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"Una carta de amor y gratitud" por Marisa G. Paltano | |||
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Querida Cristina, Compañera, Hermana:
Hola, permitime que te salude asĂ, porque sos para mĂ un ser tan amado como una hermana de aquellas a las que se las quiere bien, con el alma toda.
Acabo de despertarme sin despertador, y tuve un sueño, uno, de los que uno desearĂa soñar siempre.
Como Freud decĂa, los sueños son un cumplimiento de deseo, y yo, que soy psicĂłloga, les digo a mis pacientes que vayan a dormir y dejen un anotador en la mesa de luz, que apenas despierten , lo anoten antes de volver a dormirse y actĂşe otra vez sobre ellos la represiĂłn.
Siguiendo esa lĂnea, despertĂ© y aquĂ te lo cuento, y decido hacerlo, porque no es solo mĂo, es tuyo, de NĂ©stor y de millones de compatriotas.
Soñaba que estaba en una oficina del estado, y era mi vieja oficina en YPF allá por los 80, cuando el Estado estaba en manos de los militares, y nuestra empresa era usada para beneficiar a la patria contratista, siendo expoliada para beneficio de un puñado de oligarcas.
Entonces en mi sueño aparecias Vos, enĂ©rgica, decidida, radiante y a las corridas, dispuesta como siempre a resolver cuestiones muy importantes. Como yo trabajaba allĂ, me pedias montones de cosas que tenĂa que hacer urgente, COMO SI SE ACABARA EL TIEMPO…
Empoderada de la importancia y energĂa que trasmitĂas con tu sola presencia, me ponĂa a resolverlas FELIZ, porque sabĂa que eran cuestiones para beneficio de nuestra Patria.
SalĂamos de allĂ y nos encontrábamos con unos niños que estaban bailando, me agarrabas de la mano y me instabas a que bailemos con ellos, y bailábamos sonriendo y felices con ellos.
Luego, recuerdo, que te ibas corriendo a hacer otras cosas, yo volvĂa a mi vieja oficina y me encontraba con NĂ©stor, que felicidad!
Que instante irreproducible, yo lloraba, pero lloraba de emociĂłn y Ă©l me preguntaba cálidamente y preocupado porque lo hacĂa, nos sentábamos uno a cada lado de un escritorio, y le contaba que estaba emocionada porque habĂa logrado un gran anhelo, que era ayudarte en algo, a resolver las tantas cuestiones que habĂas tenido que resolver despuĂ©s de su partida. Sola de toda soledad, sin esa muralla que era su gran espalda, le contaba cuando despuĂ©s de dos dĂas de su irreparable pĂ©rdida, Vos estabas trabajando en la Casa Rosada y yo llorando desconsoladamente en casa por Ă©l y por Vos. Admirando tu inconmensurable fuerza, valentĂa y responsabilidad.
Y rogando te librara de tanto dolor, sin quitarte las fuerzas.
El sueño continua, pero no quiero robarte más tiempo.
La interpretaciĂłn más simple y resumida de mi producto onĂrico está a la vista, extraño a NĂ©stor, ya te estoy extrañando a Vos y deseo que hoy todos los Argentinos solo recordemos como estábamos en 2003 y como estamos ahora, solo eso bastara para elegir bien.
Y añadir con alegrĂa que NĂ©stor y Vos, nos devolvieron las ganas de seguir luchando, la Dignidad, el Orgullo de ser Argentinos y de volver a ser parte de la Patria Grande, saber que todo es posible, si tenemos por delante una UtopĂa , que como decĂa Galeano, sirve para eso, para caminar , como lo hicimos, y lo haremos, todos juntos.
Compañera! Nestor y Vos, transformaron el fracaso en Esperanza para millones de compatriotas, sumando además a los más jĂłvenes, inyectándoles en la sangre las ganas y las fuerzas de militar no por intereses individualistas y mezquinos, sino con la comprensiĂłn cabal de ese breve pero gran lema que acompaña nuestro Proyecto y que nos diferencia profundamente de los cĂnicos derroteros de la derecha, y es que la Patria es el Otro.
Como militante de la Resistencia de nuestra época que fueron los años 90, y habiendo visto jóvenes morir a mi lado el 20 de diciembre de 2001 y otros tantos por luchar en piquetes por un plato de guiso en una olla popular.
No olvido, Ni perdono a los traidores del pueblo!
Ya te estoy extrañando, por eso mi sueño, por eso esta carta.
Gracias, gracias, gracias mi querida compañera!, Gracias hermana mĂa!
Te abrazo desde lo más profundo de este corazón, que te acompaña y lo hará siempre.
PD .Suelen decir que siempre detrás de un Gran hombre hay una Gran Mujer, nunca me gusto esa frase.
Yo creo que para ser Gran Hombre o Gran Mujer hay que poder caminar uno junto al otro.
No conocĂ muchas parejas asĂ. Pero cuando digo esa frase vienen a mi mente, PerĂłn y Evita, o Evita y PerĂłn y NĂ©stor y Cristina o Cristina y NĂ©stor.
Compañeros! No hay para mĂ, vinculo más potente, más hermoso y más pleno.
Este bello poema está escrito para una mujer (1) por eso te lo dedico.
No te enamores de una mujer que lee, de una mujer que siente demasiado, de una mujer que escribe…
No te enamores de una mujer culta, maga, delirante, loca.
No te enamores de una mujer que piensa, que sabe lo que sabe y además sabe volar; una mujer segura de sà misma.
No te enamores de una mujer que se rĂe o llora haciendo el amor, que sabe convertir en espĂritu su carne; y mucho menos de una que ame la poesĂa (esas son las más peligrosas), o que se quede media hora contemplando una pintura y no sepa vivir sin la mĂşsica.
No te enamores de una mujer a la que le interese la polĂtica y que sea rebelde y sienta un inmenso horror por las injusticias. Una que no le guste para nada ver televisiĂłn. Ni de una mujer que es bella sin importar las caracterĂsticas de su cara y de su cuerpo.
No te enamores de una mujer intensa, lĂşdica, lĂşcida e irreverente.
No quieras enamorarte de una mujer asĂ.
Porque cuando te enamoras de una mujer como esa, se quede ella contigo o no, te ame ella o no, de ella, de una mujer asĂ, jamás se regresa…
(1) Martha Rivera Garrido, poeta dominicana
De una militante a Otra
Marisa G. Paltano
Ciudad AutĂłnoma de Buenos Aires, 25 de Octubre de 2015.
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