémicos proyectos impulsados por sindicalistas y parte de la oposición. Uno es de los diputados kirchneristas que impulsan un proyecto de ley que prohibiría despidos, e impondría la doble indemnización hasta el 31/12 y el otro está en el Senado y prohibiría despidos por 180 días.

Esto tiene su efecto visible: La reducción de los despidos de algunos de los trabajadores argentinos.

Pero, ¿cuál es, entonces, su efecto no visible en palabras de Bastiat? El efecto no visible y de efecto de mediano a largo plazo es un aumento en la desocupación. ¿Por qué? Veamos.

Si se llega a aprobar esta legislación la empresa tendrá un aumento de costos laborales. Obviamente la empresa toma en consideración el costo extra y por tanto, se reduce la demanda de trabajo.

Si la empresa decide contratar una persona extra tendrá un costo extra que aparece por esta legislación que antes no existía. Ese costo va a salir de algún lado. Como el costo de contratar a la persona sube, el empleado nuevo debería equiparar el costo con su productividad. Esta medida dejaría afuera a empresas que quieran contratar empleados de baja productividad. Si su productividad es menor (como sucede con los empleados menos capacitados) al costo, entonces la empresa no lo contratará.

El economista Gustavo Lazzari aclara: "Estas iniciativas lejos de beneficiar al trabajador lo perjudican. A quienes no están trabajando directamente las condenan a la pobreza más rígida e inmodificable".

Además, este tipo de políticas ahuyenta inversiones y la demanda de mano de obra. Obviamente empuja a muchas empresas a contratar en negro. Por que como todos sabemos si aumentan los costos, baja la rentabilidad. Con estas políticas empujás directamente a la quiebra a las compañías que tienen baja tasa de rentabilidad porque no tienen margen de maniobra. Por ejemplo, las pymes.

Hace al menos tres días, el presidente Mauricio Macri cuestionó este proyecto diciendo que estas políticas no le hacían bien al país: "No voy a convalidar ni avalar cosas que sean malas para los argentinos. Y eso es malo para los argentinos". 

Además, deteriora la confianza de inversionistas en nuestro país. ¿Quién invertiría en una Argentina que te modifica las reglas de juego cada dos por tres? Necesitamos visión de cancha para ver el bosque y no el árbol.

En este sentido, una alternativa subsidiaria es la propuesta del Frente Renovador de Sergio Massa que propone no hacer una ley anti despidos sino otorgar beneficios impositivos a aquellas empresas que decidan no despedir trabajadores.

"El plan del massismo habilita a las pymes que mantengan el personal que tenían en noviembre de 2015 a descontar impuestos por el equivalente a un salario mínimo vital y móvil si tienen menos de 5 empleados, el equivalente a dos salarios mínimos si tienen hasta 25 empleados y tres, si tienen hasta 40", explica La Nación sobre el proyecto massista.

¿Es lo mejor? No. Implica seguir metiendo mano en la contratación del personal de una empresa. La flexibilización del mercado laboral y la libertad de asociarte (o no) al sindicato que mejor te represente son la clave si queremos salir del inframundo de las altas tasas de desempleo. Que cada quien decida cómo, cuándo, por cuánto y dónde trabajar.

Los sindicalistas están escupiendo para arriba. Todos estamos preocupados por los despidos pero las soluciones que proponemos son distintas. Con coerción no llegamos a ningún lado. Ninguna ley puede doblegar la realidad.

Las únicas personas que se ven beneficiadas con las nefastas iniciativas tales como la ley de emergencia laboral no son ni los empleados en actividad, ni los actuales desempleados, ni los dueños de pymes o corporaciones más grandes. Son los políticos lobbyitas que buscarán mérito mediático a través de su retórica retorcida.

¿Quién emplearía en blanco a alguien que no puede despedir? Siguiendo con la filosofía económica del francés, "el mal economista persigue un beneficio inmediato que será seguido de un gran mal en el futuro, mientras que el verdadero economista persigue un gran bien para el futuro, aun a riesgo de un pequeño mal presente".

Dejemos de tapar el sol con las manos y hagamos adulta la conversación sobre los despidos. Es hora de que la población completa deje de ser mal economista a ser buen economista, que pase de no ver a ver.

Belen Marty. Exclusivo para Cadena BA. 24/04/2016

Periodista,  Lic. en Comunicación Social (Univ. Austral), Maestrando en Economía y Ciencias Políticas (Eseade). Ex corresponsal Cono Sur y Cuba de Pamam Post.