Un país casi sin impuestos regresivos y precios estables. Esa panacea planteó el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, como objetivos principales de gestión de cara a la campaña electoral con vistas a las elecciones de 2015, en las que buscará la presidencia de la Nación.

No explicó cómo logrará los objetivos ni la forma en que compensará la pérdida de ingresos que plantea con la reforma impositiva, pero sí anunció enfáticamente las consignas. "En mi gobierno se va a acabar la inflación y no va a haber más Impuesto a las Ganancias para los trabajadores", afirmó, para argumentar que "no puede ser que se haya transformado en un impuesto que paga cualquier empleado, producto de la inflación".

Macri se quejó de que Argentina es uno de los países del mundo cuyo billete de mayor denominación tiene menos poder adquisitivo. "Hoy cobramos un montón de billetes de 100 pesos que valen muchísimo menos que hace diez años y la respuesta es emitir más, esto es insostenible", sostuvo.

Por esto, insistió en crear "una nueva base impositiva" porque el esquema actual "deviene de la estafa que es la inflación, entonces no te pueden cobrar un impuesto a las ganancias porque hoy los salarios tienen menor capacidad adquisitiva".

"La inflación es el impuesto más perverso que un gobierno le puede cobrar a su gente, porque es un monstruo que crece y devora a todos, primero a los que menos tienen", agregó.

Además, anunció que si llega como presidente "de entrada" va a "sacar todas las retenciones a la exportación, todas las economías regionales van a poder exportar libremente, sin restricciones y sin ningún impuesto a la exportación".